LA PRUEBA SIGUE EN ENTREDICHO Y LA INSTRUCCION QUEDA EN EVIDENCIA

 

  Editorial de   “El Mundo” del 15.03.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 Fue imposible evitar una mezcla de estupor e indignación cuando ayer nos enteramos de que la mochila -la prueba clave del sumario del 11-M- que el juez enseñó al inspector Alvarez no era la localizada en Vallecas y supuestamente encontrada en los trenes sino una réplica muy parecida.

La Audiencia Nacional reconoció que la mochila falsa fue enviada al juzgado por la Comisaría General de Información como si fuera la verdadera en febrero pasado. ¿Y la auténtica? Estaba en las dependencias de los Tedax desde abril de 2004.

Pero el juez no lo sabía y presentó al testigo una mochila prácticamente idéntica, comprada para realizar las pruebas periciales. El inspector Alvarez afirmó que no vio esa mochila en la estación de El Pozo.

Hay que dar por buena la declaración de Alvarez, ya que, como visualmente se puede comprobar en nuestra portada, ambas eran poco menos que iguales. Si en lugar de presentarle la réplica, se le hubiera enseñado la mochila original la respuesta habría sido la misma.

Ello corrobora las dudas sobre la validez de la mochila como prueba, ya que ni los Tedax la vieron en la estación ni hay ningún agente -al menos que se sepa- que afirme que la recogió en el lugar del atentado. Por el contrario, los bultos y el equipaje permanecieron durante más de cuatro horas en Ifema sin ningún tipo de control.

No hay ningún motivo para dudar de la declaración del inspector Alvarez, al que ayer la radio gubernamental intentó linchar moralmente al calificar su declaración de «acto de venganza». No es la primera vez que esta cadena arremete contra quien se atreve a no corroborar la verdad oficial que el ministro Alonso identificó ayer con «el Estado de Derecho» e incluso con «la unidad de España».

Si la sustitución de una mochila por otra muy similar no cambia nada en lo sustancial de la prueba, sí refuerza la impresión del descontrol que está caracterizando la instrucción del sumario.

Ha quedado patente que una prueba tan importante como la mochila de Vallecas no estaba bajo supervisión judicial y también ha quedado de manifiesto que la Policía indujo al juez y a la fiscal a certificar en un acta la autenticidad de dicha prueba, que era falsa. Si ello ha ocurrido con la mochila, cabe preguntarse qué ha podido suceder con otras diligencias sumariales menos importantes.

Todo ello corrobora algo que ya hemos sugerido en más de una ocasión: que la instrucción sobre el 11-M está siendo teledirigida por la Policía, cuya investigación parece orientada a corroborar esa verdad oficial de la que el Gobierno no se quiere apartar ni un milímetro.

Las incógnitas que suscita esta mochila se suman a las muchas que existen sobre la instrucción, que quedará cerrada en falso si no se investigan las pistas que contradicen la versión proclamada por Rubalcaba en la víspera del 14-M y convertida hoy en dogma de fe.