ENTRE LOS CANTOS DE SIRENA Y LOS PIES EN LA TIERRA
Editorial de “El Mundo” del 16/01/2005
Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Zapatero
respondió ayer en San Sebastián a la carta de Arnaldo Otegi en la que Batasuna
expresaba al presidente que tiene la oportunidad de convertirse en el Tony Blair
español. El jefe de Gobierno afirmó que no regateará «esfuerzos por la paz que
quieren los vascos y todos los españoles» y tendió la mano a la izquierda
abertzale.
Pero Zapatero fue muy claro: cualquier diálogo con Batasuna pasa por que «cese
de una vez el ruido de bombas y pistolas» y por que Otegi «condene y rechace» la
llamada lucha armada de ETA. El Gobierno, como afirmó anteayer Teresa Fernández
de la Vega, exige un repudio «explícito y contundente» de la violencia.
Ello supondría verdaderamente un hito histórico y un gran paso hacia una
solución del conflicto vasco, pero Batasuna jamás ha querido darlo. No lo hizo
en 1998 cuando ETA declaró su tregua-trampa.Por ello, hay que mantener una gran
prudencia y esperar a que los buenos deseos expresados por Otegi se concreten en
algo más tangible.
Por otro lado, no sería la primera vez que ETA desautorizara a la dirección de
Batasuna, por lo que habrá que esperar a conocer si la banda terrorista está
dispuesta a conceder una nueva tregua y a renunciar a las armas.
Batasuna le pide en esa carta a Zapatero que tenga «la misma decidida actitud»
que para retirar las tropas españolas de Irak.No es una comparación pertinente
porque una cosa son las legítimas opciones en política internacional de un
Gobierno democrático y otra, iniciar una negociación con una banda responsable
del asesinato de 1.000 ciudadanos.
Dejando al margen el plan Ibarretxe y en cualquier hipotética negociación sobre
el problema vasco, el Gobierno tiene que actuar con el máximo respeto a la
legalidad, teniendo muy presente la memoria de las víctimas de ETA y siempre con
el acuerdo del PP.No sólo porque, como ayer reconoció Zapatero, es
«imprescindible» para abordar cualquier reforma sobre la Constitución y los
Estatutos sino además porque así está tasado en el propio Pacto Antiterrorista.
Zapatero debería tener en cuenta también las palabras de Mariano Rajoy, que,
desde su experiencia como ministro de Interior y desde su conocimiento de los
contactos con ETA hace seis años, advirtió que es profundamente escéptico sobre
los propósitos de Batasuna.
Tal vez, tenga razón pero, al igual que ya lo hiciera Aznar, es lógico que
Zapatero no descarte que la nueva vía pueda abrir expectativas de solución a un
conflicto enquistado desde hace décadas.
Han pasado muchas cosas en estas últimas 72 horas y hay que serenarse e intentar
separar el grano de la paja, lo que es real de la fantasía. En este balance
forzosamente provisional, lo que nos parece más importante es el acuerdo entre
Zapatero y Rajoy para que los dos grandes partidos mantengan un consenso básico
sobre las reformas en el modelo de Estado.
Ese entendimiento no ha gustado nada a ERC e IU, que ayer amenazaron con retirar
su respaldo al Gobierno si éste pacta con Rajoy.Llamazares habló de «frentismo»
mientras que un portavoz de los independentistas aseguró que el consenso con el
PP implicaba «una tutela inaceptable» para su formación.
Las reacciones de ambos demuestran que PSOE y PP van por el buen camino. Ello
resulta tranquilizador para los votantes de los dos partidos, que, a pesar de
sus muchas diferencias, sí coinciden en la defensa de la Constitución y las
libertades.