DE LA COMPRA DE VOTOS A 400 EUROS A LAS CÁBALAS SOBRE BONO Y GALLARDÓN

 

 Artículo de Pablo Sebastián en “ABC” del 28.01.08

 

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Con un breve comentario al final:

 

 DE LA ESPECULACION A LA MOVILIZACION

 Luis Bouza-Brey, (28-1-08, 12:00)

 

La carrera electoral atraviesa el valle de las ofertas, donde los candidatos derraman, sobre los distintos colectivos de ciudadanos, el cuerno dorado de la abundancia, justificando que, en estos tiempos de incertidumbre o crisis económica, lo mejor es aumentar el gasto público, bajar los impuestos y el precio del dinero para que el consumo y el crecimiento no pierdan ímpetu y todo quede en «desaceleración»: nada, pues, de austeridad.

Y así vemos cómo, unos y otros, ofrecen guarderías para los niños, más trabajo para las mujeres, becas y alquileres de viviendas para los jóvenes, subida de las pensiones para los jubilados y del salario mínimo para los trabajadores, descuentos fiscales a granel, también y, por fin y sin rodeos, la compra directa de los votos a ¡400 euros la papeleta!, que es lo que se desprende del invento de Zapatero, al que el vicepresidente Solbes sólo ha querido echar un ojo (lleva un parche en el otro), para no acumular más disgustos de que los que le dan las hipotecas-basura, los tipos de interés, las aseguradoras de bonos, los fondos, los bancos, el paro, la Bolsa y el IPC.

Todos esos platos de porcelana china, Compañía de Indias, que bailan al unísono sobre las varillas de bambú del mandarín del Gobierno aunque con distinta velocidad. Lo que anuncia irremediables rupturas en tan preciada vajilla, de la que ya se verá lo que queda de ella a lo largo de la legislatura si continua la famosa desaceleración y el equilibrista no logra mantener los platos en movimiento continuo.

Un vocablo, «desaceleración», que sirve para camuflar la crisis o recesión, de igual manera que la «volatilidad» intenta explicar lo inexplicable de la Bolsa. Y que lo de las «expectativas» le sirve al presidente para decir que, por el momento, no habrá negociación con ETA, al tiempo que insinúa que dichas expectativas pueden cambiar y reabrir los contactos con la banda, después de las elecciones. Un mensaje encriptado con el que Zapatero pide a ETA que no cometa un nuevo atentado cuando ilegalicen ANV y PCTV, lo que podría tener arreglo si Nafarroa Bai, Aralar, o PNV y EA acaban haciendo un hueco a Batasuna en sus listas, lo que tampoco conviene descartar.

El ambiguo lenguaje de la Sibila de Delfos sirve para la economía y para la política, en estos tiempos de delicadas mudanzas electorales, y no es sólo un artilugio del Gobierno, sino también de la oposición, como lo acabamos de ver en unas declaraciones de Mariano Rajoy a «El Mundo», en las que se inclina ante el «director» de la conspiración del 11-M, reconoce con cuatro años de retraso el error de la guerra de Irak y de la presencia de Aznar en la foto de las Azores y, lejos de toda euforia, presenta, como gran éxito de su liderazgo al frente del PP, la afirmación de que tiene una «posibilidad real» de ganar las elecciones. Y como prueba presenta una encuesta preelectoral en la que el PP le saca 0,2 puntos al PSOE, «eso es lo que hay», dice Rajoy.

Y la verdad es que no hay demasiado, y mucho menos para gobernar con los nacionalistas, ni para estar contento, después de todo lo que ha llovido en cuatro años de gobierno catastrófico de Zapatero. Y sobre la crisis con Gallardón no dice la verdad, una vez que la excusa de Pizarro le llegó del cielo -o de FAES- horas antes de la expulsión del alcalde de la lista. Crisis que le pasará factura al PP (algunos dicen que en beneficio de Rosa Díez), y en la que Gallardón no parece tener más salida que cumplir su anuncio de abandono de la política (es decir, del PP y de la alcaldía; la política nunca la dejará), una vez que reflexione tras las elecciones generales.

