LA DESCOMPOSICIÓN DEL RÉGIMEN DEL 78
Artículo de Javier Orrico en su blog del 19-10-09
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Corre la mierda por las calles de España como un río de lava. No es agua podrida, es la descomposición del Régimen que suelta un magma verde, un 'churrete' continuo de indecencia. El Gobierno que nos arruina dedica todas las armas del Estado a acabar con la oposición que debía sacarnos del desastre. La oposición que había de salvarnos no es capaz ni de salvarse a sí misma y una corte de capullos-loden, falsos chicos bien que se arrimaron a la política para medrar, han dejado al partido con más militantes de España convertido en el partido con más militontos, miliaturdidos, pobres, al ver lo que han hecho aquellos en quienes depositaron su honra.
La
torpeza del PP es que ha dado pie a que desde la calle se les vea a todos
iguales. Eso es lo que ha conseguido el PSOE con cuatro chorizos horteras
penetrando por las vías de los trepas que abundan en todos los partidos:
equiparar lo que fue el asalto socialista al Estado, concebido como un botín
que se les debía, con los regalos impresentables que una red de beneficiados ha
venido haciendo a sus beneficiantes. Corrupción, sí,
aunque incomparable con lo que entonces supimos, aquella ciénaga que ni
siquiera con el poder en sus manos pudieron ocultar.
Si el
PP hubiera tenido a alguien al frente, si hubieran rodado las cabezas políticas
de todos cuantos han coqueteado con esa panda de bribones de calcetín blanco,
hoy en España habría un líder político que daría esperanza a la Nación, y no un
hombre al que se supone honesto pero sin el brío necesario para sacarnos de la agonía.
La
limpia debería ser general. Ahora empìeza a
descubrirse que los gurtelianos tenían también
amiguitos en un PSOE cuya contrastada tradición corrupta se prolonga hoy en Estepona, en Mercasevilla, en la
Diputación de Almería, en las empresas de la familia Chaves, incluyendo los ¡1600!
millones de pelas de subvención para la de su hija, en Ciempozuelos,
en esa Cataluña de los informes, los viajes y las comisiones que ya no es hoy
la vanguardia de España, sino su retaguardia fermentada. Pero todo esto no lo
da El País.
Y así,
mientras España se va a tomar por saco, (leer las advertencias de ¡Almunia!, desde la Comisión europea,
pone los pelos de punta), y nos suben los impuestos, y las gentes, el pueblo
-ese que es facha cuando grita a ZP y un modelo cívico cuando lo hacía contra Aznar-, pierden sus casas, sus
trabajos, su esperanza, algunas cajitas de ahorro catalanas van a solicitar
1.500 millones de euros para fusionarse, (¡joel
con la fusión!), y el
nacionalismo vasco de todos los partidos chantajea por enésima vez con éxito a
un Gobierno dispuesto a vender hasta los tornillos del Estado para mantenerse
en el poder.
No
obstante, por encima de todo este vertedero de sinvergüenzas, sirleros y zurrilistos, lo
realmente corrosivo es comprobar cómo el Estado de derecho agoniza en los
cajones de la misma Justicia que archiva el chivatazo policial a la ETA,
mientras manda ejércitos de fiscales y jueces amigos a exterminar a la
oposición. No porque todos esos pícaros no lo merezcan, y ojalá que no los acabe
liberando Garzón con
su incompetencia, sino porque lo que brilla como los rolex
de oro es la arbitrariedad, la obscenidad con que se utiliza el aparato del
Estado al servicio de los intereses políticos de quien lo controla.
¡Qué
no podrán hacer con cualquier ciudadano esos servicios atravesados de una
corrupción mucho más grave: la de haber convertido al Estado, finalmente, no en
nuestra garantía, sino en el Leviatán que nos aplasta! Ya somos una república
bolivariana. Cuando el Gobierno consiga meter a la oposición en la cárcel, Chávez
nos acogerá con los
brazos abiertos. Sólo nos faltará hacernos indigenistas y derribar las estatuas
de Colón para
cerrar el sueño progresista.
EL
Régimen del 78 está muerto. La primera Restauración se acabó con el asesinato
de Cánovas y con
la esclerosis de los partidos. Esta segunda Restauración borbónica, que el
franquismo quiso vendernos como Instauración, llega a su fin. Creo que murió el
11 de marzo de 2004, con la colaboración de los españoles, pero no quisimos
verlo. No sé cuánto tardará, pero sí no reaccionamos y acabamos con la
podredumbre y con la desigualdad inaceptable a que los nacionalismos, con la
complicidad del PSOE y la incapacidad del PP, nos han conducido, a la vuelta de
unos años seremos de nuevo un país marginal en Europa, la España diferente
anclada en sus odios, su cainismo, su mediocridad
maleducada como ideal social.
Y si
no lo hacemos pronto, ya, si esto sigue como parece, en las manos idiotas y
sectarias de Z,
cuando el caimán planetario, el fraterno amigo de Norteamérica, el que ha
culminado el desmantelamiento de España se vaya, tendremos que empezar a subir
de nuevo la montaña de nuestra desdicha histórica. Algún dios nos condenó a
tener que recomenzar siempre, una vez y otra, esta extraña nación, la más vieja
de Europa, eterna adolescente incapaz de gobernarse a sí misma, como un Sísifo
sin seso.