CENA DE RUBALCABA, GONZÁLEZ, BLANCO Y BONO

Artículo de Marcello  en “Republica.es” del 27 de diciembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Este artículo de publicó el 28 de diciembre: ¿será una inocentada?

Pero si non é vero, e ben trovato.

(L. B.-B.)

 

Sí hombre sí, a Rubalcaba cara de liebre también le va la marcha y eso de la erótica del poder. Y tontea con la Salgado, como coqueteaba con Chacón o con la Trini, y hasta con Pajín y lo que se mueva a su alrededor, porque ahí donde lo ven con cara de medio abuelito y ojos de insaciable ambición el todo poderoso vicepresidente tiene su corazoncito y además se ve en lo más alto del poder, aunque solo sea por unos meses y sueña con colocar lo antes posible su foto enamorada en todos los carteles del PSOE.

Pero para alcanzar esos objetivos Rubalcaba necesita rematar la faena o mejor dicho rematar a Zapatero y obligarlo a dimitir de la presidencia del Gobierno y de la secretaría general del PSOE, cosa harto difícil porque este personaje se agarra con los dientes al poder y aunque está deprimido y más bien hundido tiene momentos de gran euforia, y se levanta como un titán y empieza a dar órdenes sin ton ni son, y a llamar a todo el mundo creando una gran confusión porque ya se había dicho, por activa y por pasiva, que el vicepresidente Rubalcaba estaba al frente de la situación e investido con todos los poderes del Gobierno y del PSOE.

¿Qué hacer? Esa es la cuestión. Y ese es el objetivo principal de la cena que hoy celebrarán en privado Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba y a cuyos postres están invitados José Blanco y José Bono, para ver como se puede llevar a cabo el “impeachment” de Zapatero sin recurrir a la camisa de fuerza y a la unidad de urgencias del hospital madrileño de la Paz.

Estos cuatro ya se vieron las caras en el pasado mes de agosto, también en secreto, cuando se apañó el golpe de mano de la crisis del Gobierno, a la que Zapatero en un principio se resistió, por lo que hubo de meterlo en el lío de las elecciones primarias del PSOE de Madrid para que se estrellara y deprimiera más de lo que estaba y finalmente entregara el poder. Luego se pensó que el fracaso del PSC en las elecciones catalanas y la declaración del “estado de alarma” –que Blanco había provocado con tanto mimo- iban a facilitar la marcha definitiva de Zapatero aprovechando la Navidad.

Pero en la copa navideña con la prensa de la Moncloa el muerto se despertó y lanzó una adivinanza a los conspiradores sobre la gran decisión que había tomado sobre su futuro y presente político y, solo conocían Sonsoles y un dirigentes del PSOE, y otra vez vuelta a empezar, porque la conspiración de volvía a desinflar. Máxime cuando tras hablar entre ellos, ni González, ni Rubalcaba, ni Blanco, ni Bono, eran el misterioso confidente del PSOE. Entonces ¿quién era?, ¿acaso la Chacón? A Rubalcaba se le pusieron de punta los pocos pelos que le quedan porque se le encendió el magín y llegó a pensar en la posibilidad de que Zapatero hiciera una declaración sorpresa a favor de la Carme Chacón, entonces llamó con urgencia a los cómplices de la conspiración para acelerar el golpe de mano y culminar la operación. Y con ese motivo los cuatro del patíbulo quedaron citados para cenar en el día de hoy, que es muy propicio porque ya Herodes lo utilizó para cortar la cabeza de los niños inocentes.

¿De qué van a hablar los conspiradores? Pues naturalmente del “Plan B” que es muy sencillo: el próximo 2 de enero entran a la vez en el despacho de Zapatero y sin previo aviso, como los tres mosqueteros de la Reina de Francia, Rubalcaba, Bono y Blanco, y le dicen al presidente: “José Luis, hemos decidido que tienes que presentar de manera inmediata y sin dilaciones la dimisión como presidente del Gobierno y secretario general del partido, por el bien de España, por la recuperación del PSOE y por tu propio bien porque estás muy necesitado de un prolongado descanso”.

En ese momento se producirá un espeso silencio y los mosqueteros, con la mano puesta en el puño de sus espadas por si apareciera la guardia del Cardenal Richelieu, estarán atentos a la mirada perdida y a los gestos de Zapatero, pero antes de dejarlo hablar o responder, Rubalcaba tomará de nuevo la palabra y acercándose lentamente a su mesa insistirá: “José Luís te tienes que ir ¡ya!, de lo contrario y al salir de este despacho nosotros tres anunciaremos nuestra propia dimisión de nuestros cargos y funciones por profundas discrepancias con el presidente del Gobierno y líder del PSOE”.

En ese momento entrará en el despacho presidencia –y según lo acordado previamente con ella- Sonsoles que acercándose a la mesa insistirá: “José Luis, has hecho todo lo que has podido, la culpa es de los mercados, el tiempo de dará la razón, pero déjalo ya. Alfredo tiene razón, así no puedes continuar”. Y colorín, colorado, Zapatero se habrá acabado y Rubalcaba se mirará al espejo de la madrastra convencido de su reforzada capacidad para enamorar: “Espejito, espejito quien es el político más guapo y más listo de España…”