IMPERIAL-NACIONALISMO

Artículo de Manuel Molares do Val en “El Diario Exterior.com” del 20 de julio de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Los nacionalistas más radicales dominarían la nueva nación y reinventarían sueños, mitos y leyendas sobre un grandioso pasado imperial que hay que recuperar: nacería el culto a las guerras e invasiones.

 

Es tal el cansancio que provoca escuchar las continuas exigencias de los nacionalismos autonómicos que muchos españoles apoyan ya la independencia de Cataluña.

 Creen que son ya demasiadas décadas de quejas, reivindicaciones y chantajes. “¡Vale, que se vayan y nos dejen en paz”, dicen con irritación creciente.

 Son gentes que se alegraron del triunfo de la Selección Española de fútbol, plagada de catalanes, sí, pero también de imprescindibles héroes madrileños, asturianos, andaluces y un genial manchego: su unidad y el seleccionador salmantino hicieron el milagro.

La ruptura, pues, no sólo demolería éxitos históricos de un bloque nacional. La independencia de una parte de España crearía terribles problemas porque posiblemente traería sangre, dolor y lágrimas.

Y no sólo a la mayoría de los catalanes –y vascos, y gallegos—que se consideran también españoles, o incluso más españoles que de la nueva nación: la ruptura la sufrirían, sobre todo, las autonomías vecinas sobre las que los nacionalistas mantienen reivindicaciones, porque una nación que nace es un bebé que crece hasta ser adulto. 
 

Los nacionalistas más radicales dominarían la nueva nación y reinventarían sueños, mitos y leyendas sobre un grandioso pasado imperial que hay que recuperar: nacería el culto a las guerras e invasiones.

Aún sin Estado ni fuerzas armadas ya exigen anexionarse territorios vecinos –los catalanes quieren absorber Valencia y Baleares y parte de Aragón y Francia--, deseo que llevaría a sus vanguardias patrióticas a guerras y terrorismo.
 

Quien pretende equiparar la agresividad latente de estos independentistas al nacionalismo español olvida que España es una entidad adulta que no reclama ningún otro territorio, al contrario que todos los creadores de nuevos estados.
 

Y recuérdese que España, incluyendo la de los independentistas, tiene otro problema: conservar su actual espacio, reivindicado como suyo y de Alá por vencidos en la Reconquista.