LA COINCIDENCIA DE FRAGA E IBARRA Y LA CONDENA DE LA IGLESIA

 

 Editorial de  “El Mundo” del 08/01/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 

El plan Ibarretxe y la estrategia del presidente del Gobierno para hacerle frente han originado un intenso debate político y social, al que ayer se sumaron personalidades físicas y jurídicas tan diferentes como los presidentes de Extremadura (PSOE), Galicia (PP), importantes cargos públicos socialistas del País Vasco y la Conferencia Episcopal. Todos ellos, cada uno a su manera, coinciden en la excepcionalidad de la situación y en la magnitud de este desafío al Estado.

Destaca, por lo inesperado, la nota hecha pública por la Conferencia Episcopal en la que viene a decir que el plan Ibarretxe es incompatible con la doctrina católica, argumentando que «poner en peligro la convivencia de los españoles, negando unilateralmente la soberanía de España... no sería prudente ni moralmente aceptable». Los obispos, que recuerdan la pastoral que hicieron pública cuando se firmó el Pacto Antiterrorista, equiparan la pretensión de independencia de un territorio que forme parte de un Estado democrático a «la idolatría».

La denuncia de la jerarquía católica resulta especialmente significativa habida cuenta de que los obispos vascos siempre se han distinguido por su complacencia con los nacionalistas, e incluso con los radicales. No es aventurado afirmar que la actitud de la Iglesia vasca ha sido un factor importante para que los nacionalistas hayan decidido ir a por todas con el plan Ibarretxe.

Hasta tal punto es relevante este último pronunciamiento de la Conferencia Episcopal que, después de hacerse público, Batasuna emitió un comunicado en contra de los obispos, asegurando que el «ejército político, judicial, policial, mediático y eclesiástico» del Estado «se ha puesto en marcha» contra «los derechos de Euskal Herria».

No cabe duda de que las opiniones de la Iglesia pueden tener un peso en la sociedad vasca, aunque en lo que se refiere a la respuesta política del Estado contra el plan, se produjeron ayer varias reacciones bastante relevantes. Dos presidentes tan distantes ideológicamente como Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Manuel Fraga coincidieron en recordarle al presidente del Gobierno que la legalidad contempla la posibilidad de suspender la autonomía -de forma total por la vía del artículo 155 de la Constitución o quitándole algunas competencias- si Ibarretxe continúa adelante con sus planteamientos independentistas.

Desde luego que tanto la suspensión de la autonomía planteada por Fraga como la retirada del control sobre la Ertzaintza que propuso Ibarra son medidas legales, aunque tal vez ambos presidentes han cometido la imprudencia de adelantarse a los acontecimientos.

Sin embargo, tanto las propuestas de Ibarra, como la declaración de varios dirigentes socialistas vascos apoyando la contundencia del discurso del ministro de Defensa en la Pascua Militar, evidencian que en el PSOE hay un amplio sector -si no mayoritario- que no tiene claro que el presidente del Gobierno tenga un plan eficaz para frenar a Ibarretxe.