'LUZ DE GAS' CONTRA MARIA SAN GIL
Editorial de “El Mundo” del 17 de mayo de 2008
Por su interés y relevancia he seleccionado el Editorial que
sigue para incluirlo en este sitio web.
George Cukor, uno de los mejores cineastas de todos
los tiempos, dirigió en 1944 una película que en España se tituló Luz que
Agoniza, una obra maestra del suspense en la que un marido sin conciencia
intenta volver loca a su mujer a través de luces que se encienden y se apagan y
misteriosos ruidos en la casa. Desde entonces, «hacer luz de gas» a alguien es
sinónimo de actuar aviesamente con el fin de que la víctima se sienta culpable
de una situación que ella no ha provocado para desequilibrarla mentalmente.
Bien podría aplicarse la tesis de la película a lo que
está sucediendo estos días en torno a María San Gil. La presidenta del PP vasco
se negó a poner su firma en la ponencia política para el Congreso de Valencia,
al sentirse engañada porque la dirección nacional del partido pretendía introducir
en el documento algunos cambios significativos que consideraba innegociables.
Sólo después de una lucha que la dirigente popular calificó como «titánica», la
ponencia presentada por el PP recogió sus posiciones. Sin embargo, el episodio
terminó provocando una falta de confianza de San Gil en Mariano Rajoy. Tras
hacer pública esta desconfianza hacia el líder, comenzó una campaña de
desprestigio contra la presidenta del PP vasco que todavía continúa, como si
fuera ella la culpable de los errores de la dirección del partido.
Primero llegaron los comentarios en los pasillos del
Congreso de una diputada muy destacada insinuando que María San Gil no era una
persona equilibrada. Los intentos de descrédito siguieron culpando a la líder
del PP de actuar de forma casi caprichosa porque la ponencia aprobada era la
que ella había querido. Más tarde, las informaciones según las cuales la
mayoría del grupo del PP en el Parlamento Vasco habría reprochado a San Gil su
actuación, lo cual dista de ser cierto. Hay un sector del partido en el País
Vasco que, efectivamente, defiende posiciones distintas a las de San Gil, pero
no es mayoritario, sino todo lo contrario.
De hecho, los parlamentarios del PP vasco, incluso los
que pueden manifestar una opinión más crítica hacia la actuación de su
presidenta, coinciden en que la retirada de María San Gil supondría una debacle
en las próximas elecciones en esta comunidad autónoma, que todo parece indicar
que serán más pronto que tarde. Los ataques contra la única candidata solvente
que tiene el Partido Popular vasco suponen, pues, un auténtico suicidio para
este partido, cuya situación no es precisamente muy boyante. La cuestión ahora
es si Mariano Rajoy podrá recuperar la confianza de María San Gil, que se ha
convertido en su principal problema... por el momento.