JAVIER SOLANA, A LA MONCLOA

 

 Artículo de Marcello en “La Estrella Digital” del 14.11.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El desgobierno y la falta de liderazgo, que brilla por su ausencia en el palacio de la Moncloa, están llenando de cábalas y conspiraciones los centros neurálgicos del poder socialista, que no están precisamente en el Consejo de Ministros ni en la sede de este partido en la calle Feraz de Madrid. Esos centros de poder están en los cenáculos, en los despachos de Gobelas por donde deambula Felipe González, o en la cúpula del Grupo Prisa, donde ya se ha levantado la veda de Zapatero —“va a remolque y sin rumbo”, El País dixit— a la espera de encontrar una solución a corto, medio o largo plazo.

La incógnita sobre Zapatero ya ha sido despejada: en 18 meses ha puesto España patas arriba y ha sumergido al PSOE en las encuestas. ¿Cómo solucionar el problema? Para los poderes fácticos del PSOE sólo hay tres salidas al laberinto: la primera es atar corto al presidente —como ha hecho el PSC con Maragall— impidiéndole más locuras; la segunda es ganar tiempo a ver si consigue rectificar el rumbo y sustituirlo para el cartel electoral del 2008; y la tercera y la más traumática, al estilo de lo que hizo la UCD con Adolfo Suárez, darle desde dentro un golpe de mano y obligarle a dimitir de la dirección del PSOE y de la presidencia del Gobierno, diciéndole que ya no tiene los apoyos parlamentarios suficientes para gobernar, bastaría con que la Andalucía de Chaves le transmitiera ese mensaje.

En todo caso, los poderes paralelos del PSOE ya buscan un sustituto a Zapatero. En las quinielas está, por supuesto, José Bono, que ha jugado a eso desde que perdió frente al propio Zapatero el último congreso del partido. Pero Bono no tiene el favor de Gobelas, es decir, de González, ni de Prisa, ni del guerrismo. ¿Quién entonces? Sólo queda un posible candidato: Javier Solana, actual ministro de Asuntos Exteriores de la UE.

Un Solana que tiene una especialísima relación con González y Polanco. Que se lleva a la perfección con los líderes europeos y con Estados Unidos
—otro problema aún por solucionar—, que ha sido secretario general de la OTAN y ministro Portavoz, además de ministro de Cultura, Educación y Exteriores. Y una persona que no provoca rechazo en el interior del PSOE —sobre todo ahora que parecen más lejanos los bombardeos sobre Belgrado, que él ordenó— ni en el empresariado español.

Solana es el tapado para sustituir a Zapatero a la primera ocasión, mal que le pese a Pepe Bono, que en caso de crisis intentará por segunda vez hacerse con el timón del Gobierno y del PSOE. ¿Para cuándo la operación? El tiempo juega en este plan un rol muy destacado. Ni demasiado rápido ni demasiado lento. Hay que buscar la ocasión como si de un gran espectáculo de prestidigitación se tratara. Entra Zapatero en una gran caja negra, se la cubre con el manto estrellado de Merlín, se quita el mando, se abre la caja y, ¡“ta-ta-ta-chán”!, aparece Solana con su sonrisa beatífica y dispuesto a gobernar.