TRANSICIÓN DE LOS SOCIALISTAS CATALANES:
EL EJÉRCITO ROJO SE ACUARTELA
Los generales que ayer fueron capitanes diseñan cómo
cederán el
mando en el PSC
Informe de Neus Tomàs, Barcelona, en “El Periódico”
del Miércoles, 8 de
diciembre del 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web.
Los despachos situados en la cuarta planta de la sede del PSC son el cuartel donde el Estado Mayor de los socialistas
catalanes ha pergeñado la estrategia
del partido en los últimos 16 años, desde el congreso de Sitges en el que el movimiento de los llamados capitanes descabezó
a la cúpula obiolista. Tres de esos hombres
ascendieron a generales -José Montilla, José
Zaragoza y Miquel Iceta-, y durante este tiempo han aplicado la máxima militar que
asegura que la fortaleza de un
ejército estriba en la disciplina rigurosa y la obediencia inflexible a
los oficiales. Es lo que Iceta resume coloquialmente como moral de victoria y fe ciega
en el mando. Pero hoy, con la moral por el suelo, solo queda la fe en la
jefatura. Tras la derrota de las autonómicas, los generales han decidido, antes
de pasar a la reserva, acuartelar a la tropa para decidir quiénes y cómo
regresan al campo de batalla.
Pulsen
en la imagen para ir al gráfico de “El Periódico” (L. B.-B.)
Montilla
ya ha anunciado que se irá después del congreso previsto para el próximo octubre, y se da por hecho que la
renovación supone también
que Zaragoza e Iceta seguirán su ejemplo, aunque
ninguno de
los dos lo ha admitido, al menos públicamente. Otra cosa es, como se ha
evidenciado en los 10 días transcurridos desde el 28-N, que los tres generales aspiren a pilotar la transición.
Confían en controlar los motines
que puedan ir surgiendo en los próximos meses e impedir que el malestar de un sector del partido acabe dando
lugar a una rebelión. Albergan
además la esperanza de que los oficiales díscolos -Antoni Castells, Montserrat Tura, Ernest
Maragall y, con matices, Marina Geli asuman que también ellos deben dejar paso a otros
dirigentes que se responsabilicen
del futuro socialista. Alcaldes como Ángel Ros (Lleida), Pere Navarro (Terrassa) y Joan Ignasi
Elena (Vilanova i la Geltrú)
defienden postulados catalanistas muy similares a los suyos pero con un discurso renovado. Otros, como el de Cornellà de Llobregat,
Antonio Balmón, amigo personal de Montilla, ejercen
de mediadores entre ambos sectores,
la cúpula y los críticos, para facilitar
una regeneración pacífica. El resultado que obtengan algunos de estos alcaldes en las municipales puede
reforzarlos cara a pilotar el partido.
Eso incluye también a Jordi Hereu.
FIELES
/ Los generales son los que, arropados por los dirigentes territoriales que les otorgaron los galones, han
diseñando la táctica a seguir
en cada momento. Apelaron a la disciplina de Joaquim Nadal para que en 1995 se enfrentase al imbatible Jordi
Pujol. Cuatro años después
fueron a buscar a Pasqual Maragall conscientes de que
les daría muchos quebraderos de cabeza pero que seguramente era el único con posibilidades de llevarlos hasta la Generalitat. Y ahora intentan controlar la transición, con la
tranquilidad que les da saber que en
el congreso las federaciones con más militantes, las del área metropolitana,
son las que aportan más delegados al cónclave y que, por lo tanto, sus votos serán decisivos. El
triunvirato socialista cuenta con la
fidelidad de dirigentes de perfiles tan distintos como Nadal y la ministra de Defensa, Carme Chacón, que sabe que la
dirección del partido apostó por ella desde un principio para que se
hiciese un nombre en Madrid. Otro fiel (que
en el lenguaje del PSC es sinónimo de
no generar conflictos) es el jefe de filas en el Congreso, Daniel Fernández. En su caso, además de no dar
problemas, intenta resolver los que a
menudo surgen con el PSOE.
Para
pilotar la regeneración en el territorio, la cúpula tiene el apoyo del primer secretario de Lleida, Joaquim Llena, fiel
a Zaragoza como lo fue su antecesor, Ramon Vilalta, y del de Tarragona, Xavier Sabaté.
En sus federaciones ya surgen
nombres para la nueva etapa. Así, el alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros; su
portavoz municipal, Begoña
Floría, y la mano derecha de Llena, Mònica Lafuente, suenan con fuerza. Dos diputadas, Rocío Martínez-Sempere
y Laia Bonet, están
bien situadas para sentarse en la futura ejecutiva del PSC. Más ambiciosa la primera y más discreta la segunda, ya
están ambas en campaña
de promoción interna. Y otro llamado a asumir protagonismo es Marcel Prunera, discreto
colaborador de Castells y respetado por el mando y la
tropa, un mérito cuando lo que está en juego es la lucha por el poder.