MARAGALL Y EL PSE AVIVAN UN GRAVE INCENDIO EN EL PSOE

 

 Editorial de “El Mundo” del 22/12/04

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

La pretensión de Maragall de definir Cataluña como «nación» y el proyecto del PSE que considera al País Vasco como «comunidad nacional» fueron duramente criticados ayer por diversos dirigentes socialistas. El presidente extremeño mostró su oposición radical a la deriva nacionalista de sus compañeros catalanes y vascos.Según Rodríguez Ibarra, «España no es una nación de naciones porque lo diga Maragall» ni «Cataluña nación porque lo diga él, o el País Vasco una comunidad nacional porque lo diga Patxi López».«Nosotros podemos aprobar en el parlamento extremeño o en el andaluz que somos extraterrestres, pero es mentira», añadió.

También Rosa Díez descalificó la propuesta del PSE en términos muy duros asegurando que el término «comunidad nacional» fue utilizado por los regímenes de «Franco, Hitler y Pinochet». Mientras que el ministro de Defensa, José Bono, recordó que la posición del PSOE se fijó en la Declaración de Santillana del Mar y que España «es una nación», «no un proyecto provisional» que cada mañana «se deba resolver con un convenio coyuntural o un armisticio político». En la misma línea, Ibarra fue aún más lejos asegurando que Maragall y López han rebasado el contenido de la Declaración de Santillana.

El mensaje de todos ellos encierra una carga de profundidad contra la dirección del PSOE y es meridianamente claro: las pretensiones de Maragall y Patxi López casan más con el nacionalismo que con el socialismo. Hace mucho tiempo que se tiene noticias de las dos almas que conviven en el PSOE. Pero no por ello dejan de tener estas opiniones una enorme trascendencia. Si las direcciones de los socialistas catalanes y vascos insisten en llevar hasta el final esta deriva, llegará inevitablemente un momento en el que el conflicto le estallará a José Luis Rodríguez Zapatero con toda su crudeza.

El presidente del Gobierno, que ha dado alas a Maragall y al PSE con sus declaraciones sobre la escasa importancia del término «nación», puede tranquilizarse con la explicación oficial de que «son cosas de Rosa Díez y Rodríguez Ibarra», con el respaldo único de José Bono en el Consejo de Ministros. Mal haría, porque -como dice el polémico presidente extremeño de los «extraterrestres»- es «mentira». Al margen de quienes sean los que se atreven a decirlo en público, ni siquiera el secretario general puede ignorar que una mayoría -bastante amplia- de las bases de su partido coincide con estas posiciones.

Y es lógico que así sea, puesto que el PSOE es y ha sido históricamente un partido con pretensiones de vertebrar la unidad nacional.Como mucho, federal, aunque nunca los socialistas han propuesto un modelo asimétrico como el de Maragall, que en definitiva lo que defiende es la desigualdad entre los distintos territorios.

Es evidente que Zapatero no lo tiene fácil. Entre otras cosas porque tanto Maragall como él dependen de los votos de ERC. Ahora bien, si sigue por este camino, llegará un momento en el que los dirigentes socialistas, cansados de que el PSC y el PSE impongan su estrategia, podrían no conformarse únicamente con hacer declaraciones.