ELLA SIEMPRE DICE NO
Artículo de C. Martínez Castro en “ABC” del 06.05.06
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
AL final ERC ha sido leal a su
pasado y a su futuro. Después de mucho ramonear hemos asistido al penúltimo de
los despropósitos que han jalonado la tramitación del Estatuto de Cataluña: ERC
pedirá oficialmente el "no" en el referéndum. Para escándalo general y algún
bochorno particular los republicanos han hecho honor a su naturaleza y a ese
"caganer" convertido en símbolo nacional de la Cataluña que se resiste a la
dominación de las muñecas flamencas y los toritos "kitch"; en pleno belén
estatuario los chicos de Puigcercós se han aflojado el cinturón y han dejado su
rastro orgánico e indeleble en la traca final de un proceso que ha superado la
más disparatada de las hipótesis que una mente calenturienta hubiera llegado a
imaginar.
Una vez que nos hemos rasgado las vestiduras y hemos concluido por enésima vez
que el tripartito de Maragall se ha convertido en un fenómeno casi paranormal en
el mundo de la política, la segunda lectura de este "no" de ERC apunta a que
estamos ante la consecuencia lógica, racional y casi necesaria de todo este
absurdo proceso. El Estatuto existe porque lo pactaron Zapatero y Artur Mas en
Moncloa. ERC y Maragall quedaron claramente desautorizados pero a diferencia del
Molt Honorable, ERC puede mostrar su cabreo y negarse a poner la rauxa al
servicio del seny de terceros.
Se trata de algo más hondo que un mero pateo de malestar o un síntoma de la
lucha a muerte entre Carod y Puigcercos; al fondo de ese "no" late el
soberanismo onanista y estéril del nacionalismo llevado a sus últimas
consecuencias. Nada es suficiente para el mito de la Cataluña soñada: el
Estatuto, los presupuestos o la gobernabilidad sucumben ante la voracidad del
símbolo. Nada que no sea la independencia es suficiente para esa Cataluña mítica
y victimista. El "no" de ERC al Estatuto es el "no" a España, incluso a una
España tan apaciguadora, meliflua y entreguista como la de Zapatero: no hay
entendimiento posible con quienes se irritan ante la visión de un inocente
torito de fieltro. Está en su pasado y es su único futuro.
Después del sainete catalán ahora toca participar del espejismo, para algunos
repugnante, de la paz con ETA; el final de un proceso ambidiestro que nos
anticipan las sonrisas futuristas de la socialista Gema Zabaleta y la batasuna
Jone Goiricelaya. Pero más valdría tomar la decisión de ERC como un aviso sobre
la naturaleza de estos nacionalismos de extrema izquierda con los que el
presidente Zapatero se siente tan cómodo. La gran diferencia es que la bronca
entre Carod y Puigcercos la contaremos en votos mientras que la lucha entre
Txeroki y Josu Ternera la acabaremos midiendo en sangre.