ZAPATERO CONSUELA A GONZÁLEZ

Artículo de Marcello  en “Republica.es” del 11 de junio de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Con una apostilla a pie de título:

O NOS TOMAN POR IDIOTAS, O LO SON, O SON EL ARQUETIPO DE LA HIPOCRESÍA

Luis Bouza-Brey, 11-6-10 (11 hs.)

Los pájaros tiran a las escopetas. Mire usted por donde Zapatero, el rey de la catástrofe, el que arrastra ojeras hasta las rodillas y que ha perdido por los pasillos de la Moncloa la sonrisa y el talante, todavía se permite el lujo de consolar a su maestro y mas acerado crítico interno, Felipe González, diciéndole que “nada de depre”. Es decir que estamos en momentos para la euforia y que él, el gran Zapatero, está mejor que nunca, lo que permite suponer que se ha dado un chute de algún estimulante. A lo mejor al eufórico líder del PSOE su encuentro con el Santo Padre, Benedicto XVI, en Roma le ha insuflado una enorme alegría y sosiego, o puede que Berlusconi, que lo dejó con la palabra en la boca al terminar su encuentro con el español, le haya susurrado al oído una nueva invitación a Villa Certosa, la famosa finca de las “velinas” desnudas y los sátiros corriendo por los jardines, donde estuvo Zapatero en reciente ocasión en la que pudo admirar la amorosa decoración de los dormitorios que “il cavalieri” tiene allí para recibir a sus ilustres invitados.

O sea, que Zapatero le ha tomado el pelo blanco a González diciéndole de no te deprimas –o “nada de depre”- cuando era Felipe quien, consciente de la gravedad de la situación por la que atraviesan España, el gobierno y el PSOE, pretendía provocar un cierre de filas en torno al jefe del partido al grito de “militancia pura y dura”. Y todo ello después de haberle enviado el día del ajuste social del déficit un SMS a Zapatero ofreciéndole su pleno apoyo y diciéndole que “eso si que era gobernar”.

Aunque ya veremos lo que le dura el entusiasmo a Felipe porque no hace mucho que llamó “necio” a Zapatero por tanto rectificar, y porque sabido en privado lo pone a escurrir y además existen indicios de que González podría estar al frente de una conspiración para colocar a Rubalcaba o a Solana al frente del PSOE y del gobierno, una vez que el loco de León se coma todos los marrones de la rectificación económica, la traición a la izquierda social y aquí incluida la esperada huelga general.

Bueno, bastaría que le enseñaran a Felipe el video de la última de las muchas cenas que Pedro J. –el consejero secreto del presidente- celebró la pasada semana con Zapatero en la Moncloa para que a Felipe González se le pusieran los pelos de punta, la mirada bizca y el rostro tenso y congestionado como el de un toro bravo presto para la embestida. Pero ayer, mientras Guerra lo miraba con el mayor de los desprecios, el ex presidente del gobierno quiso estar tierno y a la vez gracioso y se encontró con un Zapatero chuleta y respondón, que sigue dando la impresión de que aún no se ha enterado de la gravedad de la situación española y de su responsabilidad en semejante desastre nacional.

Es verdad que la derecha suele ser cainita y sus dirigentes no dudan en hacer daño a ellos y a su partido con tal de disputar y lograr el poder, mientras que la izquierda suele cerrar filas con suma facilidad y pase lo que pase –la corrupción, el GAL, o la crisis económica- con tal de no perder el poder a favor de la derecha. Pero lo de Zapatero de ayer fue espectacular porque se comportó como un personaje paranoico que sigue empeñado en su divina misión. Antes para ganar la guerra civil española con setenta años de retraso, firmar la paz con ETA, ser el primer amigo de Obama, acabar con el paro y convertir el reino de España en un Estado confederal, entre otras muchas locuras; y ahora porque cree que su misión es heroica y consiste dar la batalla a la crisis hasta el final estrellando si hace falta el galeón español contra los afilados acantilados, porque él es un valiente y por nada del mundo se bajará del puente de mando del gobierno español, convencido de que en sus manos está nuestra salvación cuando lo que está es nuestra perdición.

Se lo dijo Zapatero hace muy poco al presidente cántabro Revilla, mirándole fijamente a los ojos. Es decir que no se va porque eso sería de cobardes y que está dispuesto a morir con las botas puestas ¡por España! En realidad lo que le ocurre a Zapatero es que está como un cencerro y no acaba de entender lo que ha hecho, lo que está pasando y lo que está por pasar. Como no sabe que si quiere salvar España lo que tiene que hacer es marcharse ya, si es que no lo echa un día de estos su partido porque la sesión de espiritismo de ayer, en torno a la figura de Pablo Iglesias, pudo haber acabado muy mal si González, consolado y humillado por el loco de Moncloa, le hubiera respondido de mala manera y saltado a la yugular de este Zapatero que no sabe a dónde va.

Bueno, de momento a por el segundo decretazo, y la segunda huelga, Luego a por la crisis del gobierno, y más adelante ya se verá. Pero que no se equivoque porque no está solo y no por el cariño de los suyos, porque en la primera fila del espectáculo de ayer, muchos de los que allí estaban –Solchaga, Solana, Guerra- lo miraban con una cara de estupor que no presagia nada bueno. Quien sabe pero no conviene descartar que esa fiesta de Pablo Iglesias en pos de la unidad del partido y del apoyo a Zapatero podría ser el punto de inflexión de la conjura que ponga en marcha su final.