IRLANDA DEL NORTE COMO FALACIA

 

  Editorial de   “El Mundo” del 04.10.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

«Determinación» para un proceso que será «largo» y tendrá «altibajos» fue la recomendación que Tony Blair hizo ayer a Zapatero de cara a su negociación con ETA. Quizá para estas alforjas no hacía falta tanto viaje, pero el presidente español se mostró muy agradecido a su homólogo británico. Al fin y al cabo, su «ayuda» en el proceso de paz español sirve a otros fines: poder decir a los españoles que el primer ministro británico contó con un «apoyo generalizado» de la oposición que Zapatero querría y no tiene. Es parte de la red de seguridad que el Ejecutivo lleva meses tratando de poner al potencial fracaso de su empresa, consistente en hacer creer que, si el proceso fracasa, la culpa será del PP. Como ayer reiteró el portavoz socialista, Acebes, no ETA, es el «principal obstaculizador» de la paz.

Aunque el caso español y el norirlandés no son homologables, puestos a establecer paralelismos, lo único que se puede exigir al Gobierno es que los haga de forma veraz y sin hurtar información a los ciudadanos. Así pues, no deberían omitir el hecho esencial de que Blair obtuvo el apoyo de John Major porque mantuvo en lo fundamental la política antiterrorista de su antecesor.

Asimismo, al poner como ejemplo el proceso norirlandés, debería recordarse que éste no surgió de un diálogo con el IRA como el que ahora se pretende con la banda terrorista ETA, sino que partió de la derrota asumida de aquel grupo armado y su renuncia expresa a las aspiraciones maximalistas de autodeterminación. De hecho, en cuanto las negociaciones para el desarme efectivo no iban por el buen camino, Blair no tuvo ningún reparo en suspender la débil autonomía norirlandesa, cuyo Parlamento sigue hoy paralizado. Fue la firmeza de tories y laboristas en este punto la que hizo entender al IRA y sus acólitos del Sinn Fein que el terrorismo era ineficaz y había que renunciar a él sin contraprestaciones.

La unidad de los dos grandes partidos británicos supuso la debilidad del IRA, igual que en España la unidad que socialistas y populares lograron con el Pacto contra el Terrorismo llevó a ETA a su momento de máxima debilidad. Hoy, sin embargo, el Gobierno prefiere la estrategia de mostrar que el PP está solo, aunque para ello tenga que recurrir a la internacionalización del proceso, estrategia que no por casualidad fue la que siempre persiguió ETA.