BONO, EL "ÚLTIMO DE FILIPINAS"

 

 Artículo de Antonio Martín Beaumont  en “El Semanal Digital” del 22.11.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

22 de noviembre de 2005.  Hoy martes se cumplen 107 años exactos de la muerte del capitán Enrique de Las Morenas. Para los españoles del siglo XXI un desconocido, pero un héroe en su tiempo: fue el oficial que protagonizó la resistencia de Baler, en Luzón, contra la invasión norteamericana y la insurrección tagala de 1898. El jefe de los "últimos de Filipinas", hasta ahora olvidado, vuelve a estar de moda gracias a José Bono.

Y es que el ministro de Defensa anda estos días de largo viaje por Oriente, en el que ha conmemorado a los defensores de Baler, a los caídos de la guerra del 98, a los marineros de Cavite y a Legazpi, fundador de Manila. Bono se nos ha vuelto a envolver en la bandera roja y gualda española, que es su particular señal de identidad en el seno del PSOE; y ha vuelto a alejarse de Ferraz y de La Moncloa, donde no soplan buenos vientos para él.

No anda despistado Bono. Ante el deterioro de la imagen de Zapatero, PRISA en general y El País en particular andan buscando salidas alternativas a los "berenjenales" en los que se ha ido metiendo el presidente del Gobierno. Pero no les gusta para nada la idea de que Bono -el ministro mejor valorado según el último barómetro del CIS- se postule como "recambio de emergencia" a La Moncloa. Si hay que reemplazar a Zapatero en algún momento, Bono tiene sus bazas en la gente, pero no en el "aparato" ni tampoco en el entorno de Polanco, donde –cuentan- se prefiere a Javier Solana.

Así que Bono se va de viaje -"publicitario", dicen- mientras sus "compañeros" remueven las relaciones con Estados Unidos por los vuelos de la CIA, y mientras se agrian las relaciones entre Defensa y el Ministerio del Interior de José Antonio Alonso, con el que nunca fueron muy buenas.

Bono sabe que en caso de debacle de Zapatero él está bien situado de cara a los ciudadanos, pero no frente a los "poderes fácticos". Así que se pone de perfil mientras ellos le mueven discretamente el sillón. Ir a Filipinas no es una huida, sino una estrategia. Solana es para los españoles de 2005 poco más que un lejano recuerdo, una cara amable y distante; Bono es todo lo contrario. Por eso marca las distancias con su propio Gobierno y con los medios teóricamente afines.