CUIDADO CON PATXI LÓPEZ

Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 04 de marzo de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El presidente Zapatero tiene en el País Vasco una oportunidad de volver a reconciliarse con la nación española -tan discutida y discutible para él-, y con España en general, si ampara un pacto de gobierno con el PP. Y además ese pacto le puede abrir la puerta de un acuerdo nacional para hacer frente a la crisis económica que ya viaja hacia los cinco millones de parados. Pero eso parece mucho pedirle a Zapatero, a pesar de que le conviene. Y mucho cuidado con su pupilo vasco Patxi López, que, subido en una euforia de corte circunstancial, dice sentirse "legitimado para liderar el cambio político en el País Vasco". Una declaración de intenciones y personal muy respetable, pero solamente basada en el hecho de que el bloque nacionalista que lideraba el PNV de Ibarretxe carece de apoyos parlamentarios suficientes para lograr la renovación del Gobierno nacionalista.

Pero a partir de esa declaración inicial de López no se escucha nada más, aunque ese silencio se completa con una extraña advertencia relativa a que no consentirá más "frentismos" en el País Vasco, en referencia al anterior Gobierno tripartito y pro nacionalista del PNV, apoyado por Batasuna, por la vía PCTV. Y puede también que López esté transmitiendo un aviso al PP, y a los miles de vascos y millones de españoles que piensan que ha llegado la hora de constituir en Euskadi un Gobierno españolista, para que nadie se haga ilusiones verdaderamente democráticas, porque López pretende gobernar solo, gracias a la ayuda generosa de un "cheque en blanco" del PP.

Es decir que López y su partido el PSE-PSOE están dispuestos a negarle al PP la cuota parte de poder que les correspondería en una coalición, en contra de lo que los socialistas de José Montilla hacen con Esquerra Republicana en Cataluña, donde han incluido a ERC en el Gobierno. O de lo que hicieron los socialistas gallegos con el BNG en Galicia durante el mandato, hoy acabado, de Emilio Pérez Touriño. Y ello a pesar de que tanto ERC como BNG -hoy socios privilegiados de Zapatero en el Parlamento español- son dos partidos contrarios a la Constitución española, a favor de la independencia, tanto de Cataluña como de Galicia, y protagonistas de no pocas rupturas insolidarias y desafíos, como el de ERC contra el Tribunal Constitucional que debate el Estatuto catalán.

Entonces, ¿qué quiere decir López cuando afirma que no habrá frentismo? Pues todo apunta a que piensa tratar al PP como el compañero tonto de su viaje a la presidencia del Gobierno vasco, quedándose con todas y cada una de las consejerías. Y puede que, incluso, tras cederle la presidencia de la Cámara de Vitoria a los nacionalistas, que sería el colmo de la desfachatez, para aparentar ese pluralismo social y político del que habla, en menoscabo de la normalidad democrática.

Y una vez más estamos ante ese exótico discurso de la política vasca donde unos hablan del "conflicto" para no hablar de terrorismo, otros de "proceso de paz" para ocultar una negociación política con ETA, otros de la sociedad plural (o de "España plural", como hace Zapatero para ocultar su discurso "confederal"). Y ahora se habla mucho de mayoría constitucionalista en el País Vasco, en vez de llamarla sencillamente españolista. Y todo ello como si López pretendiera presentarse en la investidura de Vitoria como la Santa Teresa de Calcuta, en defensa del bien general y el amor entre los vascos (y vascas, que diría Ibarretxe).

La democracia parlamentaria -como la española-, aquí y en cualquier otro país del mundo que disfrute de este sistema político, tiene una regla de oro: gobierna quien tenga una mayoría de apoyos parlamentarios suficientes, en su partido o en coalición. Y si estamos ante la oportunidad de una coalición, como ahora ocurre, está claro que el PP debe estar en el Gobierno, como EA y EB estaban en el Ejecutivo del PNV con Ibarretxe, o como ERC está en el Gobierno catalán y BNG estaba en el gallego. Y no hay ninguna otra salida más justa y más democrática que ésa. Y esta ley democrática es la única que, de verdad, podría legitimar a López para que se presente ante la sociedad vasca como el líder del cambio político, y no su pretensión inicial del "dejarme solo, que yo me encargo de todo lo demás".

Y si López no tenía complejos para sentarse a negociar con Batasuna en Bilbao o en Loyola, ahora con mucha más razón no debe tener complejos ni absurdos argumentos frentistas para formar un Gobierno con el PP, apoyado por los votos de los dos partidos, y a ser posible también por el de Rosa Díez, por más que moleste al PSOE la nítida españolidad de UPyD, mientras no les repugna Carod-Rovira o Antxo Quinta, los que no han parado de hacer disparates y desafiar al Estado, rompiendo toda la solidaridad, incluso desde dentro de dos gobiernos presididos por el Partido Socialista.

O sea, que tengamos la fiesta en paz, y ojo al PP con el entusiasmo y en estas bodas triunfales que duran ya tres días de empalagoso agasajo. Porque a ver si ellos, también, van a confundir su animadversión al nacionalismo con una dejación de su responsabilidad democrática y del mandato ciudadano con el argumento del mal menor. Apoyo a López sí, pero gratis y al margen de la vida democrática no. Y allá Basagoiti si él no quiere entrar en el Gobierno de López -se equivocaría de plano-, pero si quien no quiere es el PSOE, en ese caso López a lo mejor no debería ser lehendakari porque no respetaría la democracia, ni la voluntad popular.

Además, ¿acaso creen PSOE y PP que un Gobierno de López sin consejeros del PP ablandaría el discurso político del PNV? Pues no, los nacionalistas de Urkullu y de Ibarretxe, presos de su explicable indignación por la pérdida del poder, no pararían de hablar de un Gobierno españolista entre el PSOE y el PP. Y a mucha honra, que lo sería, de ahí que si a López le "repugna" el PP, pues que se vaya con el PNV de número dos de Ibarretxe, que eso sí sería tan legítimo como democrático. Lo demás son ganas de negar la democracia y de huir de la realidad, aunque entendemos, también, que los españolistas que llevan treinta años soportando al PNV estén dispuestos a todo con tal de verlos desaparecer.