PRESENTE Y PASADO: ESTRATEGIAS (1, 2 y 3

 

 Artículo de Pío Moa  en “Libertad Digital” del 01, 2 y 3 .05.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

Durante los años 30, la revolución fue el núcleo de las tendencias y sucesos que arruinaron la república. La misma posición ocupan hoy los separatismos  en la corrosión de nuestra democracia.

    En el simbólico año 1998, centenario del “desastre” --  pérdida de las últimas colonias españolas en América y el Pacífico--, los secesionistas catalanes, vascos y gallegos articularon en Barcelona una orientación estratégica hacia una “segunda transición”, desde la democracia a otra cosa. Esa otra cosa consistía en reducir la nación española a un conglomerado de nuevas naciones unidas,  sólo y provisionalmente, por algunas conveniencias prácticas muy secundarias.  El plan entrañaba liquidar la Constitución e impulsar un proceso de erosión o franco ataque a los derechos ciudadanos en toda España, como el que llevaba años realizándose en Cataluña y las Vascongadas. A ese fin trabajarían conjuntamente los tres separatismos. Invocaban, no por azar, el precedente de 1923, durante la grave crisis institucional causada por la confluencia del terrorismo anarquista, la mala conducción militar en Marruecos y la demagogia desestabilizadora del PSOE. Aprovechando la crisis,  los tres secesionismos habían proclamado, también en Barcelona, su decisión de separar a sus regiones de España, apelando a la violencia.

     La violencia abierta y directa debía descartarse en 1998. Pero no su uso indirecto, el uso del terrorismo etarra como chantaje para hacer claudicar a la sociedad española. Pues, desde la Transición, la ETA ha sido el verdadero motor de los separatismos y de sus esperanzas de éxito.

   Con todo, el peligro no era grave, pues se trataba de partidos menores, incapaces de alcanzar sus objetivos sin la complicidad de un partido nacional. Es decir, sin la complicidad del PSOE. Y éste,  por el momento, parecía inclinarse a colaborar con el PP en la salvaguardia de los dos principios básicos de la convivencia democrática: la unidad de España y las libertades.  El año 2000 pareció culminar ese talante con el Pacto Antiterrorista, aunque hoy sabemos que los líderes socialistas lo estaban saboteando ya entonces. Arzallus no ahorraba esfuerzos por convencer al PSOE de que su verdadero enemigo y competidor estaba en la derecha nacional.

    Dentro del PSOE y aledaños existían, desde luego, sectores muy coincidentes con Arzallus, fuera por temor a perder influencia política y los correspondientes cargos, al  aliarse con el PP, fuera por motivos más ideológicos. Para ellos, nada peor que el  Pacto Antiterrorista y por las Libertades. Era preciso liquidarlo o,  más precisamente, invertirlo, transformándolo en Pacto Prosecesionista y contra las Libertades.  Parece haber sido Juan Luis Cebrián, antiguo  colaborador del franquismo, quien diseñó la nueva estrategia. La cual incluía, por fuerza, la complicidad política con el terrorismo etarra, pues éste era y es, debe insistirse en ello,  el verdadero motor de todas estas maniobras.

     Una estrategia tan inmoral y brutalmente contraria a los intereses y deseos de la gran mayoría de los españoles no podría desarrollarse sin dos instrumentos poderosos: un aparato mediático capaz de distraer, enredar y adormecer a gran parte de la población, y un número de agentes lo bastante corrompidos intelectual y económicamente para aplicar las directrices. De las dos cosas disponen en abundancia.  Frente a ello, lo menos que puede decirse del PP es que carece, simplemente, de estrategia. Desconcertado por la audacia y velocidad de la ofensiva contra la España democrática,  se bate, cuando lo hace, a la defensiva y con movimientos descontrolados. Y carece de instrumentos comparables a los puestos en acción por la Alianza Anticonstitucional

 

 

PRESENTE Y PASADO: ESTRATEGIAS (2)

 

Artículo de Pío Moa en “Libertad Digital” del 02.05.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

El PSOE y compañía tienen un objetivo claro: echar abajo la Constitución y sustituir la nación española por un conglomerado de seudonaciones. El PP, en cambio, carece de un objetivo preciso. No sabe si defender la Constitución o darla por perdida y adaptarse. Mejor dicho: un sector piensa, débilmente, en defenderla, sin saber muy bien cómo; y otro, al parecer creciente, piensa en adaptarse a la ilegalidad.

