EL DESAFÍO DE ZAPATERO Y LA RESPUESTA QUE EXIGE
Artículo de Luis Míguez Macho en “El Semanal Digital” del 27.04.06
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Son tantos los desafíos planteados
por Rodríguez a todo lo que es bueno y santo que es difícil que el lector se
imagine a cuál me refiero ahora. Gracias a su última maniobra de distracción, el
reconocimiento de derechos humanos a los monos, un sinsentido de la misma
especie que el "matrimonio" homosexual y la "alianza de civilizaciones" y que
demuestra la existencia de un maquiavélico plan para hundir a España en el
ridículo y el descrédito mundiales, ha pasado desapercibido el reto que el
defensor de los simios ha lanzado recientemente: que el PP no se atreverá a
derogar sus grandes fazañas, el nuevo Estatuto catalán y el "matrimonio"
homosexual, ni a devolver la estatua de Franco a su pedestal.
De devolver a Franco a su pedestal no diré nada, porque creo que el PP debería
tener la valentía de retirar otras estatuas. En cambio, he de reiterar que la
única oposición efectiva que el PP puede hacer al nuevo Estatuto catalán
anticonstitucional no es presentar millones de firmas ni tampoco recurrirlo ante
el Tribunal Constitucional, sino comprometerse solemnemente a que cuando vuelva
al poder no lo aplicará.
Pero tampoco basta con esto. Es preciso formular una alternativa al régimen que
quiere instaurar Rodríguez con los nacionalistas, ETA incluida, y que tiene su
momento fundacional en el 11 de marzo de 2004.
Esa respuesta se tiene que basar en la atribución al Estado de un nuevo papel
liberador de los individuos y los grupos intermedios en los que éstos se
integran frente a la opresión del neocaciquismo autonómico y a la pretensión de
fragmentar España en sociedades cerradas controladas por las oligarquías
locales. Como en los tiempos de Antonio Maura, un centroderecha moderno debe
reivindicar la democracia, el Estado y el municipalismo como palancas para
"descuajeringar el caciquismo".
Aquí encaja la modificación constitucional propuesta por el Consejo de Estado y
asumida por Mariano Rajoy para cerrar las competencias del Estado desde la
Constitución y privar a los Estatutos de Autonomía de la función de determinar
las competencias autonómicas. Sin embargo, de poco valdrá esto si no se acompaña
de una reforma electoral que limite a los nacionalistas desleales las
posibilidades de condicionar la política nacional.
Ese papel liberador del Estado exige el desarrollo de políticas activas,
apoyadas por la movilización ciudadana, que garanticen el derecho de todos los
españoles a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos
públicos, al ejercicio de las actividades económicas, a la educación y a la
cultura, y a las prestaciones sociales, sin barreras territoriales ni
lingüísticas. He aquí el programa de una derecha social que haga realidad los
principios tradicionales del liberalismo político, inspirada por un concepto
solidario de la nación.