LA VALIENTE AVENTURA DE CREAR UNA NUEVA IZQUIERDA ESPAÑOLA

 

  Editorial de   “El Mundo” del 22.05.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Un grupo de 45 personas, con Rosa Díez y Fernando Savater a la cabeza, se ha reunido en San Sebastián este fin de semana para poner las bases de un nuevo partido de izquierdas, que concurriría a las próximas elecciones generales.

Entre los principios que proclaman en un manifiesto, figuran la regeneración democrática, la defensa de un modelo federal de Estado con competencias similares para todas las comunidades y la lucha contra ETA sin concesiones políticas. La nueva formación se movería en un espacio ideológico parecido al de Ciudadanos de Cataluña, con el que pactaría para presentar listas en todo el territorio nacional.

La primera cuestión que se plantea es si existe espacio electoral para este nuevo partido, que tendría que buscar respaldo entre los votantes desengañados del PSOE y un sector centrista que no se siente representado en la vida política.

Creemos que sí existe ese espacio, como se ha demostrado en Cataluña, porque el PSOE ha adoptado un giro nacionalista que le aleja de muchos de sus electores tradicionales, desencantados con políticas como la negociación con ETA o el Estatuto impulsado por Maragall.

No es casualidad que la reunión fundacional de este nuevo partido haya tenido lugar en San Sebastián y que la mayoría de sus promotores sean vascos que rechazan abiertamente la tibieza de Zapatero en materia antiterrorista.

Que exista el espacio político y que existan las personas capaces de asumir el proyecto no es garantía, sin embargo, de que la iniciativa prospere, ya que ese bipartidismo imperfecto que encarnan PSOE y PP está fuertemente consolidado en la sociedad española. No hay más que mirar atrás para constatar una larga lista de partidos centristas que no pudieron sobrevivir: DC, UCD, CDS y PSP, entre los más ilustres. Y no hay más que ver las dificultades de IU -también entregada a los nacionalistas en Cataluña y el País Vasco- para no ser engullida electoralmente por el PSOE.

El sistema electoral que prima a los partidos que ganan más votos en cada circunscripción, la fuerte presencia de los dos grandes partidos en los medios y su implantación social, el tremendo coste económico que supone presentarse a unas elecciones nacionales y otros muchos factores dificultan que cualquier iniciativa, por bien orientada que vaya, tenga éxito.

Pero tal vez en estos momentos se dan unas circunstancias más favorables que en el pasado en la medida en que el PSOE ha abandonado a un electorado de izquierdas, no nacionalista, que se siente traicionado cuando el PSC pacta con Carod-Rovira o cuando Zapatero hace concesiones a ETA-Batasuna.

En cualquier caso, la aparición de este partido puede contribuir a dinamizar la vida política nacional y a ilusionar a un sector del electorado que se encuentra sin representación. Sólo por ello quienes intentan esta arriesgada aventura merecen el reconocimiento de su compromiso cívico.