YA SE TRABAJA EN UNA GRAN COALICIÓN QUE SALVE EL ESTADO Y LA ECONOMÍA
Artículo de Graciano Palomo en “El Semanal Digital” del 16.01.08
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
El desplome de la Bolsa este martes avisa de lo que puede venir, y mientras tanto los nacionalistas se crecen cada día que pasa: son los puntos negros que un gobierno fuerte debe resolver.
No es una fantasía. Tampoco un
brindis a la política de salón. Se trata de una iniciativa surgida de las
poderosas calderas de los poderes fácticos que creen con razones que los graves
problemas que cuitan a España no se pueden resolver con un gobierno débil que
tuviera que pactar con las fuerzas nacionalistas para sobrevivir.
Y es que todo parece indicar que al día de hoy y a tenor de los sondeos (todos),
ni el PSOE de Zapatero ni el PP de Rajoy podrán obtener la mayoría suficiente
para fortalecer el Estado e implantar las necesarias reformas que la crisis
económica demanda a gritos.
Si un gobierno de esa naturaleza se ha plasmado en Alemania, la primera potencia
de Europa (con buenos resultados), no se entiende cómo en un país mucho más
pobre y débil en su Estado no puede ser posible.
En efecto, estas fuerzas, básicamente económicas y financieras pero también
otras instaladas en la sociedad civil (intelectuales de rigor, gestores de alto
nivel, universitarios de prestigio), entienden que el Estado se enfrenta a dos
retos de singular importancia.
El primero de ellos el de su integridad territorial. No hay que olvidar que el
lendakari Ibarretxe mantiene la consulta secesionista en el País Vasco para el
25 de octubre y en Cataluña el desarrollo del Estatut colocará al Estado en un
mero rictus inexistente. Por si fuera poco, el conglomerado entorno a Galeuscat
(PNV, Bloque Nacionalista Galego y CiU) anuncia ya que serán ellos los que
designen al próximo presidente del Gobierno. Es decir, un tema esencial para
empresarios y otras gentes que creen en la continuidad de la nación española
porque, entre otras cosas, la famosa unidad de mercado ya está cuarteada en 17
normas distintas.
El segundo gran asunto es la economía. La profundidad de la crisis es tan
enorme, sus consecuencias tan dramáticas (los estudios más serios apunta a que
se puede llevar por delante un millón de empleos de forma directa e indirecta, y
no es catastrofismo sino un mero cálculo de calculadora), que se hace necesario
un poder ejecutivo fuerte, con amplia base, que se pueda permitir el lujo de
reeditar los Pactos de la Moncloa.
El soufflé se ha venido abajo con estrépito y no depende ya del Banco de España,
ni siquiera de La Moncloa.
Los impulsores de esta iniciativa no parecen estar completamente locos o fuera
de la realidad. Y no son pocos los altos dirigentes del PP y del PSOE que no ven
mal esta posibilidad. No estrictamente entre los instalados, pero sí en aquellos
que tienen poder político autónomo y entre las bases de las dos grandes
formaciones nacionales. Simplemente hace falta un poco de explicación para que
se comprenda la magnitud del empeño que tendrá por delante el nuevo gobierno.
Añaden que un poder ejecutivo de esa naturaleza contaría con un respaldo no
inferior al 80% de la población. Los ciudadanos quieren soluciones a sus
problemas, están asustados y atemorizados ante el futuro inmediato que les
aguarda (carestía, hipotecas, desempleo, peor calidad de vida, etc.) y más que
hartos de que con su dinero los políticos se dediquen a tirarse los trastos unos
a otros mientras la casa sigue sin barrer.
Duraría hasta garantizar el poder del Estado: no significa en modo alguno acabar
con los nacionalismos, pero si reconducirlos a su auténtica fuerza democrática.
Incluso ya se barajan nombres que podrían presidir ese gabinete. Si es el PSOE
quien obtiene más votos y escaños, uno; si, por el contrario, fuera el PP, otro
distinto.
Pero los nombres y apellidos, si me lo permiten, los daré otro día.
P.D. Los lectores y el archivo del Elsemanaldigital.com no me dejarán por
mentiroso. Hace al menos seis meses que escribí acerca de Manuel Pizarro y sus
posibilidades políticas. Ya está, después de haber superado no pocas reticencias
por su parte.
Es, sin duda, el gran éxito preelectoral de Mariano Rajoy y, sin exageraciones,
un triunfo para España y su necesidad civil.
¡Enhorabuena, Manolo!