LA AGONÍA DEL GOBIERNO ZAPATERO

Editorial de “Periodista Digital” del 21 de junio de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Concluye con más pena que gloria la triste y vacía presidencia española de la Unión Europea

 

A Zapatero ya no le quedan excusas para reclamar a la oposición silencios patrióticos

 

El Consejo Europeo celebrado este 17 de junio de 2010 puso fin a la triste y vacía presidencia española de la Unión Europea, una oportunidad que el Gobierno socialista vendió como la ocasión propicia para relanzar la imagen maltrecha del presidente Zapatero, entre anuncios solemnes sobre el liderazgo progresista bipolar con Barack Obama y el magisterio social que iba a impartir entre sus socios europeos.

El balance de este semestre merece, sin duda, una valoración sosegada, porque demuestra que España se ha quedado descolgada diplomáticamente de todas sus áreas naturales de actuación internacional.

Por ahora, es suficiente comprobar cómo circula el nombre de España por los circuitos políticos y económicos europeos.

Este jueves, la noticia fue que no se iba a hablar de España y de su crisis en el Consejo Europeo, como si ser invisible fuera para nuestro país la mejor opción en este momento.

Por desgracia, puede que así sea después de unas semanas en las que España ha sido objeto de gravísimos pronósticos acerca de su solvencia financiera. Ciertamente, los supuestos preparativos del rescate europeo de España han sido rotundamente desmentidos desde Bruselas, lo cual obliga a acoger con prevención algunos análisis apocalípticos.

En todo caso, que esos avisos fueran, al parecer, infundados no significa que la situación real de la economía española sea mejor que la que refleja la desconfianza de los mercados.

Por lo pronto, a pesar de las medidas anticrisis y de la reforma laboral, el Tesoro español tuvo que pagar por encima del cinco por ciento su deuda y el diferencial con el bono alemán supera los 220 puntos. En estos datos no hay más que un diagnóstico frío sobre la confianza que merecemos.

Y este es el principal problema de España para engancharse a una recuperación colectiva de las principales economías occidentales: que el Gobierno socialista no inspira seguridad ni certidumbre.

Incluso la reciente reforma laboral publicada ayer por el Boletín Oficial del Estado es objeto de controversia en el Gobierno y el PSOE, porque de uno y otro salen mensajes contradictorios acerca de si será o no modificada durante el procedimiento parlamentario de su proyecto de ley.

Si el propio Gobierno y su partido no saben exactamente qué futuro espera a esta reforma, será difícil que los mercados se animen y que los trabajadores y los empresarios empiecen ya a utilizar intensamente sus modificaciones.

El único consenso que ha logrado el Gobierno se refiere a su agotamiento político.

Este mismo jueves, el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, reconoció que «España necesita un cambio de Gobierno».

Todo aparenta que habrá crisis gubernamental a corto plazo, aunque este cartucho ya lo quemó Zapatero cuando cambió al equipo económico de Pedro Solbes por el de Elena Salgado.

Un movimiento de entrada y salida de ministros, con alguna supresión ministerial incluida, carece de sentido cuando la causa del problema afecta estructuralmente al proyecto político de Rodríguez Zapatero para España, porque es un proyecto agotado en todas sus instancias.

Cambiar ministros para que todo quede igual, ganar unas semanas de tregua por aquello del beneficio de la duda que merezcan los incorporados son ventajas irrisorias y efímeras que no resisten la carencia de un plan de dirección política que fije objetivos, precise los sacrificios y ofrezca esperanzas.

Terminada la presidencia europea, ya no le quedan más metas volantes al Gobierno ni excusas para reclamar a la oposición silencios patrióticos.

Zapatero se las tiene que ver con España, tal y como está nuestro país. En estas circunstancias la única crisis de Gobierno admisible es la dimisión de su presidente y la convocatoria de elecciones anticipadas.

Las razones del porqué de este adelanto son evidentes. La carga de la prueba recae en quien afirme que a este Gobierno aún le queda margen de maniobra para tomar decisiones, ejercer liderazgo y comprometer a los ciudadanos en una etapa de sacrificios.

Quien, como Rodríguez Zapatero, le ha venido negando sistemáticamente a España las oportunidades de amortiguar la crisis con medidas que debieron tomarse hace años no tiene argumentos creíbles para defender el agotamiento de su mandato en 2012.

Sólo un pura y simple voluntad de permanecer en el poder a toda costa, y sin dar a los españoles el derecho a decidir sobre políticas que no pudieron votar en 2008, explica esta contumaz y dolorosa agonía del Gobierno socialista de Zapatero.