DEL CAOS AL K.O.

Artículo de Alejandro Muñoz-Alonso en “El Imparcial” del 01 de junio de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

La votación y aprobación el pasado jueves del real decreto-ley de medidas económicas es un perfecto ejemplo de la táctica preferida de Zapatero: ganar tiempo, jugar a lo inmediato, sin abordar jamás no ya el largo sino ni siquiera el medio plazo. Es evidente que incluso para quienes somos opuestos a cualquier veleidad planificadora, en una situación como la que se encuentra España, es necesario un plan. Un plan para salir de la crisis que tenga como objetivos la superación de los tres males más graves que nos agobian: drástica reducción del escandaloso paro; drástica reducción del déficit de TODAS las Administraciones públicas y drástica reducción de la deuda interior y exterior, no sólo del Estado sino de las empresas y familias. Aunque a Zapatero sólo se le puede pedir lo que le toca. No es tarea fácil y lo que es bueno para uno de esos objetivos puede ser negativo para otro. Pero Zapatero ni lo ha intentado. Ha hecho de nuevo una jugada corta, con la indispensable colaboración (¡cómo no!) de CiU para salir del paso pero sin coger al toro por los cuernos, que eso habría sido abordar un recorte al por mayor del gasto público que este Presidente es incapaz de llevar a cabo, aunque se le esté reclamando desde todos los puntos cardinales. Se ha conformado con lo más sencillo: reducir los ingresos de los que, pensionistas y funcionarios, reciben su sueldo de los Presupuestos del Estado. Y lo ha hecho rompiendo un Pacto de Estado tan importante como el de Toledo y violando sus reiteradas y, seguramente, imprudentes promesas.

Zapatero que ha sumido a España en el caos, por su incompetencia y por su nulo patriotismo, quedó k.o. el jueves pues la votación no puso ser más expresiva. Pero lo cierto es que superó el envite, aunque se dejó muchos pelos en la gatera. No sólo recibió un golpe muy posiblemente mortal en su ya debilitada legitimidad como gobernante, sino que, las medidas cuya aprobación logró, no hay ninguna garantía, NINGUNA, de que vayan a paliar, siquiera parcialmente, la grave crisis económica ante la que ha permanecido ciego, sordo e impasible desde hace más de dos años. Y nada de eso puede sorprender a un observador medianamente atento a ese increíble fenómeno político que es Zapatero, que nunca ha sido un gobernante, en el sentido estricto de la palabra ni tiene cualidades o formación para llegar a serlo en algún momento. Zapatero encaja mucho mejor en lo que es el sentido actual de la palabra demagogo -que no hace falta definir- nunca, claro está, en el sentido que se daba a la misma en la Grecia clásica, que venía a ser un educador del pueblo. Nadie, desde que existe aquí democracia, a “deseducado” a los ciudadanos más a fondo, sembrando la división y el enfrentamiento que este personaje que, en la terminología de la España decimonónica, sería la encarnación cumplida del politicastro, término despectivo que él ha logrado extender a todo eso que suele llamarse, discutiblemente, la clase política. De lo que es evidente que no tiene nada es de estadista, palabra noble que está años luz de lo que es y representa el actual Presidente del Gobierno.

Se ha dicho insistentemente que Zapatero está preso de su ideología y es evidente que sufre una incurable borrachera de toda la bazofía del izquierdismo radical -ajena a lo que es la izquierda europea de hoy- y que, además, falto de recursos intelectuales, no ha sido capaz de digerir adecuadamente de la única manera que se puede hacer, que es eliminándola por completo, procurando que no quede ni rastro de ella. Pero es curioso que, llegado el caso, no vacila en arrojarla, provisionalmente, por la borda al servicio de algo que, para él, es mucho más importante que la propia ideología: el mantenimiento del poder a toda costa. En eso se ha convertido en un triste maestro. El jueves se aseguró la permanencia en La Moncloa, al menos hasta que haya que debatir los Presupuestos de 2011. El “churro” de Presupuestos para 2010 no es susceptible de prórroga y eso le obliga a fabricar unos nuevos, en los que ya se anuncia una necesaria, pero seguramente insuficiente reducción.¿Cómo va a aprobarlos? A primera vista parece que se ha quedado sin votos suficientes, pero para este maniobrero todo es posible. Es verdad que Durán anunció que CiU que no el apoyará pero, ¿alguien se puede fiar de semejante afirmación?. Eso es lo que hay que decir en la precampaña de ls elecciones catalanas: hay que presentarse al electorado limpio de vinculaciones con ese personaje, Zapatero, del que quiere librarse más de media España. Pero la aprobación definitiva de los Presupuestos no tiene lugar hasta diciembre y para entonces es muy posible que CíU haya ganado las elecciones y esté gobernando o a punto de hacerlo. Y, desde la Generalitat, CíU puede ver las cosas de otra manera: siempre vale la pena apoyar a “Madrid”, como se dice en el lenguaje nacionalista, porque se pueden obtener sabrosas contrapartidas, empezando por la repentina constitucionalización del Estatuto. (Curiosamente, tanto reprobar a “Madrid” desde el nacionalismo y resulta que nada se hace en “Madrid” sin su concurso).

La Presidenta del TC ha anunciado que habrá sentencia antes del verano pero ¿se puede uno fiar después de todo lo que ha pasado en aquella instancia? Ya veremos si hay sentencia y ya veremos qué sentencia hay. CíU, además, es, como partido, experto ese juego de la triangulación que consiste en hacer una política en Cataluña y otra diferente en Madrid. Y en eso se entiende a las maravillas con Zapatero: nunca digas nunca jamás.