LA IZQUIERDA EN EL DIVÁN

 

 Artículo de Carmen Martínez Castro en “ABC” del 29.11.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

PATXI López es algo más que el secretario general de los socialistas vascos; es el sustituto de Nicolás Redondo, no el sucesor, sino el sustituto; el recambio de un líder defenestrado. Le pusieron al frente del PSE para liquidar la alternativa constitucional al nacionalismo de Estella y cumple escrupulosamente el encargo recibido. El entendimiento democrático con Jaime Mayor le costó a Redondo su carrera política, por eso López se ha aprendido al dedillo su guión: trasladar a Euskadi el modelo catalán. Lo explicó de manera precisa en sus declaraciones del domingo a este periódico: «Se ha llegado a un acuerdo en Cataluña en el que no está el PP». Ese es el modelo catalán; el modelo de Tinell, que curiosamente se fraguó después de las autonómicas vascas de 2001.

Algunos de los responsables de la cacería política organizada entonces contra Redondo Terreros se muestran hoy horrorizados por las consecuencias nefastas de su estrategia; intentaron expulsar al PP de la normalidad democrática y se han encontrado rehenes de Carod-Rovira y de ETA. Ahora claman contra la centrifugación de España, la ruptura de la solidaridad territorial o las reformas constitucionales de tapadillo; ahora se preocupan por las encuestas en caída libre, cuchichean su malestar por los pasillos, pero, lejos de admitir su gravísimo error, prefieren atribuir a los populares el origen de sus desgracias; Pepe Blanco les ha llamado anticatalanes y la vicepresidenta Fernández de la Vega ha pujado más alto con un rotundo «antipatriotas». Lamentablemente, lo más antipatriótico de este triste asunto no son las críticas de Acebes, sino la sucesión de acontecimientos.

Carod-Rovira se reunió con Josu Ternera y Mikel Antxa en enero de 2004 en Perpiñán; quince días después ETA anunció su tregua selectiva para Cataluña. A pesar de estos precedentes, Zapatero no tuvo reparo alguno en hacer de ERC su socio parlamentario favorito. Hoy el Pacto Antiterrorista es un recuerdo para nostálgicos, el proyecto de Estatuto catalán ha resultado de un soberanismo desafiante y ETA, en su último comunicado, exige el reconocimiento de las naciones vasca y catalana. El círculo no se ha cerrado todavía, pero está a punto de hacerlo.

El modelo catalán, que iba a ser la solución para nuestros males territoriales durante los próximos 25 años, nace en medio de una locura de boicots comerciales de ida y vuelta, comités de vigilancia lingüística, denuncias de corrupción y afrentas a la Corona. Pero, increíblemente, a Patxi López le encanta. Los hay menos entusiastas. Miles de socialistas intuyen el horizonte siniestro al que nos conduce esta política, pero se consuelan y se justifican como pueden: han convertido la defensa de la Constitución en un acto de catalanofobia. El caso es huir. De la realidad y de las responsabilidades.