APUNTES SOBRE LAS ELECCIONES CATALANAS

Artículo de Pío Moa en “Libertad Digital” del 01 de diciembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Durante decenios, el nacionalismo fue vestido y sigue siéndolo, desde Barcelona y desde Madrid, con el manto de la "modernidad", la "europeidad", etc., por políticos e intelectuales ignorantes de su realidad histórica.

 

Así como en las Vascongadas las elecciones las ganan siempre los fascistas (pues todos los partidos son fascistas, según dicen sus contrarios o rivales), en Cataluña ganan siempre los nacionalistas-separatistas, pues la realidad es que el PSC ha demostrado ser más nacionalista que CiU, y el PP, pueden estar seguros, intentará aventajar a CiU en esa carrera. Debo insistir en que el nacionalismo implica secesionismo, lo plantee de golpe o progresivamente, mediante la creación de opinión pública, dominio de la enseñanza, etc.

Los observadores superficiales tienden a creer que este nacionalismo existió siempre. Nada más lejos de la realidad. Las primeras elecciones catalanas de la transición mostraron la gran debilidad del nacionalismo, pese a todas las facilidades que (como al PNV) le otorgó Suárez. En cierto sentido cabe decir que los partidos nacionales superan en separatismo, con respecto a Cataluña, a los propios nacionalistas regionales. No porque sean deliberadamente separatistas, sino porque ayudan cuanto pueden al nacionalismo. Fue Suárez, un político del estilo de Rodríguez (ver La Transición de cristal), quien inició esa nefasta tendencia, derrochando el capital político heredado para ofrecer a los nacionalistas –también a los vascos– más de lo que estos pedían. El PSOE, por supuesto, con su pésima idea de España, no solo contribuyó al proceso, sino que el PSC ha terminado por convertirse en un partido distinto del PSOE. El PP ha seguido el mismo camino. Incluso en tiempos de Aznar.

Pese a que Cataluña (y Andalucía) van a la cabeza en degradación de la política y en corrupción, bañándose ya en la pornopolítica, una gran masa de los catalanes sigue votando a semejantes partidos. Ello indica también la degradación moral que sufre el pueblo español tras decenas de años de ser "trabajado" en ese sentido.

Durante decenios, el nacionalismo fue vestido y sigue siéndolo, desde Barcelona y desde Madrid, con el manto de la "modernidad", la "europeidad", etc., por políticos e intelectuales ignorantes de su realidad histórica. Sin embargo el nacionalismo catalán, creador de leyendas históricas risibles, es uno de los grandes responsables de las convulsiones de Cataluña (y por carambola de toda España) en el siglo XX y hasta ahora. Esa propaganda ha creado mitos que se resisten a desaparecer, paralelos a aquel que hacía del PSOE el de "los cien años de honradez" o "defensor de los trabajadores". Nada cambiará, y seguiremos transitando un camino muy peligroso, si esos mitos no son echados abajo en aras de la racionalidad política y de la convivencia democrática. Nos va mucho a todos en ese esfuerzo.