RAJOY Y ROSA DIEZ PONEN EL DEDO EN LA LLAGA DE ZAPATERO

 

  Editorial de   “El Mundo” del 30.09.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El partido que aglutina a toda la derecha española y la nueva formación que lidera Rosa Díez, que se autodefine como una fuerza de la izquierda, coincidieron ayer en responsabilizar a Zapatero del ascenso de la marea nacionalista y, en especial, del órdago lanzado por Ibarretxe al orden constitucional.

Rajoy acusó a Zapatero de haber alentado este reto con su «falta de principios», su «frivolidad» y su afán de «gobernar haciéndose el simpático» con los nacionalistas. La debilidad mostrada frente a sus socios de ERC, que ayer mismo se solidarizaban con quienes queman retratos del Rey, su complacencia con el PNV y su ambigüedad durante la negociación política con ETA-Batasuna han propiciado, sin duda, este nuevo intento de Ibarretxe.

Un análisis muy parecido hicieron ayer Rosa Díez y Fernando Savater en el acto de presentación en Madrid de Unión, Progreso y Democracia (UPD), el nuevo partido que va a concurrir a las próximas elecciones generales.

Rosa Díez puso el dedo en la llaga al afirmar que «Zapatero ha pactado el modelo de Estado con partidos que no creen en el Estado», algo que también le ha estado achacando Rajoy a lo largo de toda la legislatura.

La nota más inesperada del acto estuvo, sin duda, en la presencia de Mario Vargas Llosa, el escritor peruano nacionalizado español, que responsabilizó con gran tino al líder del PSOE de «haber creado la ilusión mentirosa de que puede haber nacionalismos progresistas».

Es evidente, a estas alturas, que el nacionalismo ha utilizado a Zapatero como un compañero de viaje útil y le ha dejado plantado cuando le interesaba. La negativa a izar las banderas, la quema de efigies del monarca, las pancartas contra la monarquía son parte de la dinámica que el presidente ha contribuido a crear y que ahora se vuelve en su contra.

Por ello, el Gobierno está intentado minimizar la importancia de esta ofensiva nacionalista y, como informa hoy EL MUNDO, ha dado la consigna a los dirigentes socialistas de que eludan cualquier polémica y presenten los actos vandálicos como la expresión de unas minorías que no representan a nadie.

Habrá que esperar para comprobar si estas manifestaciones contra la Corona y los símbolos nacionales se van diluyendo en las próximas semanas. Pero si no es así, el PSOE va a tener un grave problema en la campaña electoral que viene.

Parecida reacción ha sido la de Zapatero, De la Vega y otros miembros del Gobierno, que han restado importancia al órdago de Ibarretxe y han puesto énfasis en el fracaso de su plan anterior. Pero el argumento no vale porque el nuevo desafío del lehendakari es más grave que el de hace cinco años, que por lo menos partía de la aceptación de los cauces legales vigentes.

Zapatero se las prometía muy felices hace un mes, tras volver de vacaciones, seguro de ganar las elecciones pero se ha visto desbordado por esa marea nacionalista que él fue el primero en alentar cuando declaró que el concepto de «nación» era discutible. Rajoy y Rosa Díez se lo van a recordar continuamente.