GONZÁLEZ APOYA EL ATAQUE A ZAPATERO

Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 17 de septiembre de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

El ataque frontal que el diario El País ha lanzado contra Zapatero ha pasado las líneas rojas de un pequeño escarceo y estamos en el momento crucial de la artillería pesada bombardeando el palacio de la Moncloa. Y, aunque está claro que el detonante de esta rebelión en el ámbito del poder socialista es la respuesta del Grupo Prisa al decreto-ley de la TDT de pago aprobado por el Gobierno en pleno mes de agosto, la ofensiva de Cebrián y sus huestes ha alcanzado tal contundencia y velocidad de crucero que prueba que estamos ante un asunto de más calado que la simple venganza televisiva o un duelo entre el presidente del Gobierno y el consejero delegado del poderoso grupo de comunicación.

Asistimos a un ataque en toda regla contra Zapatero desde el corazón del PSOE y desde la cocina ideológica, cultural y electoral socialista, lo que no sería posible si no se contara con el apoyo explícito de la vieja guardia del PSOE, que lidera Felipe González -amigo de Cebrián y persona integrada en Prisa-, haciendo sonar todas las alarmas en la familia socialista y dando fe de un profundo malestar por el caótico presidencialismo autocrático de Zapatero.

Un malestar generalizado contra Zapatero de dirigentes de peso en el que estarían implicados, por una parte, González, Solbes, Chaves, Rubalcaba, Almunia, Jáuregui y Peces-Barba, por un lado, y por otros flancos, Guerra, Bono y Borrell, entre otros, amén de los defenestrados de la nueva etapa como Sevilla, López Aguilar, etcétera. Y si esto sigue así y va a mayores, que nadie descarte la petición de un congreso extraordinario del Partido Socialista, a fin de recomponer la cohesión política e ideológica de este Gobierno que el diario El País dice que va "a la deriva" y que ya "está en la pendiente".

De manera que la chulería de Zapatero sobre la TDT de pago se convirtió en la espoleta que ha hecho estallar el polvorín de los agravios acumulados por la vieja guardia felipista ante los disparates y el permanente ninguneo de Zapatero, y también ante sus demenciales políticas y equipos de gobierno y de gestión del PSOE -sus alegres pandillas de las aídos, pajines, chacones y demás tropa de aficionados de la política-, así como sus incursiones en el campo mediático de la mano de La Sexta y El Mundo, y despreciando y "agrediendo" al Grupo Prisa, que hasta ahora era el dueño de la hegemonía cultural del centro izquierda español, y el centro de operaciones electorales y de acoso al Partido Popular, como lo fueron en los últimos años de Aznar y en la campaña electoral del 2004, tras los atentados terroristas del 11-M en Madrid, que Prisa lanzó contra el PP aprovechando desastrosa gestión de Aznar de estos dramáticos acontecimientos.

Además están las cuestiones de fondo que se le reprochan a Zapatero, como el gran lío organizado, que aún perdura, sobre el modelo de Estado y la reforma del Estatuto catalán y del sistema de financiación autonómica, sobre las que han discrepado González, Guerra, Bono y Sevilla, entre otros. O la catastrófica negociación con ETA y sus demenciales ofertas políticas a la banda terrorista, o la reapertura del debate de la guerra civil española, y ahora la negación de la crisis económica y su incapacidad para gestionarla y para abordarla con un equipo de gobierno capaz y preparado para ello. Y no sólo con esa colección de aficionados que hoy se sientan en el Consejo de Ministros, mientras el páramo del PSOE está en manos de la primeriza Leire Pajín.

Luego está el presidencialismo autoritario de Zapatero y el desprecio a los más cualificados dirigentes del PSOE y a los ministros más pasables, tal y como lo denunciaba ayer en su editorial -el primero de una serie- el diario El País que acusaba a Zapatero de actuar con "imprevisión y ligereza" en casi todo. Aunque el rotativo, en su empeño, mal disimulado, de disfrazar como crítica constructiva su aldabonazo a Zapatero, ha venido a decir en su editorial que el problema está en las maneras del presidente del Gobierno, por no decir de una vez lo que piensan e insinúan: que el problema está en Zapatero. Y vamos a ver si acaban diciéndolo con la claridad que este caso merece, porque entonces tendrían que proponer una solución, y no hay otra que la convocatoria de un congreso extraordinario del PSOE, para dar consistencia a la dirección del partido y, desde ahí, embridar a Zapatero, si es que no se llega a la decisión extrema de pedir su sustitución.