Artículo de M. Martín Ferrand en “ABC” del 12-1-10
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
EL
decadente José Luis Rodríguez Zapatero confiaba en que su semestre al frente de
la UE elevara la altura de su pedestal político; pero, recién comenzados los
festejos, los diarios más solventes del Continente han subrayado su vaciedad y
ridiculizado su actitud prepotente. Al líder socialista le ha salido el tiro
por la culata y debe de tener herida su propia estimación y, en lo posible,
disminuida su patológica manía de grandeza, la que le lleva de desoír todas las
voces que no canten su gloria, ensalcen su talante y aplaudan su estática
conducta. A mayor abundamiento, cuatro notables premios Nobel de Economía,
escandalizados ante la hipótesis de una Europa liderada por Zapatero, se han
apresurado a destacar los puntos flacos de la política económica que se deduce
de las escasas medidas correctoras que anuncia el Gobierno.
Los
hermeneutas del socialismo español, la mayoría de ellos encuadrados en la
familia felipista, dan muestras de inquietud. Pudiera
ser por razones patrióticas; pero, seguramente, se trata de algo de menos vuelos
y mayor practicidad: el miedo a perder el poder y el propio empleo. La encuesta
que el domingo publicaba El País, más cerca del pasado que del futuro, era la
confirmación sociométrica de la decadencia de
Zapatero y, aún con ventaja electoral del PP, también la de Mariano Rajoy. Sin
embargo, ya se reflejaban en ella los primeros rayos de una nueva estrategia de
un PSOE que, siempre más diligente que los amigos de la gaviota, parecen
aprestarse por si vinieran mal dadas, a una drástica sustitución del líder
actual con vistas a las legislativas de 2012.
José
Blanco, sin venir a cuento, dice y repite que los socialistas españoles no
contemplan otra hipótesis electoral que la de Zapatero como cabeza de lista en
Madrid y, sólo con eso, ya hay razones para la sospecha. Los acontecimientos,
la demoscopia y el admirable sentido grupal del socialismo han contribuido en
los últimos días al lanzamiento de la figura del actual ministro de Interior,
Alfredo Pérez Rubalcaba, como posible sucesor de Zapatero en las aspiraciones
del PSOE para el mantenimiento del contrato de inquilinato de La Moncloa. Sin
duda Rubalcaba es un personaje de mayor estatura personal, mejor experiencia
política y prestigio público que Zapatero; pero, ¿a qué vienen esas prisas por
recordarlo precisamente ahora? Algo se mueve en el PSOE y lo mueven los viejos felipistas