LA TRAMPA DE LA CARTA

 

 Editorial de  “El Mundo” del 17/01/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

La banda terrorista ETA hizo ayer público mediante un comunicado su apoyo al plan Ibarretxe y a la propuesta de negociación que Batasuna hizo al Gobierno de Zapatero en Anoeta el pasado mes de noviembre.

En otras palabras, ETA ha decidido confirmar la existencia de su estrategia concertada con su brazo político ilegalizado. Arnaldo Otegi se ha convertido en un fiel ejecutor de los pasos que le dicta Josu Ternera y éste, a posteriori, en el necesario convalidador. Atrás quedan las desautorizaciones y los tanteos. Ambos trabajan, con visible cálculo, en una vía que les permita rentabilizar el melón que el lehendakari se prestó a abrir.

Inmediatamente, la carta de ETA provocó la única reacción por parte de la mayoría de los grupos políticos y del Gobierno que cabía esperar, y es reclamar que sólo hay un comunicado que se pretende de los terroristas: el que anuncie el fin de la violencia y el abandono de las armas. Sin embargo, quien con más acierto definió el mensaje etarra fue el ministro de Defensa, José Bono, al advertir de que «no es una carta bomba, pero sí puede ser una carta trampa». Las reminiscencias de la tregua trampa de 1998 resultan tan inevitables como oportunas.

Porque en realidad, tras aquella experiencia, nada de lo que ETA pueda anunciar en un comunicado es creíble, ni siquiera el cese de la violencia, mientras sus palabras no vengan acompañadas por acciones concretas. Por hechos que tendrían que culminar, con una lógica irrefutable, en la desaparición final de la banda armada.

Nada hay en el comunicado de ayer que justifique considerarlo, como hizo ERC, una «contribución al fin de la violencia». De la misma manera, sigue sin haber motivo alguno para iniciar esa «dinámica de cocina interna», donde el coordinador de IU en el País Vasco pretende que el Gobierno español guise un acuerdo negociado con los terroristas.

A la luz de estas reacciones, resulta especialmente tranquilizador, esperanzador incluso, que las ofertas de Batasuna o, lo que es lo mismo, las de ETA, se reciban ahora en un contexto de acuerdo y mutuo apoyo entre Zapatero y Rajoy.