RADIOGRAFIA DE UNO DE LOS MAYORES ESCANDALOS DE LA DEMOCRACIA

 

  Editorial de   “El Mundo” del 08.05.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

La denuncia pormenorizada del ex presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) Manuel Conthe de cómo se fraguó desde la Oficina Económica de Presidencia del Gobierno una operación para destruir la honorabilidad del presidente del BBVA, Francisco González, y forzarle a dejar el cargo, supone, sin lugar a dudas, el mayor escándalo de la etapa de Gobierno de Zapatero. Los hechos, de ser ciertos -y la narración de Conthe tiene toda la verosimilitud y aporta datos que son de fácil confirmación por parte de los poderes públicos- deberían conllevar las destituciones de varios responsables de la Administración, si es que antes los protagonistas no presentan su renuncia, como sería lógico. Estamos ante una operación urdida en las altas esferas en la que se instrumentalizan instituciones con el fin de acosar a personas y grupos privados por intereses que mezclan lo económico con lo político e incluyen la venganza personal.

La denuncia de Conthe, realizada ayer durante la toma de posesión de Julio Segura como nuevo presidente de la CNMV, pone al descubierto una trama en la que la víctima, como hemos dicho, es Francisco González. El presidente del BBVA era un personaje incómodo para algunas personas del entorno de Zapatero, porque se le identificaba con el PP y porque despidió a Miguel Sebastián -hoy candidato del PSOE a la Alcaldía de Madrid y en el momento de producirse los hechos que relata Conthe, director de la Oficina Económica de La Moncloa- cuando éste era responsable del Servicio de Estudios del banco.

 

LA TRAMA

 

Lo que Conthe reveló ayer es que Carlos Arenillas -ahora vicepresidente de la CNMV y entonces vocal del organismo regulador- se prestó a ser «correa de transmisión» de la Oficina Económica del presidente del Gobierno y a seguir sus consignas. Según explicó Conthe, el propio Arenillas le convocó a una reunión en su casa, en enero de 2005, en la que le dijo que en La Moncloa le habían entregado un dossier sobre la venta de la sociedad FG Valores (propiedad de Francisco González) a Merrill Lynch en el que se denunciaban presuntas irregularidades contables. Al hacerle saber Conthe que, aunque se hiciese público ese documento, no tendría relevancia si no se registraba en la CNMV, Arenillas llamó a un periodista de la Cadena Ser que se sumó de inmediato a la reunión. Este periodista se presentó con el mismo expediente (parece obvio que se lo habían filtrado los propios asesores económicos de Presidencia) y dos días después lo depositaba en la CNMV para forzar una investigación. El órgano regulador estudió la documentación -en la que había datos confidenciales- durante tres días, y el caso se archivó sin consecuencias. Paralelamente, las informaciones divulgadas esa semana por la Ser llevaron al fiscal general, Cándido Conde-Pumpido, a instar a la Fiscalía Anticorrupción a analizar las presuntas irregularidades en torno a FG Valores.

Los hechos son de tal gravedad que Sebastián debería comparecer públicamente y dar una explicación convincente de su actuación. Si no es capaz -y ayer dio la callada por respuesta- tendría incluso que renunciar a ser candidato, porque nadie puede aspirar a representar a los ciudadanos con esa sombra de sospecha. Más aún cuando los acontecimientos encajan como en un puzzle en el que todas las piezas llevan su huella. Porque cabe recordar que los sucesos denunciados por Conthe coinciden en el tiempo con el famoso asalto de Sacyr al BBVA. Para conseguir introducirse en el banco, el presidente de la constructora, Luis del Rivero, pidió permiso a Sebastián en La Moncloa. Todo indica que lo que habría pretendido Sebastián con el dossier sobre FG es ayudar a que prosperase la operación contra su antiguo jefe. Lo que parece claro es que un cargo de máxima confianza del presidente del Gobierno, cuya función es exclusivamente la de asesorar en materia económica, no puede embarcarse en operaciones de esa índole.

 

LAS RESPONSABILIDADES

 

Si la imagen de Sebastián está seriamente dañada, la de Arenillas está quemada. Alguien que se ha prestado a los enjuagues del Gobierno, no puede ser vicepresidente de un organismo cuya única razón de ser es la independencia. En la maniobra queda también retratada la Cadena Ser, que en una flagrante vulneración de la ética periodística se prestó a ser cooperadora necesaria de una conspiración urdida desde el poder. La emisora le debe una expliación a sus oyentes y al conjunto de la sociedad. El grupo Prisa haría bien en aclarar si respalda esta conducta profesional, tan lejana al deber de informar, que pone en grave entredicho su credibilidad.

La carambola contra Francisco González parece tan maquiavélicamente programada que queda incluso en el aire la duda de si Conde-Pumpido formó parte de la trama o actuó de buena fe al intervenir de oficio. Lo que sí parece claro es que el asunto podría llegar a los tribunales, para lo que bastaría que el presidente del BBVA emprendiera acciones penales. Pueden haberse cometido delitos de revelación de secretos, tráfico de influencias y coacciones.

Ante una situación que es del todo incompatible con una democracia, por cuanto revela el intento del poder político de desacreditar y destruir profesionalmente a un ciudadano, el presidente debería comparecer en el Parlamento. Ha de explicar si era conocedor de los tejemanejes y, desde luego, depurar responsabilidades. Si las respuestas no fueran convincentes, el Congreso tendría que abrir una comisión de investigación sobre cuál ha sido el comportamiento tanto de la Oficina Económica del presidente como de la CNMV en las fusiones y adquisiciones de empresas desde la llegada de Zapatero al Gobierno. Ya es revelador que Conthe recurriera ayer, para explicar el asunto, a la «teoría de las cucarachas», según la cual «cuando se ve una, a lo mejor no está sola». El caso es que el 24 de abril, en su intervención de despedida como presidente de la CNMV ante la Comisión de Economía del Congreso, dijo que tenía información de contactos entre Sebastián y Arenillas que podrían ser polémicos. Y habló en plural. Quién sabe si el que descubrió ayer sólo es el primer botón de muestra.