DE MAL EN PEOR

Las mociones de censura no son solo para ganarlas; sino para poner en evidencia la torpeza de un Gobierno

Artículo de Manuel Martín Ferrand  en “ABC” del 12 de abril de 2011

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Los sondeos electorales tienden a ser más imprecisos y menos fiables cuanto más próxima está la fecha de los comicios que se tratan de escrutar. El revuelo y el ruido que provocan las campañas nos confunden a todos y, según sea la devoción de cada elector potencial, pueden influirle la confianza en el éxito o la tribulación por la hipótesis del fracaso venidero. Hace solo unos meses parecía rotunda la próxima victoria del PP en las elecciones autonómicas y municipales de dentro de cuarenta días e incluso, con mayoría absoluta y todo, en las legislativas del año que viene. El pronóstico sociométrico se completaba entonces con la observación del fracaso, objetivo y mensurable, de las políticas de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero, de repente, desde que el decadente líder socialista anunció su retirada, las cosas ya no están tan claras y el PSOE, responsable único de la catástrofe en la que nos hemos instalado, parece reanimarse.

Este pasado fin de semana, El Mundoha estimado, con una encuesta de Sigma Dos, que el «lastre» de Zapatero es de 9 puntos y, en consecuencia, el PSOE reduce a la mitad la distancia que, en expectativa de voto, venía separándole del PP. Para quienes, a la vista de su política y la escasez de sus líderes, entendemos como no deseable una continuidad socialista en el Gobierno de España y, por ampliación, en algunas Autonomías y en muchos Ayuntamientos encastillados en el puño y la rosa, la variación demoscópica resulta inquietante. Ya no está tan claro el pronóstico electoral inmediato y menos aún el más lejano de las legislativas.

Son varios los lectores de ABC que, además de honrarme con su atención, reprochan mis observaciones críticas frente al PP. Es, desde siempre, el precio de la independencia; pero, cuidado, no conviene confundir los deseos con la realidad. Mariano Rajoy no es una fábrica de hacer amigos y, si las próximas victorias del PP no lo son con mayorías notorias, no llegarán al Gobierno. Eso exige un esfuerzo complementario de doble contenido, la búsqueda de entendimiento con los afines y un mayor señalamiento crítico de los errores del adversario con el argumento demoledor de la propuesta alternativa que se guisa en las cocinas de la calle Génova. De ahí la insistencia, ya vieja, que algunos mantenemos sobre la moción de censura a Zapatero. Algo que Rajoy desdeña con comodona displicencia. Las mociones de censura no son solo para ganarlas; sino, sobre todo, para poner en evidencia la vaciedad y torpeza de un Gobierno y presentar la potencialidad de la alternativa. Un zapaterismo futuro, sin Zapatero, es lo único peor que lo actual.