LA DIMISION DE MONTILLA, IMPERATIVO DE LA ETICA DEMOCRATICA

 

  Editorial de   “El Mundo” del 10.11.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Sabido es que los partidos políticos han obtenido trato de favor de los bancos y las cajas desde la Transición. Pero jamás se había tenido noticia de un caso tan escandaloso como el de la Caixa con el PSC. Tras revelar que este partido ha mantenido una deuda de 14 millones de euros con la Caixa por un crédito impagado desde hace once años, EL MUNDO publica hoy que casi la mitad de esa suma fue condonada recientemente y que el PSC dispondrá de otros 15 años más para devolver la otra mitad a un tipo de interés del 3%.

José Montilla, primer secretario del PSC y ministro de Industria, afirmó ayer que su partido ha actuado de forma «transparente» ya que ha facilitado al Tribunal de Cuentas toda la información solicitada. Y en respuesta a unas declaraciones de Mariano Rajoy, que había puesto de relieve el quebranto para los impositores de la Caixa, Montilla pidió al líder del PP que aclare las cuentas de AP.

La respuesta de Montilla es sencillamente patética. Primero, porque en este asunto ha habido de todo, excepto «transparencia».La prueba es que ha sido nuestro periódico quien ha sacado a la luz este trato de favor, sólo parcial y anónimamente reflejado por el Tribunal de Cuentas. En segundo lugar, pedir a Rajoy que explique las deudas de un partido que desapareció hace casi 20 años es una cortina de humo. Puestos a solicitar explicaciones, Montilla podría haber exigido mucho antes a Sala, Navarro y Oliveró -sus tres compañeros en el PSC- que aclararan el montaje de Filesa, por el que fueron condenados a penas de cárcel.

Lo esencial en este caso es que Montilla queda en una situación insostenible como ministro tras la revelación de que la Caixa ha condonado una suma considerable a su partido. Y ello porque Montilla tiene que tomar decisiones que afectan directamente a los intereses de esa entidad financiera.

Hay dos circunstancias muy relevantes que inducen a sospechar que esta condonación, realizada hace meses, no fue inocente y que tenía como finalidad obtener favores del poder político.La primera es que el perdón de la deuda se produce cuando Maragall y sus socios ya estaban gobernando. La segunda es que Montilla era ministro de Industria.

Todo indica que la Caixa, cuando perdonó esa importante suma, preparaba ya la oferta de Gas Natural por Endesa. En cualquier caso, la Caixa era el principal accionista de Repsol, Telefónica, Gas Natural, Abertis, Aguas de Barcelona y otras empresas cuyas cuentas de resultados dependen de decisiones de la Generalitat de Cataluña y del Gobierno central.

Montilla no puede seguir siendo ministro de Industria, ya que carece de la independencia y autonomía necesarias para estar al frente de un departamento que tiene competencias reguladoras en energía y telecomunicaciones, dos sectores en los que están concentrados los intereses de la Caixa. ¿Fue la reciente autorización a Gas Natural para subir sus tarifas muy por encima del IPC parte de la devolución de este favor?

El ministro Blunkett dimitió hace pocos días en Gran Bretaña por no haber notificado que poseía un pequeño paquete de acciones en una empresa. El conflicto de intereses de Montilla es infinitamente más grande.

Zapatero declaró en su día en una portada de EL MUNDO que se comprometía a «hacer una democracia ejemplar» y convirtió la regeneración en bandera de su campaña electoral. Si es coherente con estos principios, debería relevar a Montilla. Es la primera vez que nuestro periódico solicita la dimisión de un ministro de su Gobierno, pero ello nos parece un imperativo de la más elemental ética democrática. El ministro de Industria, además de ser honrado, debe parecerlo y eso Montilla -al menos en términos políticos- ya no podrá conseguirlo nunca.