EL «FUEGO AMIGO» NACE DEL PACTO DE ZAPATERO CON LA ESQUERRA

 

 Artículo de Pablo Sebastián en “ABC” del 24.09.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Aparcado el debate de la fallida negociación política con ETA, que «Gara» acaba de confirmar, desvelando las reuniones del Gobierno con la banda del mes de mayo —lo que desmiente las palabras de Zapatero y Rubalcaba tras el atentado de Barajas—, y aplazado el debate sobre el nuevo estatuto vasco, todo apunta a que una nueva victoria electoral del PSOE en 2008 será interpretada por Zapatero como un plebiscito favorable a otro proceso de negociación con los terroristas, que incluirá la recuperación de su modelo confederal del Estado.

Se trata de una dinámica que, salvo que la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el estatuto catalán imponga unos límites inaceptables por los nacionalistas, será forzada por la influencia decisiva que los nacionalistas de PNV, CiU y, sobre todo, la Esquerra (que tiene la llave de Cataluña) tendrán a partir de los comicios de 2008 para la formación del Gobierno de Zapatero, a no ser que el PP consiga un triunfo suficiente para frenar semejante desvarío nacional. Lo que no parece que vaya a ocurrir si en los próximos meses no se articulan en el PP iniciativas y equipos con liderazgo —aunque sólo sea para desmentir que Zaplana y Acebes serán los vicepresidentes primero y segundo de Rajoy— que ofrezcan confianza y credibilidad, algo que la hoy dirección del PP no parece estar en condiciones de ofrecer a no ser que intervengan dirigentes con ascendencia en el partido, como Aznar, Fraga, Rato y Álvarez Cascos, lo que no habría que descartar a la vista de lo que está ocurriendo.

Porque el pasado viernes, el vicesecretario de la Esquerra Republicana de Cataluña, Xavier Vendrell, justificó el terrorismo de la desaparecida banda Terra Lliure, asegurando que sirvió para «sacudir las conciencias» y que «la violencia es un concepto muy relativo». Días atrás, el líder de ERC y primer consejero de la Generalitat, Carod Rovira, pedía para 2014 un referéndum para la independencia de Cataluña, y el consejero de Gobernación de José Montilla, Puigcercós, dijo que Cataluña debe abandonar España. Mientras, en la Diada, militantes de ERC llamaban fascistas y amenazaban de muerte a dirigentes del PP y, en estos días, seguidores de ERC —partido que apoya a ETA-Batasuna; Carod Rovira negoció con Ternera desde la presidencia de la Generalitat— quemaban fotos del Rey, mientras sus alcaldes retiraban la bandera española de los ayuntamientos.

La Esquerra, con sólo 638.902 votos en las elecciones generales de 2004, ha conseguido, gracias a su legitimación por Zapatero, impulsar el Estado confederal, abrir la negociación política con ETA, convertirse en soporte del Gobierno de España, que representa a más de cuarenta millones de Españoles, en dueña de la Generalitat y en causante de los delirios independentistas del PSC-PSOE de Maragall, con su primer Estatuto soberanista, y de CiU, donde Artur Mas pide la refundación del catalanismo de la mano de Carod y Puigcercós, mientras un radicalizado Jordi Pujol asegura que en Cataluña mejoran las expectativas para un referéndum sobre la independencia.

Después de lo que hemos vivido, en la funesta legislatura que se acaba, y de lo que se avecina, con el PSOE y el PP empatados en las encuestas (como se vio en las elecciones municipales) y a merced de los nacionalistas para gobernar, sorprende que los pactos de Zapatero con esta nueva y desafiante Esquerra, en Cataluña y el Estado —en cuyas instituciones del Poder Judicial y Tribunal Constitucional el PSOE pretende instalarla—, no estén en el centro de la precampaña electoral y no se hayan convertido en la primera preocupación de sectores razonables del PSOE y sus poderosos medios de comunicación, dedicados, unos y otros, al bonito juego colateral de poner en evidencia el electoralismo oportunista de las medidas sociales del Gobierno.

Los del PP, dando pábulo y propaganda gratis a las nuevas proclamas del Ejecutivo, y los publicistas del PSOE, en Prisa, a título de venganza por los celos y la pérdida de los derechos audiovisuales del fútbol, en beneficio del grupo de La Sexta y Mediapro, que dicen estar promovido por el presidente Zapatero, «el fuego amigo», del que habló Felipe González en el homenaje a Jesús de Polanco.

El único «fuego amigo», contra los intereses generales de los españoles y la cohesión nacional, es el que emana de los pactos establecidos y bendecidos por Zapatero con la Esquerra —similares a los que pretendía con Batasuna—, que acabó derritiendo las alas de cera del presunto angelical Ícaro español, y que pretende transformarse en Ave Fénix y reanudar su vuelo confederal tras las elecciones de 2008. Salvo que se produzca un vuelco electoral si un renovado PP consigue movilizar a una mayoría de ciudadanos y derribar el muro audiovisual que apoya a Zapatero e impide que los ciudadanos tomen conciencia de lo que está al llegar, incluida la galopante crisis económica.

La que va a necesitar un gobierno fuerte y estable ajeno a cualquier tensión o disparate confederal como el que, de manera gratuita como ambiciosa, Zapatero ha intentado culminar a lo largo de estos años, pensando que si conseguía la paz con ETA, a cambio de desarticular el Estado, pasaría a la Historia como nuevo «príncipe de la paz». Sin entender que todo modelo federal o confederal debe estar anclado en la lealtad constitucional, que en España no existe, porque para los nacionalistas todo esto solo son escalones para alcanzar su independencia nacional.