LA DEMOCRACIA DEL PSOE

Artículo de Alejandro Muñoz Alonso en “El Imparcial” del 16 de octubre de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Al PSOE, Gobierno y partido, le molestan y hasta le parecen intolerables las críticas que se hacen desde el PP a sus tardíos planes para afrontar la crisis económica. No acepta ni la menor advertencia y exige la dócil aceptación de sus medidas, amén y aplauso incluidos. Ni “peros” ni “límites” de ningún tipo, se ha dicho expresamente. No se admite la discusión. Escribía Stuart Mill que “toda negativa a una discusión implica una presunción de infalibilidad” y estos señores del PSOE se sientes infalibles. ¿Transparencia? Confórmense con que cada cuatro meses enviemos al Congreso un informe que si les gusta bien y si no también. En EE UU tanto demócratas como republicanos han discutido aspectos del plan y Cámara de Representantes y Senado se disponen a ejercer la función de control que les corresponde sobre su ejecución. No pasarán ni una, sea quien sea el que vaya a ser Presidente y, desde luego, considerarían inaceptable un mero informe no ya cuatrimestral sino ni siquiera trimestral, periodo mucho más habitual en el mundo empresarial y financiero. Algo parecido veremos en las grandes democracias europeas en las que el Parlamento es respetado por el Ejecutivo y no se limita a ejercer un triste derecho a protestar inútilmente. Así es como funcionan las democracias pero así no se funciona en España porque es muy dudoso que este régimen merezca el calificativo de democracia en la plena acepción de este término.

El PSOE no acepta la oposición que, desde el siglo XVIII inglés se considera como un elemento indispensable del buen gobierno y de un sistema que merezca denominarse representativo. El PSOE tampoco acepta el pluralismo político, uno de los “valores superiores del ordenamiento jurídico” según el artículo 1 de la Constitución y una y otra vez deja entrever su secreta nostalgia por el partido único. El resto de los partidos sólo son aceptables si se convierten en mansos apéndices sin voluntad propia. Si alzan la voz se les considerará, en frase del propio Zapatero, como “antipatriotas”, trasunto y actualización de aquella “Antiespaña” con que el franquismo motejaba a sus opositores. Su concepción del Parlamento tiene más en común con aquellas Cortes de Franco que con un Parlamento democrático. Es curioso que la herencia del franquismo la hayan recogido quienes más alardean de antifranquismo, aunque ¿dónde estaban cuando había que protestar contra la dictadura?

Pero nada de esto es nuevo. Algunos no hemos olvidado que el arrollador y legítimo triunfo del PSOE en 1982 (los entonces famosos 10 millones de votos) fue considerado por sus dirigentes como un cheque en blanco para hacer mangas y capirotes. Y vaya si los hicieron. No se decía en público pero el modelo al que se aspiraba era el PRI mexicano de entonces: Monopolio del poder con un partido de la oposición al que apenas se le permitía respirar y al que se le hacían todas las trampas imaginables. En aquel ambiente Guerra decretó el entierro de Montesquieu, se instrumentó al Tribunal Constitucional y se estableció el vergonzoso sistema de designación del Consejo General del Poder Judicial que todavía padecemos. La nueva generación socialista de Zapatero no ha hecho sino continuar aquella embestida antidemocrática dando nuevas vueltas de tuerca, sintetizadas en el manifiesto propósito de desmontar o desvirtuar el sistema de la Transición. J.F.Revel describió “la tentación totalitaria” del socialismo francés (está en los genes de la familia) pero el caso español es una confirmación aún más esclarecedora de su tesis.

En su prepotencia, el PSOE se siente legitimado para cualquier clase de juego sucio. Lo que jamás se permitiría a la oposición —porque la haría acreedora de la más sumaria descalificación- es en ellos lo más normal del mundo. Los que utilizaron a las 192 víctimas del 11.M para tirarse al cuello del Gobierno del PP, no vacilan en acusar a este partido de utilizar el terrorismo a la mínima oportunidad. Y algunos de los que cometieron la indignidad de sentarse en la misma mesa con los asesinos de ETA no vacilan en hacer saber que están dispuestos a volver a hacerlo. Jamás hemos oído el menor atisbo de rectificación a quienes, mentirosamente, negaron haber negociado con ETA (deslegalizados, por fin, sus brazos políticos, pero con sus miembros instalados en las instituciones) o aseguraban que la crisis era un malvado invento de la oposición. ¿Y dimisiones? En una democracia que lo sea de verdad hay situaciones de dimisión obligada. Aquí abundan ese tipo de situaciones. Pero aquí no dimite nadie y eso que la lista de los “dimitibles” es bien larga. ¿De veras es esto una democracia?

 

VEANSE UNOS VIDEOS SOBRE LA DEMOCRACIA DEL PSOE

 

http://es.youtube.com/watch?v=eo2S_5tuIkE

http://es.youtube.com/watch?v=KMOrs6vjzl0

http://es.youtube.com/watch?v=0DDhv1K9R5g