ERRORES IZQUIERDISTAS BÁSICOS SOBRE LA REPÚBLICA
Artículo
de Pío Moa en “Libertad
Digital” del 08 de mayo de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Gran parte de
la actual confusión política proviene de errores, a menudo muy groseros, sobre
nuestra historia reciente, errores cultivados sistemáticamente por la izquierda
y aceptados pasivamente por una derecha que podríamos llamar gurteliana, por su excesiva fijación con la economía.
He
aquí algunos de esos errores:
1. La república fue una iniciativa de la izquierda
La marcha de Primo de Rivera dio lugar a un proceso de transición a un régimen
constitucional. Fueron los derechistas Alcalá-Zamora y Miguel Maura quienes
lograron reunir a las dispersas fuerzas republicanas en el Pacto de San
Sebastián. Y fue sobre todo Maura quien, después de las elecciones municipales
del 31, arrastró al resto de los republicanos a ocupar el poder. Maura y
Alcalá-Zamora, quizá por su origen monárquico, eran los más conscientes de la
quiebra moral de la monarquía. El también derechista general Sanjurjo, director general de la Guardia Civil, fue quien
dio el golpe de gracia al régimen, al ponerse a disposición de los
republicanos. La república llegó, pues, por iniciativa y dirección derechista,
aunque la mayor parte de sus fuerzas tuviera carácter izquierdista.
2. La república llegó democráticamente
En el Pacto de San Sebastián los republicanos se propusieron traer el nuevo
régimen mediante un golpe militar, que fracasó en diciembre de 1930. Pese a
ello, la monarquía les permitió presentarse a las siguientes elecciones, de
carácter municipal, con vistas a otras posteriores a Cortes. Las municipales,
perdidas abrumadoramente por los republicanos, salvo en las capitales de
provincia, fueron transformadas en un verdadero golpe de estado por Maura, en
primer lugar, y enseguida por Romanones y Sanjurjo. Pero fue un golpe dado al mismo tiempo por la monarquía
contra sí misma. Es más, la parte principal del golpismo correspondió a una
monarquía moralmente derrumbada, que entregó mansamente el poder a sus
enemigos. Así, la república no llegó democráticamente, pero sí con legitimidad:
la que le regalaron (palabra de Maura) los monárquicos.
3. El PSOE se integró en la república "burguesa"
Por ser el PSOE el partido más fuerte y mejor organizado, gracias su anterior
colaboración con la dictadura de Primo de Rivera, de su actitud iba a depender
el destino de la república. En contraste con su moderación durante la
dictadura, el PSOE se radicalizó; entendió la república burguesa como un mero
instrumento para imponer cuanto antes su propia dictadura, que llamaba
"del proletariado". El modelo era la URSS de Stalin, entonces muy
prestigiada en casi toda la izquierda. A ello se opuso Julián Besteiro, quien fue progresivamente marginado dentro del
partido. Con dicha idea, el PSOE participó en el poder durante el primer bienio
republicano, que fracasó debido a las insurrecciones anarquistas y a la pésima
realización de las reformas propuestas. El sector socialista predominante, el
de Largo Caballero, interpretó ese fracaso como el agotamiento de las
posibilidades de la democracia burguesa, y se planteó ya directamente el asalto
revolucionario al poder. Prieto, que pudo equilibrar la tendencia apoyando a Besteiro, siguió a Largo, decidiendo la deriva del partido.
4. Los republicanos eran todos o casi todos de izquierda
Los partidos propiamente republicanos burgueses de izquierda, varios y
desavenidos, tenían muy poca representatividad electoral. El único partido
republicano con masas de seguidores era el Radical, de Lerroux,
que adoptó una política moderada y en la práctica derechista. Varios de sus
principales políticos serían asesinados por el Frente Popular, y el propio Lerroux y, probablemente, la masa de sus seguidores
apoyarían a Franco, al igual que los padres espirituales de la república,
Ortega, Marañón y Pérez de Ayala. Los republicanos de izquierda, Azaña en primer
lugar, se hicieron la ilusión de que dirigirían a los socialistas. Pero estos,
mucho más poderosos y con designios más claros, les arrastraron a ellos.
