RAJOY DEBE HACER UNA OFERTA QUE ZAPATERO NO PUEDA RECHAZAR

 

 Editorial de  “El Mundo” del 06/01/2005 

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 Resulta decepcionante comprobar que, en un momento como éste, PSOE y PP parecen estar más preocupados por marcar las diferencias existentes entre sí que en sumar fuerzas para afrontar el desafío a la España constitucional que ha presentado el plan Ibarretxe. No se entiende si no por qué el PP se ha opuesto en solitario a que dicho plan se tramite en el Parlamento, precisamente el lugar donde legítimamente debe expresarse el abrumador rechazo a la iniciativa. El propio Zaplana así lo reconocía después, al pedir que se habilitase enero para hacer frente «cuanto antes» al reto del lehendakari. Pero igualmente incomprensible es el proceder del Partido Socialista; si hace apenas una semana Zapatero se jactaba de que la Conferencia de Presidentes Autonómicos había sido uno de sus mayores logros como gobernante, ¿por qué se niega a convocarla la primera vez que varios de sus integrantes lo solicitan con un motivo más que justificado? La única respuesta posible es que no quiere ceder una aparente baza al PP.

El comportamiento de ambos partidos, además de decepcionante, resulta irresponsable, pues son ellos quienes, tarde o temprano, tendrán que llegar a un acuerdo que dé respuesta al desarrollo del modelo de Estado. ¿Cuándo serán capaces de dar prioridad a la estrategia de fondo sobre la táctica cortoplacista?

Zapatero ha hecho ya todo lo posible por intentar simultanear su rotunda oposición al plan Ibarretxe con su alianza parlamentaria con ERC. Pero la minoría catalana, que está demostrando ser tan independentista o más que el PNV, le ha mostrado sin tapujos la incompatibilidad de ambos propósitos. El secretario general de ERC no pudo ser más claro ayer al formular su chantaje: «Si el PSOE no negocia el plan Ibarretxe, se habrá acabado esta legislatura».Asumiendo el lenguaje guerracivilista de Ibarretxe y sus «tortas», Puigcercós enfrentó a los socialistas a una disyuntiva disparatada -«O el frente nacional con el PP o la alternativa democrática»- negando al partido de Rajoy y, con ello, al 40% de la población española, el carácter democrático que el nacionalismo se arroga, irónicamente, en exclusiva con la izquierda.

Es evidente que ni poner término ahora a la legislatura ni, mucho menos, asumir la secesión del País Vasco son opciones aceptables.Incluso el hombre del mejor talante ha de tener una paciencia que se agote ante un socio que no sólo le coloca en un callejón sin salida, sino que además votará contra esa niña de los ojos del presidente que es la Constitución Europea.

Aunque parezca paradójico, los independentistas catalanes están brindando en bandeja al PSOE y al PP su oportunidad para entenderse y llegar a un acuerdo. ¿Será capaz Rajoy de transformar su aún desconocido pacto en una oferta de apoyo parlamentario generosa, que tenga un contenido sólido, concreto y razonable para el conjunto de ciudadanos, incluidos los votantes del PSOE? Si lo hace, Zapatero tendrá realmente difícil, casi imposible, justificar su rechazo.