QUO VADIS CATALUÑA

 Artículo de Carina Mejias en “El Mundo” del 01 de febrero de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

La autora denuncia que la debilidad del Gobierno de Montilla es el campo de cultivo de los excesos de Carod-Rovira y su política exterior, que despliega sin complejos y con un gasto importante sin justificación en la época de crisis que afecta a la ciudadanía

Con la aprobación del Estatuto de Cataluña, las competencias en materia de política exterior, hasta ese momento, exclusivas del Estado, sufrieron un grave zarpazo, al que el Gobierno español no pareció dar importancia.

Desde entonces hasta ahora, el Vicepresident Carod-Rovira, ha desarrollado una activa campaña de participación en los foros de Naciones Unidas, con el objetivo de internacionalizar la lucha por la independencia de Cataluña y la creación de diversas delegaciones en el exterior. Una situación comprometida, que debilita las relaciones exteriores de España, al no contar con una única voz que defienda nuestros intereses en el ámbito internacional de manera coherente.

Carod-Rovira sabe que es el momento de aprovechar la ocasión que le brinda un Gobierno del Estado débil, inseguro y desbordado por la crisis y el paro, así como su posición de socio mayoritario en el Gobierno catalán, compartimentado, descohesionado y ridículo, que le otorga la cuota de poder suficiente e indiscutible, para llevar a cabo sin cortapisas sus objetivos políticos.

Nada detiene al hábil vicepresident de desplegar su política exterior, que lejos de arredrarse ante el alud de críticas que recibe de la oposición, de las reiteradas exigencias de políticas de austeridad en tiempos de crisis, o del elevado coste de las delegaciones, continúa en su empeño y anuncia la apertura de nuevas delegaciones en países como México o Argentina.

La Generalitat ha aumentado un 63% el presupuesto para embajadas y misiones exteriores respecto al año anterior, pasando de 1.351.250 euros en el 2008, a 2.204.490 en el 2009, dinero que sale del bolsillo de todos los catalanes, y que bien podíamos haber invertido en cosas mucho más productivas, a lo que hay que añadir el nepotismo en algunos de los nombramientos de sus representantes, como el del hermano Apel·les Carod, en la delegación de París o el último nombramiento de Andrew S. Davis, en la delegación de Nueva York, que tiene acreditada una larga defensa de las tesis independentistas a lo largo de su trayectoria académica, dentro y fuera de Cataluña.

Vivir en la inocente creencia de que esas delegaciones responden al tradicional carácter emprendedor y comercial catalán, es algo de lo que debemos desconfiar.

La delegaciones en Londres, Paris o Berlín, significativas capitales Europeas, no pueden aportar nada que no pudiera obtenerse a través de las habituales misiones empresariales de las cámaras de comercio, o de una eficiente labor del COPCA para la internacionalización de nuestros productos en el exterior.

En los mismos días en que se producía la toma de posesión del presidente Obama, en un acontecimiento de trascendencia histórica y una movilización social sin precedentes, el pretencioso vicepresidente del Gobierno catalán, contraprogramó con la inauguración de su embajada en Nueva York, en el emblemático edificio del Rockefeller Center, en pleno corazón de Manhattan.

La delegación de Nueva York, está lejos de pretender impulsar relaciones económicas, que tienen ya años de tradición entre nuestras empresas y diversos centros de negocios o culturales, mediante cátedras en centros universitarios de EE.UU. que divulgan la lengua y la cultura catalana o española, nada que no pueda hacerse a través de convenios con los Institutos Cervantes o Ramón Llull.

En tan sólo dos años se han abierto cuatro delegaciones, en significados destinos del mundo occidental, cuyo coste sobrepasa lo tolerable, ante la perplejidad de nuestro debilitado cuerpo diplomático, a quienes se invita por cortesía, obligándoles a ser testigos mudos del acontecimiento y que les produce una irritante indignación, ante las actitudes de menosprecio, la ausencia de símbolos oficiales y las constantes actitudes de deslealtad hacia España. La presencia de los representantes catalanes se contradice además, con el Tratado de Lisboa, que aspira a tener un servicio diplomático europeo.

La justificación del despliegue, no es otra, que aprovechar la debilidad del Gobierno Español, para lanzar una ofensiva que se encargue de inseminar en las instituciones internacionales, la semilla del independentismo. Extender la idea de que Cataluña es una nación reprimida en su lengua y su cultura, económicamente expoliada, que vive bajo el yugo español, y esperar el momento propicio en el que utilizar la ayuda internacional para liberarse, siguiendo el ejemplo de otros países que así lo hicieron, como Croacia o recientemente Kosovo en declaraciones unilaterales.

Carod no pierde el tiempo, y avanza en sus objetivos, sin prisa, pero sin pausa, en un atropello constante a los intereses internacionales de España.

La presencia estos días en Barcelona del presidente de la Eurocámara, Hans Pöttering, y su participación en distintos foros de debate político, ha puesto en un aprieto al Presidente Montilla, ante la persistente reivindicación del uso del catalán en las instituciones europeas, como único tema de preocupación política. Asimismo, Pöttering, ha dejado expresa su idea de que la reivindicación soberanista de Cataluña no tienen ningún futuro: «Mi consejo es encontrar soluciones en la estructura de los Estados y las naciones que ya existen, de lo contrario estaríamos debilitando Europa». Así de claro. Al gobierno de Zapatero debería empezar a preocuparle.

Carina Mejías es diputada del Partido Popular en el Parlament