5. La república tuvo carácter izquierdista
Tuvo ese carácter el primer bienio, pero el segundo, 1934-35, llegado tras las
elecciones de 1933, fue de carácter derechista. La propaganda de izquierdas lo
ha bautizado como "bienio negro", pero en él empezó a recuperarse la
economía y aumentaron los presupuestos de enseñanza, y la derecha (Lerroux-Gil Robles) defendió la legalidad y derrotó la
insurrección revolucionaria de izquierdistas y nacionalistas catalanes en
octubre de 1934, realizada con propósito textual de comenzar una guerra civil.
Esta victoria pudo haber consolidado el régimen, pero no lo hizo debido a
persistencia de la izquierda en las actitudes que le habían llevado a la
insurrección y a las divisiones e intrigas de la derecha, especialmente de
Alcalá-Zamora, principal causante del derrumbe final del régimen. De modo que
no es exagerado decir que él trajo la república y él la destruyó.
6. El Frente Popular ganó democráticamente las elecciones de febrero de
1936
El Frente Popular unía a los partidos que habían asaltado la legalidad
republicana en octubre del 34; y no fueron elecciones democráticas, en primer
lugar, por la violencia y el odio extremo que las presidieron, con amenazas de
la izquierda de no respetar los resultados si estos le eran adversos. Como
reconoce el propio Azaña, las votaciones transcurrieron entre motines, huida de
las autoridades y adulteraciones diversas. Finalmente, los resultados nunca se
hicieron públicos. Unas elecciones cuyos votos se falsean o no se publican no
son democráticas.
7. El golpe de Mola, en julio de 1936, fue contra un gobierno
democrático y legítimo
Indudablemente, la insurrección de octubre de 1934 se hizo contra un gobierno
democrático y legítimo. No se puede decir lo mismo del golpe del 36. A menos
que consideremos legítimo un gobierno salido de unas elecciones no democráticas
y que a continuación emprendió desde el poder la destrucción sistemática de la
legalidad republicana, que ni cumplía ni hacía cumplir, mientras sus aliados
socialistas, anarquistas, comunistas y otros iniciaban en las calles y campos
un proceso revolucionario plagado de asesinatos e incendios, guerra civil
larvada culminada en el asesinato de Calvo Sotelo,
una verdadera declaración de guerra en sí mismo.
8. La guerra civil empezó en julio de 1936
Entonces, ¿qué supuso la insurrección del 34? Esta fue planificada como guerra
civil, consiguió mantener una situación bélica en Asturias durante dos semanas,
ocasionó 1.400 muertos y enormes destrucciones. Pudo quedar como un hecho
aislado si la izquierda hubiera cambiado básicamente de actitud tras la
derrota, pero no fue así. Por ello, la guerra solo se interrumpió pasajeramente
para reanudarse en el 36. Muchos creen que, situando el comienzo en 1936 y no
en 1934, la izquierda salva su responsabilidad, pero no es así. En el 34 las
izquierdas asaltaron la legalidad, y en el 36 la destruyeron desde el poder y
desde la calle. Aun si no hubiera existido la insurrección del 34, los desmanes
del Frente Popular se habrían bastado para causar la guerra. El respeto a la
ley permite que las tensiones y oposiciones propias de toda sociedad compleja
se canalicen sin excesiva violencia; por eso, si la legalidad es destruida, o
bien la sociedad se degrada en regímenes tiránicos como las llamadas repúblicas
bananeras, o bien se impone una revolución totalitaria, o bien se desata, como
último recurso, la resistencia de la parte de la sociedad amenazada. En los dos
años citados fueron las izquierdas las destructoras de la legalidad. Querían la
guerra civil, seguras de que la ganarían, y al final tuvieron más de ella de la
que pensaban, como observó Stanley Payne.
No es difícil ver en estos errores, hoy tan comunes, una clave de las políticas
del gobierno actual y de los separatistas. La historia no transcurre en vano,
contra lo que piensa el PP. En otro artículo trataré varios errores sobre la
república comunes en la derecha.