ZAPATERO ES EL PADRE DEL ESTATUT

Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 08 de septiembre de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

 

Da la impresión de que los llamamientos que emanan del gobierno y altos dirigentes del PSOE en pos de un pacto de Estado contra la grave crisis de la economía y el paro esconden un doble fondo en el que se buscaría un pacto entre Zapatero y Rajoy sobre el estatuto catalán. Sabiendo como ya sabe el presidente del gobierno que los posibles recortes del Estatut por la esperada sentencia del Tribunal Constitucional puede causar estragos en la base electoral española del PSOE si el ala pro nacionalista del gobierno y del Partido Socialista (PSC, incluido) se empeña en deslegitimar o burlar los efectos de la sentencia, como lo han insinuado los ministros Caamaño y Rubalcaba, o el consejero de la Generalitat, Ernest Maragall, con un ataque político indecente a la legalidad constitucional por parte de quienes deben ser los primeros guardianes de la misma, como son los ministros de Interior y Justicia.

Al paso de estos gerifaltes y del ruido nacionalista catalán han surgido en el interior del PSOE otras voces como la de Gregorio Peces Barba, diciendo que el Estatut es claramente inconstitucional -léase el inapelable artículo que ha publicado ayer en el diario El Mundo, el catedrático de de Derecho Constitucional, Jorge de Esteban-, que es lo mismo que piensan muchos dirigentes socialistas. Y puede que aquí incluido Felipe González, la vieja guardia del PSOE, y por supuesto tanto el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, como el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica que lo recurrió al Constitucional, y gran parte de los dirigentes autonómicos del PSOE, que temen lo peor si ponen en marcha la maquinaria de desacreditar la legalidad constitucional.

Pero de entre todas las declaraciones recientes se debe destacar la de Jordi Sevilla, el que fuera ministro de Administración Territorial en el tiempo de la negociación y reforma del primer texto del estatuto catalán, aprobado por el Parlament, quien ha querido subrayar a propósito de este debate que fue Zapatero quien dirigió personalmente -con Artur Mas- desde la Moncloa la redacción del estatuto, y quien luego lo aprobó imponiéndolo en el PSOE y en el Congreso de los Diputados.

Este es un dato crucial en este debate que, aunque era conocido, conviene subrayarlo: Zapatero es el padre del Estatut. Lo que quiere decir que sería el primer desautorizado y otro estrepitoso fracaso político suyo si, al final, el Tribunal Constitucional rectifica artículos esenciales del estatuto catalán, como se desprende del borrador de sentencia que fue publicado por El País, semanas atrás. Y esto es algo que olvidan el PP y los comentaristas de este debate: el primer agraviado y desautorizado, por encima de la Generalitat de Cataluña y los partidos nacionalistas (PSC incluido) es ¡el presidente del gobierno de España! Seguido del PSOE y de todos los demás implicados en semejante disparate.

Por eso Zapatero, al igual que hizo frente al terrorismo vasco para pasarse en última instancia al campo constitucional frente a ETA después de haber fracasado en la negociación política que ofreció a los terroristas, juega con dos barajas y no descarta buscar un pacto constitucional con el PP sobre el Estatut, con la excusa y tapadera de un pacto sobre la crisis económica. Y, por una parte, deja hacer a sus ministros declaraciones a favor del Estatut (para aprobar los Presupuestos de 2010) y, por la otra se prepara con sigilo un vuelco de su posición con el argumento del obligado acatamiento de la sentencia, que es lo que está obligado a decir. Aunque da la impresión que antes de llegar a esa situación forzará un nuevo retraso de la publicación de la sentencia, a la espera de aprobar previamente los Presupuestos Generales de 2010, para que una cosa no condicione la otra.

De este vuelco y ambigüedad hablaba ayer en el diario El País su articulista Josep Ramoneda acusando directamente a Zapatero de no mostrar ningún entusiasmo para defender el Estatut, lo que por cierto era lo único sensato en un artículo demencial en el que venía a decir, despreciando la legalidad, la soberanía nacional y la realidad política y jurídica de España, que no hay que aceptar la sentencia del Tribunal Constitucional porque: contradice un pacto tácito no escrito del inicio de la transición; y porque ello avivaría la furia de los independentistas, cuando es precisamente al revés. La burla y el no acatamiento de la sentencia del Constitucional es lo que abriría la puerta al independentismo hacia nadie sabe dónde amén de una clara respuesta de la gran mayoría de los españoles y la obligada actuación de los guardianes de la legalidad, como lo recuerda Jorge de Esteban en su lección magistral.