Ahora bien, si la encuesta del PP que insiste en el empate con el PSOE se aproxima al resultado electoral en el reparto de escaños, entonces se verá si tanto Gallardón como su amigo José Bono tienen algo que decir y hacer en las duras y complicadas negociaciones que seguirán para la formación del Gobierno. Porque ambos figuran en la zona moderada y españolista del centro político y pueden jugar un papel, si se abriera el debate sobre la gran coalición entre el PSOE y el PP, como la mejor salida para la estabilidad política. Y, en consecuencia, para hacer frente a la crisis económica y a los incesantes desafíos de los nacionalistas, que, tras el paso de Zapatero por la Moncloa, han añadido al precio económico que normalmente han puesto a los pactos de gobernabilidad (en 1993 con González, y en 1996 con Aznar), un plus de soberanía.

Ahora bien, si Rajoy o Zapatero tienen posibilidades de gobernar con los nacionalistas, a Bono y a Gallardón sólo les queda la fuga hacia el centro, juntos o por separado. Porque, si gana el PSOE, los nacionalistas vetarán a Bono como presidente del Congreso de los Diputados, y se quedaría para vestir santos, como se quedó Artur Mas sin la presidencia de la Generalitat que, también, le prometió Zapatero. Y tanto Bono como Gallardón saben que, en caso de derrota de Zapatero o Rajoy, ninguno tendrá la oportunidad de ser el líder de su partido, porque tienen en contra a los aparatos y medios aguerridos de comunicación. Y porque antes de que eso pasara cabe incluso imaginar hasta el regreso de González y Aznar.

 

Breve comentario final:

 

 DE LA ESPECULACION A LA MOVILIZACION

 Luis Bouza-Brey, (28-1-08, 12:00)

 

Las siempre muy interesantes especulaciones de Pablo Sebastián indican la apertura e incertidumbre de la situación, que puede permitir múltiples salidas de desatasco de lo más sorprendentes en estos momentos.

 

Pero, dadas estas características de la situación política, uno cree que es vital para el país movilizar a la opinión pública en dos direcciones: la primera, concienciarla de que es letal para España que ZP continúe con aliados nacionalistas y la misma orientación política otra legislatura más, por lo que significaría de cesión ante el chantaje rupturista de los nacionalistas y ETA. La segunda, que como alternativa al dilema de gobernar con los nacionalistas desde el PSOE o con los nacionalistas desde el PP, existe la salida de un GRAN PACTO O ACUERDO NACIONAL entre los dos partidos mayoritarios, con apoyos no nacionalistas ---de UPyD, por ejemplo---, y con el objetivo ambicioso pero indispensable, si se quiere evitar el derrumbre de la democracia, de reformar la Constitución para frenar la desarticulación del Estado; de reformar la ley electoral, a fin de evitar la sobreactuación de los nacionalistas contraria a la voluntad mayoritaria de los españoles; de reintroducir los valores, la profesionalidad y la responsabilidad de los políticos ante los ciudadanos; y de priorizar la atención a las necesidades, problemas y aspiraciones populares, en lugar de la lucha descarnada por el poder, y el uso de la demagogia y la perversión mentirosa de la democracia, como pautas de comportamiento por parte de los políticos.

 

El objetivo crucial de los medios de comunicación, asociaciones cívicas y ciudadanos conscientes del grave peligro que acecha al país, debería ser promover una intensa campaña de movilización de la opinión pública, desde ahora hasta las elecciones, a favor de un GRAN PACTO O ACUERDO NACIONAL para salir del bloqueo y la degeneración política del país. Rajoy y el PP están en condiciones de defender esta opción si desean apostar por ganar las elecciones y ayudar eficazmente al país; el sentido de la existencia de UPyD es precisamente éste; y en el PSOE deberían comenzar a perfilarse ya movimientos en la misma dirección, desde su base y dirigentes intermedios. Solamente si se consigue movilizar intensamente a la opinión pública en las direcciones apuntadas, conseguiremos salir del atolladero y de la dinámica viciada y viciosa del sistema político. Pero es vitalmente necesaria la ambición, la osadía y la rebeldía frente al caos.