PROBLEMA Y CALENDARIO DEL PRESIDENTE

Artículo de Pablo Sebastián  en “Republica.es” del 07 de junio de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

El diario gubernamental “El País” y el diario presidencial “El Mundo” siguen empeñados en ocultar la realidad que no es otra que el “problema Zapatero”. Los de Prisa exigiendo ahora la crisis del gobierno como tabla de salvación del presidente, y los de Unedisa subrayando el valor de su rectificación y capacidad de resistencia frente a los problemas que él mismo ha creado. Y ambos dos aparentemente convencidos de que la voltereta del discurso social de Zapatero, -que mantuvo intacto hasta el 7 de mayo cuando explicó en Bruselas que no había que recortar el déficit sino promover el crecimiento- es suficiente para frenar el ataque de los mercados sobre la deuda y el sistema financiero españoles y que, a partir de ese momento y una vez que se complete el ajuste social con las reformas del mercado laboral y de las Cajas de Ahorro, la tormenta perfecta que sobrevolaba el territorio español se iría diluyendo entre los sopores de las cálidas vacaciones del verano y el fragor futbolístico del campeonato mundial de Suráfrica donde la Selección española pretende alcanzar la gloria y dar toda una lección.

Pero el problema de España y de la crisis económica social y financiera que nos invade sigue siendo el mismo y se llama José Luís Rodríguez Zapatero como bien saben los mercados, los líderes occidentales, los grandes medios de comunicación internacionales, la gran mayoría de los españoles –véanse la valoración de Zapatero en las encuestas- e incluso el Partido Socialista que lo sustenta. De manera que mientras persista el “problema Zapatero” no habrá confianza en España ni en su rectificación económica, y la inestabilidad y el riesgo de nuevos ataques de los mercados a nuestro país se mantendrá en estado de alerta permanente, entre otras cosas porque el baile de las cajas de ahorro no engaña a nadie, porque la deuda pública y privada de España no cesa de crecer, porque pronto volveremos a la recesión y porque el gobierno, con o sin renovación, tendrá serios problemas para aprobar los Presupuestos del ajuste y de 2011.

Incluso aunque, como ahora lo pide “El País”, Zapatero haga una importante crisis de Gobierno e incluya nombres de notables en el nuevo gabinete –si hay candidatos “suicidas” dispuestos a subirse a semejante carro de fuego- el problema de la credibilidad de España seguirá siendo el mismo, porque  todo el mundo sabe que este gobierno de cuotas y caprichos del presidente no es el culpable de los errores de Zapatero sino la pintoresca y obediente corte de los milagros que lo acompañó en las temerarias decisiones que nos han llevado al pozo donde estamos.

Sin embargo la solución ideal, el relevo del presidente, incluye dificultades y argumentos en su contra: por una parte, se dice que en tan grave situación española sería un error añadido el convocar elecciones anticipadas y dejar durante varios meses al país con un gobierno abatido y en funciones; y por otra parte, se señala que el presidente y secretario general del PSOE tiene bien cogidas las riendas de su partido y ello impide cualquier movimiento decisivo en favor de su cese o sustitución fulminante. De manera que las dos alternativas posibles para provocar el relevo de Zapatero en la presidencia del gobierno parecen muy difíciles de llevar a cabo, y en todo caso nunca se podrían poner en marcha hasta que no cargue sobre sus espaldas con todo el coste político y social de su rectificación en curso –con huelga general, incluida si llegara el caso-, con lo que el problema quedará relegado para después del verano si es que antes no se produce algún acontecimiento de la mayor gravedad, como sería el que España tuviera serios problemas para pagar y renovar la deuda de los 25.000 millones de euros que caduca el 30 de julio próximo, lo que en principio no parece probable.

De momento, el calendario de Zapatero se presenta apretado y lleno de citas importantes: este lunes 7 el Eurogrupo analizará las medidas del ajuste español, y el martes 8 se espera que las bendiga el Ecofín de la UE, como el presidente espera “recibir” la bendición de Benedicto XVI el próximo día 10 en Roma durante la audiencia papal concertada con el jefe del gobierno español, que coincidirá con el pleno del Tribunal Constitucional sobre el estatuto catalán que también está necesitado de un milagro. El día 16 el gobierno aprobará, con o sin pacto entre CEOE y sindicatos, la reforma laboral, y con ese blasón Zapatero acudirá revestido de valor al Consejo Europeo de Bruselas del día 17 cual famosos “matador” del izquierdismo español. Y a finales de mes viajará a la cumbre del G-20 en Toronto, donde espera el reconocimiento de Obama por su rápida rectificación. Luego, y tras cena de gala –en el Palacio de Invierno, si es que no arde para entonces la huelga general- de punto final a la “conjunción planetaria” de la presidencia española de la UE, se abrirá el mes de julio con un imprevisible Comité Federal del PSOE, previsto para el día 3 de julio. Poco después tendrá lugar el debate parlamentario sobre el estado de la nación (los días 14 y 15 de julio) y acto seguido se espera que Zapatero ponga en marcha la crisis del gobierno como la enésima ofrenda –con la cabeza de Elena Salgado servida en bandeja de plata- a los mercados, a fin renovar sin problemas la deuda que caduca el 30 de julio.

Así, contento de sí mismo y convencido de que hizo lo que tenía que hacer el presidente se retirará de vacaciones junto al mar, cuando lo razonable sería que dejara la presidencia del gobierno para no complicar el problema nacional y asumir sus responsabilidades políticas. ¿Acaso no anda diciendo a sus confidentes que “está dispuesto a lo que sea para que España no se desmorone”? O que “lo importante es el futuro de España y no mi futuro político y personal”. Pues que se aplique el cuento y abandone la Moncloa diciendo, como si fuera un héroe, que él ha cargado con el doloroso peso del ajuste económico y social, pero que, como sigue siendo de izquierdas, no piensa aplicar tan amarga medicina y se retira para siempre a descansar.