Sin objetivo claro es imposible una estrategia para alcanzarlo, por eso, a las alianzas y medidas precisas de los partidos anti Constitución, reacciona el PP con vacilación y se ve sorprendido continuamente. Acusado de "extrema derecha" por un partido tan extremista como el PSOE, no sabe dónde meterse y da explicaciones para demostrar lo contrario. Una peculiar estupidez le llevó a entregar a la izquierda y a los separatistas el control de los aparatos ideológicos, desde la enseñanza a los medios de masas, y ahora apenas dispone de instrumentos para llegar con efectividad a la población. Ni siquiera sabe defender con un mínimo de habilidad y energía al único medio realmente de masas que defiende la democracia y la unidad de España, la COPE, frente al furioso ataque de los liberticidas.

Tan solo sostiene al decepcionante PP el impulso social de no aceptar la situación, y lo sostiene sólo, a su vez, como un mal menor comparado con la Alianza liberticida.

Ahora está en juego la Constitución, la ley más democrática y consensuada de nuestra historia. Las opciones son, o su defensa inteligente y resuelta, o un nuevo proceso constituyente, o la claudicación ante su ilegal destrucción por un gobierno ilegítimo. Vale la pena reflexionar sobre cada salida.

 

 

 

PRESENTE Y PASADO: ESTRATEGIAS (3)

 

 Artículo de  Pío Moa en “Libertad Digital” del 03.05.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

   Un período constituyente ha sido abierto, de modo  fraudulento, golpista, por la alianza de socialistas, secesionistas y terroristas, con la probable intención de llegar a una tercera república de “naciones” prácticamente independientes. Un proyecto inviable en su propia concepción, que, además, crea el precedente de que cualquier partido, llegado al poder,  quedaría legitimado para actuar contra la ley o revocar ésta a su conveniencia, como hicieron Hitler o el Frente Popular, o como suele ocurrir en las "democracias a la latinoamericana". Quienes tal cosa aceptaran se volverían cómplices  de un golpismo disgregador de la España democrática.

    Otros piensan que, ya que la Alianza anticonstitucional ha procedido de esa manera, podríamos entrar, efectivamente, en un proceso constituyente, pero en sentido contrario al pretendido por dicha Alianza. Esto es una ilusión peligrosa, que, aparte de dar por consumado e irreversible el golpe a la ley, nos devolvería al siglo XIX y su sucesión de constituciones. Además, sería prácticamente imposible, porque chocaría de frente con las aspiraciones de  Alianza, y nunca  reuniría un consenso ni remotamente  comparable al que permitió establecer la Constitución del 78.

   Debemos, por tanto, insistir en estos puntos:

--La Constitución de 1978, con todas sus deficiencias -- reformables--  ha sido la más democrática y de más amplio consenso de nuestra historia.

-- Por ello su legitimidad no puede ser igualada por ninguna otra  hoy concebible.

-- Menos todavía puede admitirse su eliminación por maniobras golpistas apoyadas en el chantaje del terror, como las actuales.

-- No hay, pues, alternativa razonable a ella, y darla por ultimada significa legalizar los métodos mafiosos y golpistas, liquidar  el imperio de la ley y la democracia.

-- El chantaje a los ciudadanos con la pretensión de que es preferible aceptar lo inaceptable para salvaguardar la paz, es una falacia: jamás la destrucción de la ley ha aportado la paz. Al contrario.