SECTORES DEL PSOE PIDEN A RODRÍQUEZ ZAPATERO UN CAMBIO RADICAL ANTE ETA

 

 Artículo de M. Fernández en “La Gaceta de los Negocios” del 5-6-06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

El diálogo con la banda terrorista ETA no sólo ha enfrentado a PSOE y PP, sino que ha abierto fisuras dentro de los propios partidos.



 LAS aguas bajan revueltas en los dos principales partidos del país. Tanto en el PSOE como en el PP comienzan a oírse con fuerza las voces de los críticos contra la política seguida tanto por Zapatero como Rajoy alrededor del denominado “proceso” de tregua. Mientras que al presidente del Gobierno se le critica tanto desde dentro como desde fuera de su partido por saltarse los principios fundamentales del Estado de Derecho tras refrendar públicamente la próxima reunión oficial entre el PSE y la ilegalizada Batasuna, el dirigente popular también ha recibido las primeras críticas internas por dejarse engañar por el presidente del Gobierno y por su tibieza en el Debate de la Nación.

Confusión. Caos. Presiones. Desorientación. Rectificaciones...Y, sobre todo, división, una gran división en el mundo político. Pero no entre partidos, sino en el interior de los principales partidos —sobre todo en el Partido Socialista— sería el resumen de la nueva fase en la que ha entrado el denominado “proceso”.

Las últimas declaraciones del ex presidente del Gobierno, Felipe González, sobre el papel de Rodríguez Zapatero al frente del Ejecutivo y más concretamente en relación a la tregua de ETA, son solamente la punta del iceberg de una corriente crítica que comienza a conformarse dentro del PSOE. Ya no son solamente Rosa Díez o Nicolás Redondo los que se enfrentan abiertamente con las decisiones que se toman desde Moncloa; otros destacados dirigentes socialistas comienzan a organizarse y dejar oír su voz, aunque de momento no quieren dar la batalla en la opinión pública. El anuncio del presidente del Gobierno (previo adelanto de Patxi López) de que el PSOE se reuniría con Batasuna ha provocado en estos dirigentes socialistas un auténtico maremoto al entender que se está cediendo a las pretensiones de los terroristas. En estos sectores no se explican las prisas por poner en marcha el proceso y la desorientación general a golpe de improvisación permanente con que se toman las decisiones en Moncloa. Las mismas fuentes consultadas por La GACETA ven en este nuevo giro una claudicación en toda arregla a las últimas amenazas del entorno abertzale. “Ya pueden estar contentos los de Batasuna. Seguro que están tomando buena nota porque desde luego sus advertencias están surtiendo efecto. Han comprobado que sus impulsos provocan una reacción inmediata en el Presidente”, afirma un destacado dirigente socialista.

Buena prueba
El mitin de Baracaldo habría sido una buena prueba a juicio de este veterano militante. Se producía después de la entrevista de Gara y de varias declaraciones de dirigentes de Batasuna advirtiendo del momento difícil del “proceso”. Días después, cuando se acercaban las fechas de comparecer ante la Audiencia Nacional, Joseba Permach advertía de nuevo de que su eventual encarcelamiento pondría al borde del colapso el propio “proceso”. Estas circunstancias parecen haber marcado el nuevo escenario de juego en el que Zapatero va a remolque. “Es un disparate todo lo que está sucediendo. Zapatero ha intentado fijar el calendario y lo cierto es que el ritmo lo está marcando la izquierda abertzale le guste o no le guste al Presidente”, comenta otro miembro del Partido Socialista para quien el asunto del mal llamado proceso de paz está demasiado cogido con alfileres.

Desde otros sectores del PSOE se va más lejos y se critica sin tapujos el excesivo personalismo de Zapatero y su incontinencia verbal. Entiende que no se están haciendo las cosas bien y que el presidente del Gobierno está abocando a su partido a una gran crisis interna de consecuencias imprevisibles que sucederán antes o después.

Los representantes de ese sector creen que hay demasiada improvisación, que no se puede cambiar de discurso en apenas 24 horas y además, utilizar un argumento que da la impresión de que a los propios votantes del PSOE se les intenta tomar por tontos. Y segundo y más importante es que se interpreta este anuncio, sobre todo por el momento elegido para hacerlo, como una gran presión institucional, de la presidencia del Gobierno, al juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska. El anuncio de Zapatero coincidió con la toma de declaración a Otegi y al resto de dirigentes de Batasuna. Pero es que además, para que no hubiera confusiones, el líder socialista José Blanco también lanzó un aldabonazo al juez para evitar que se produjera un encarcelamiento. Por si las moscas, la fiscalía ha presionado a muerte para evitar la cárcel de Otegi.

