EL GOBIERNO ZAPATERO ESPERA OTRO COMUNICADO DE ETA QUE ANUNCIE UNA NUEVA TREGUA

 

El Ejecutivo socialista confía en que se abra un proceso sin vuelta atrás tras los fracasos de Argel y Zúrich

 

 Informe de  Periodista Digital” del 17/01/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Ahora le toca mover ficha a ETA. Tras ofrecer diálogo a Batasuna a cambio de que condene la violencia, José Luis Rodríguez Zapatero no espera, según informan fuentes gubernamentales, una rápida respuesta de la ilegalizada formación aberzale. Pero sí augura que, cara a las elecciones vascas de la primavera, la banda terrorista hará gestos de distensión como decretar una tregua.

La celeridad con la que el Gobierno puso en valor el mismo viernes la carta remitida por Arnaldo Otegi sugiere que no le cogió, ni mucho menos, por sorpresa. Y aunque nadie confirma oficialmente que la oferta de paz de Batasuna sea fruto de una discreta negociación encauzada por los socialistas vascos, crece la impresión de que Patxi López y su grupo han movido algun hilo bajo la mesa.

El Gobierno socialista confía en este proceso porque supera los problemas que se plantearon en las dos tentativas anteriores de paz, en las que participó el Ejecutivo y que se saldaron con sendos fracasos: las conversaciones de Argel (Argelia), en 1989, con Felipe González de presidente, y las de Zúrich (Suiza), en 1999, con José María Aznar.

En ambas ocasiones, las conversaciones fracasaron porque ETA exigió una negociación política al Gobierno, que en ninguno de los dos casos pudo aceptar porque "la paz no puede tener un precio político" y acceder a esa negociación alentaría el chantaje al Estado.

Sin embargo, en esta ocasión, y por vez primera, ETA ha accedido a no ser el interlocutor político, y cede a Batasuna el papel de encontrar una salida política con el resto de los partidos vascos sin exclusiones. El sábado, Zapatero asumió en San Sebastián la creación de una mesa política de partidos, sin exclusiones, una vez rechazado el plan Ibarretxe. El papel de la banda se limitaría a encontrar con el Ejecutivo socialista una solución para sus presos, una vez que haya anunciado el cese de su actividad y entregue las armas.

Asimismo, la debilidad de ETA, reconocida por su antigua dirección, ahora encarcelada, en la carta, conocida en octubre, en la que admitía su derrota militar, permite abrigar al Gobierno la esperanza de que este proceso puede ser definitivo para la paz. El refrendo que Josu Ternera, considerado jefe de ETA, expresó en la carta leída por Otegi en el Parlamento vasco, el 30 de diciembre, reforzaría la consistencia de este proceso, según fuentes socialistas.

Tradicionalmente, el Aberri Eguna (Día de la Patria Vasca), el domingo de Resurrección, que se celebra dentro de dos meses, ha sido una fecha propicia para anuncios de gran calado político del mundo nacionalista. No obstante, en medios de la izquierda abertzale no se descarta que, incluso, ETA diera a conocer su cese antes de esa fecha si el proceso sigue su curso.

A juicio del Gobierno, tanto la oferta de paz de Batasuna como el posible alto el fuego de ETA responden a una nueva estrategia común. Si el objetivo tradicional de ambas era negociar la independencia vasca a cambio de la paz, ahora buscan el pretexto para que la banda se disuelva y la izquierda aberzale pueda volver a las instituciones e impedir así que el PNV, deliberadamente radicalizado, conquiste la hegemonía de todo el nacionalismo vasco.

Interpretan los expertos que rodean a Zapatero que, debilitada ETA por los golpes policiales y el impacto moral del 11-M, y arrinconada Batasuna por su ilegalización, la izquierda aberzale se ha conjurado para remplazar al PNV y al lendakari, Juan José Ibarretxe, como interlocutores del Estado. Ése es el propósito de la carta de Otegi a Zapatero, en muchos puntos más moderada que el propio plan Ibarretxe, y también el de la tregua que el Ejecutivo espera de ETA.

Un gesto de distensión de la banda que, aunque insuficiente para el Gobierno, abriría un proceso de paz con tres consencuencias: desdibujar el plan soberanista del PNV, reforzar el protagonismo de Batasuna y abrir la puerta, si no a su regreso a la legalidad cara a las elecciones vascas, sí a que presente una lista a prueba de recursos o promueva el voto nulo para que Ibarretxe no capte al electorado aberzale. Su concurrencia a las urnas se pospondría entonces hasta las municipales del 2007.

Para concluir que la oferta de Batasuna tiene la bendición etarra, el Ejecutivo recuerda que el 30 de diciembre, cuando propició la aprobación del plan Ibarretxe para dejar al PNV sin el que iba a ser un banderín electoral, Otegi leyó en el Parlamento vasco un carta de José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, ex diputado aberzale y considerado número uno de ETA.