SI RAJOY NO PEDALEA MAS FUERTE SE LE CAERA LA BICICLETA

 

 Editorial de   “El Mundo” del 05.07.05

 

 Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Josep Piqué es una persona ponderada, reflexiva y sensata. Por eso asombra y decepciona el modo en que ha irrumpido en el debate, que hasta ahora permanecía soterrado, sobre el futuro del PP.Tanto por la falta de oportunidad -mientras Rajoy volaba hacia Singapur- como por la endeble argumentación. El presidente del PP catalán cuestionó a Zaplana y Acebes por ser personas vinculadas a «una etapa concreta del pasado» y pidió que el mensaje del partido sea transmitido por «un abanico más amplio» de personas.

Piqué ha confundido el debate ideológico y de estrategia -que Rajoy tiene la obligación de abordar cuanto antes- con una pugna de personalismos. Acebes y Zaplana representan el «pasado» en exactamente la misma medida en que lo hacen los demás dirigentes que ocuparon ministerios cuando gobernaba Aznar. Y eso incluye no sólo a Rajoy y otros miembros de su dirección, sino también al propio Piqué, que ha tenido nada menos que cuatro carteras, y que fue tan ministro de Aznar durante la Guerra de Irak como Acebes o Zaplana. Por eso, si se aplicara el criterio invocado por Piqué, también él debería ceder el protagonismo a figuras emergentes.

Lo mismo vale en el caso de que, al ceñirse a una «etapa concreta» de ese «pasado», Piqué repudie a aquellas personas que tuvieron que dar la cara tras el 11-M, y que desde entonces han impulsado la búsqueda de la verdad sobre la masacre. Porque también Piqué sufrió un fuerte desgaste ante la opinión pública como consecuencia del caso Ercross y no por ello fue apartado de su cargo. Por el contrario, recibió el apoyo y la solidaridad de sus compañeros.El planteamiento de Piqué es, pues, injusto y equivocado. A lo que se añade el perjuicio que supone para el PP que uno de sus más destacados dirigentes asuma el discurso del PSOE, que ha intentado por todos los medios hacer responsables a Zaplana y Acebes de la gestión del 11-M con acusaciones infundadas de engaño y manipulación. La prueba más clara, en todo caso, de que se trata de un debate desenfocado de personalismos y no una discusión ideológica es que, desde el punto de vista de la sensibilidad y la defensa de posiciones centristas, Piqué y Zaplana tienen mucho en común.

La salida de pata de banco de Piqué es sin duda fruto de un impulso del cual quizá se arrepienta. Dicho esto, es evidente que no habría ocurrido si el PP tuviera un rumbo claro que uniera a todos sus dirigentes en un objetivo común. Rajoy desautorizó ayer a Piqué con una nota desde Singapur en la que reitera su «confianza» en Zaplana y Acebes, y advierte del peligro de «hacerse eco de los cantos de división». Hizo bien, aunque habría hecho mejor en evitar que cuajaran las discrepancias. El problema en este sentido es que Rajoy ejerce un tipo de liderazgo laissez faire, que da pie a que otros tomen la iniciativa que no toma él. Y es cierto, como apunta Piqué, que tiene pendiente incorporar nuevas figuras en la dirección. El tiempo, sin embargo, corre en su contra. Lo ocurrido ayer es una advertencia de los riesgos de no fijar una posición coherente y clara. Rajoy no puede seguir eludiendo el debate ideológico de fondo. Porque es imprescindible para definir la estrategia que permitirá transformar al PP en la alternativa de centro-derecha a un Zapatero cada vez más radical.Y porque si no pedalea más fuerte, se le caerá la bicicleta, algo que como gran aficionado al ciclismo, Rajoy debería de saber.