COMIENZA LA CUENTA ATRÁS

Artículo de Marcello  en “Republica.es” del 23 de diciembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Ahora que están aprobados los Presupuestos de 2011 y que Zapatero se prepara para comerse el último turrón en el palacio de la Moncloa todo apunta a que la conspiración que el núcleo felipista, o vieja guardia del PSOE, ha puesto en marcha la manivela que sube la guillotina hasta lo más alto del cadalso para segar de un tajo seco la cabeza del iluso de León que caerá oronda y apepinada en el cesto que le han preparado en la trastienda de su mansión.

Rubalcaba está convencido de que el Gordo de Navidad le ha tocado a él con su posición de dueño absoluto de la situación, mientras Zapatero se pasea cual fantasma por las estancias de la Moncloa echándole un vistazo a su última Navidad en la cúspide del poder, sin imaginar los planes que le tienen preparados para su salida del poder y asomando cada cinco minutos la cabeza por el tragaluz de la más alta torre de su palacio de cartón a ver si en el horizonte aparece cabalgando Eguiguren con el borrador del último comunicado de ETA. A ver si la banda se rinde y el presidente se despide con un alegrón.

Estamos, como en los tiempos de Herodes contra los recién nacidos, en “estado de alarma”, algo a lo que nos empezamos a acostumbrar y que, por mucha paz y tranquilidad aérea que produzca, constituye otro baldón para la imagen, la confianza y la credibilidad de esta España que se despide de un nefasto 2010, pero temerosa de que 2011 sea todavía peor una vez se conozcan las cuentas y resultados de los grandes bancos, cajas y empresas, a lo que se sumará el crecimiento del paro camino de los cinco millones, otra revuelta sindical, y el buitre negro del rescate de España por los fondos de la UE que no cesa de planear sobre nuestras cabezas. El buitre que se ha convertido en un argumento decisivo de los conspiradores felipistas del PSOE.

La pregunta que se hacen los “okupas” de la Bodeguilla, donde se presume que se reúnen en secreto y a espaldas de Zapatero González, Rubalcaba, Solana, Solchaga, Almunia, Cháves, y Cebrián –los siete del patíbulo del señor Guillotin- es la siguiente: ¿caerá o no el rescate ante de los comicios municipales y autonómicos del 22 de mayo? Y la cuestión tiene su aquel porque si la respuesta es afirmativa, como lo piensan algunos de ellos, los conspiradores de la Bodeguiya pensarán que habría que adelantar, si se puede –lo que es difícil por la estrechez del calendario-, las elecciones para la el marrón de la intervención europea se lo coma el PP.

La segunda pregunta que tienen en el aire es la de: ¿debe dimitir Zapatero antes de las elecciones de mayo, para intentar salvar algunas Comunidades y ayuntamientos importantes del PSOE en esos comicios? O la cosa ya no tiene solución y es mejor que, aunque se hunda toda la capilaridad regional y local del partido y que Zapatero se vaya con viento fresco y la derrota sobre sus espaldas. De esa manera los dirigentes renovadores de ZP y los nuevos cachorros emergentes no tendrán nada que hacer, frente al poder del lado oscuro y felipista del PSOE.

La tercera cuestión sería la de matar –eso que tanto le gusta a González el nuevo consejero de Gas Felipista Natural- dos pájaros de un tiro. Por un lado forzando la inmediata dimisión de Zapatero y la investidura del astuto Rubalcaba para que sea presidente por un año y controle desde allí todo el partido. Para ello han firmado acuerdos con el PNV, CC y CiU. Y una vez sentado, como un Juan sin tierra en el trono monclovita, Rubalcaba vería si le conviene o no estampar su desgraciada figura en el centro del cartel del PSOE para las elecciones generales de 2012. Y si las perspectivas en esas fechas son tan favorables al PP como las de ahora, entonces habría que buscar a un primo con bisoñé, es decir a Bono para que se estrelle contra Rajoy.

He aquí sucintamente el nudo gordiano de la situación que ahora, que ya empieza la cuenta atrás del ocaso de Zapatero, alguien deberá desenredar, o de cortar de un tajo para que el final del zapaterismo se convierta en cruda y dura realidad.