LA IRRESPONSABLE PASIVIDAD DEL PP

Artículo de Manuel Martín Ferrand en “La Estrella Digital” del 27 de julio de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

"Ahora podemos vivir sin brujos,

dentro de unos años

sabremos hacerlo sin políticos"

(Fernando Fernán-Gómez)

Serán pocos los españoles, incluso devotos del socialismo, dispuestos a admitir a José Luis Rodríguez Zapatero como un gobernante entregado a los intereses de la Nación y el bienestar de los ciudadanos. Zapatero, el de las ocurrencias, es un líder mediocre, fruto de una circunstancia adversa en el seno del PSOE y que siempre parece dispuesto a anteponer su continuidad en la Moncloa al bien común. Esconde una soberbia patológica bajo un manto de talante bondadoso que, llegadas las ocasiones, se sublima y desaparece. Es un sectario, incapaz de sentirse responsable de un Gobierno para todos los españoles y que, en una pirueta propia para el análisis psiquiátrico, pretende en el siglo XXI que su abuelo gane la guerra que perdió cuando el XX no había cruzado su ecuador. Armado con una piqueta federal, tiene lo obsesión de una España confederal y, en aras de una mal entendida "memoria histórica", quiere darle la vuelta a una tortilla que ya ni siquiera está en el fuego.

Señalo lo de más arriba para poner en evidencia la irresponsable pasividad con la que, ensimismados en sus problemas internos, los líderes del PP se enfrentan al papel que les toca interpretar.

Acabamos de asistir a la ruptura del "diálogo social" con el que el Gobierno de Zapatero, una vez más, trataba de distanciarse de su responsabilidad. Lejos de crear un marco para la salida de la crisis, el de León confiaba en que los "agentes sociales" dejaran de defender sus intereses. Y, para mayor perversidad y juego sucio, en ese "dialogo" el Gobierno ha formado pandilla con las fuerzas sindicales, especialmente con UGT, sin ejercer la función arbitral que le sería exigible en perjuicio de la CEOE. ¿Cuál ha sido la postura de Mariano Rajoy, monopolista de la oposición?

El PP, atribulado por el 'caso Gürtel' y sus concomitantes, se limita a contemplar su propio ombligo y a dolerse de sus cuitas. Mientras Zapatero atribuye a los empresarios el fracaso de su proyecto -tan ridículo, tan inconsistente-, Rajoy y sus barones económicos guardan silencio. Parecen tener más prisa que el mismísimo Gobierno en irse de vacaciones y esperar que el verano, con la calor, ejerza como bálsamo desmemoriado.

¿Cómo es posible, desde un partido que se postula como alternativa, que un bolso de Rita Barberá o unos trajes de Francisco Camps consigan desviar la atención de los asuntos fundamentales? En un momento en el que más de un millón cien mil familias padecen el paro de todos sus integrantes, dentro de un marco apocalíptico del dieciocho por ciento de parados, el PP no desempeña el papel que le corresponde. Cuando menos, el pataleo. Que conste y se evidencie la incapacidad gubernamental.

Las mañas de la propaganda socialista están consiguiendo que la ciudadanía no advierta los errores, las dejaciones y el matonismo grandón del Gobierno; pero ello no sería posible si en el PP alguien supiera lo que hay que hacer y pusiera manos a la obra. Si el magistrado Francisco Monterde, en cuyas manos está el 'caso Gürtel', deja pendiente el asunto para después de las vacaciones y no archiva el caso o solicita del Senado el suplicatorio del todavía tesorero del partido, Luis Bárcenas, cabe temer que Rajoy y su equipo continúen inmovilizados. O no saben qué hacer o, peor, lo saben y no pueden hacerlo.

Malo es para la Nación un Gobierno incapaz de fajarse con los problemas reales y buscarle soluciones pragmáticas, no doctrinarias; pero es peor todavía, y tiene más alcance de futuro, una oposición dubitativa, indecisa, atomizada e incapaz de reaccionar ante los desmanes de quienes sólo parecen buscar su perpetuidad en el poder.

El momento, sin paliativos, es catastrófico. El Gobierno no actúa como debiera, con decisiva responsabilidad y con coartadas ideológicas, y el PP, la única oposición fáctica, no quiere darse cuenta. ¡Socorro! A la vuelta de las vacaciones -otro gesto más de irresponsabilidad compartida por unos y otros-, la situación será más desesperada. Con el PSOE no cabe la esperanza, ¿habrá reaccionado para entonces el PP de Mariano Rajoy?