¿Y todo por qué? Porque el Gobierno había lanzado ya un mensaje a la organización terrorista de que tenía controlado el proceso judicial y que no se iban a producir encarcelamientos. Por este motivo, hasta el último minuto las presiones sobre el juez fueron enormes. Pero no sólo a nivel público. Según ha podido saber este periódico, fueron muchos los representantes del mundo judicial y político, con acceso a este magistrado, que en privado le han trasladado la necesidad de no encarcelar a Otegi ya que se pondría en peligro el denominado “proceso”. O sea, el mismo mensaje que lanzó en rueda de prensa Joseba Permach por el que fue llamado a declarar por Marlaska.

El Gobierno había detectado durante los últimos 10 días que el proceso estaba entrando en barrena, que el sector más duro y crítico con el alto el fuego permanente en el seno de la organización terrorista estaba ganando terreno e, incluso, había lanzado un ultimátum para presionar a los negociadores. El cruce de mensajes entre el Gobierno y ETA en los últimos días ha sido intenso. El Ejecutivo le hizo llegar a la organización terrorista que no iba a haber problemas, que no existe retraso y que iban a ver públicamente como el Gobierno estaba comprometido plenamente para sacar adelante el proceso. Ese gesto fue claro y contundente: habrá contactos entre el PSOE y Batasuna antes de que ésta condene la violencia. Porque aquí está el siguiente paso: Batasuna condenará la violencia, sí, pero toda clase de violencia que se produzca desde ese anuncio. Es decir, se mostrará en contra de cualquier tipo de terrorismo pero sólo desde ese día. Todo lo que ha pasado en los 40 años anteriores pasará de largo. Y ese compromiso, y esa condena de la violencia, será suficiente para que el Gobierno dé el primer paso y apueste por legalizar a los batasunos para que se puedan presentar a las elecciones municipales y autonómicas.

Por todas estas circunstancias, el “proceso” ha iniciado otro nuevo tiempo que en este caso va a ser mucho más breve que el anterior, puesto que la siguiente parada, el siguiente hito, será la comparecencia de Zapatero en el Congreso este mismo mes de junio, comparecencia que ya nadie considera necesaria puesto que Zapatero se ha concedido el permiso el mismo para hablar ya con ETA y todo su entorno.

Antes, el Congreso tendrá que votar una resolución presentada por el PP sobre ETA, en la que propone no pagar precio político y respeto para Navarra. Esta resolución no tendrá el apoyo de la mayoría y servirá, en todo caso, para que una vez más se reflejen las diferencias entre el PP y el PSOE.

Unas diferencias que esta semana han provocado también una fuerte contestación interna en el seno del propio Partido Popular. Rajoy no puede seguir dejando que se traslade a la opinión pública la imagen de que Zapatero “le está toreando. De que no se entera de nada.

Y aunque Mariano Rajoy no quiere perder los nervios, según las fuentes consultadas en estos momentos se siente engañado por el presidente del Gobierno. Pero no quiere caer en la provocación. Sabe que el PSOE busca el enfrentamiento con él y así acusarle posteriormente de la imposibilidad de posibles acuerdos entre los dos grandes partidos en materia antiterrorista. El quiere apurar las posibilidades y dejar siempre constancia de que es Zapatero el que está provocando el alejamiento de los dos grandes partidos. El tiempo corre a su favor. Es Zapatero el que tiene que ir demostrando día a día cuál es el camino que está siguiendo. Y Rajoy sabe que incluso dentro del PSOE el presidente tiene grandes problemas para explicar cuáles son sus líneas maestras.

Romper ya
Pero Rajoy también está sufriendo una gran presión dentro de su partido. No son pocos los que piden a gritos sangre, metafóricamente hablando. Quieren romper desde ya. Quieren negarse a que se reúna el pacto antiterrorista. Quieren acudir a los tribunales para denunciar los contactos que ya han existido entre el PSOE y Batasuna y los futuros que se produzcan. Recuerdan que, por sentencia del Tribunal Supremo, ETA y Batasuna es exactamente lo mismo. Pero hasta ahora, lo que más daño le está haciendo esta semana a Zapatero es la voz de las víctimas: todas, de forma unánime, con la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo a la cabeza, la socialista Maite Pagazaurtuntuda, han criticado con dureza esos futuros contactos entre el Gobierno y Batasuna. La próxima manifestación de víctimas del día 10 de junio, con miles de personas de nuevo en la calle, puede marcar un punto de inflexión en el “proceso” de tregua.