ARTUR MAS SE CREE EL AMO DE LA MONCLOA

Artículo de Pablo Sebastián  en “Republica.es” del 05 de julio de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 El formateado es mío (L. B.-B.)

Que mal tienen que estar las cosas en este país para que un personaje como Artur Mas, que cuenta con una decena de diputados en el Congreso de los Diputados, se dé los aires que se da presentándose como el dueño y señor de la situación política de la España de la que él que abomina y a la que amenaza con pedir la autodeterminación de Cataluña (“el derecho a decidir”) si el gobierno de Zapatero y el callado Partido Popular no les restituyen la legalidad de la pretendida nación catalana cuya “eficacia jurídica” les ha sido eliminada en la reciente sentencia sobre el Estatut del Tribunal Constitucional.

Este señor Mas es el mismo que se tragó sin rechistar el pelado al cero de la reforma primera del estatuto catalán que aprobó el Parlament bajo en el tiempo de Pascual Maragall y que el de CiU, el pardillo de Artur Mas, se lo vendió a Zapatero en el palacio de la Moncloa a cambio de la imposible promesa de hacerle reyezuelo de la ínsula de Barataria –o dueño de la Generalitat aunque no tuviera mayoría de escaños, que viene a ser lo mismo-, lo que resultó ser la versión moderna del timo del tocomocho que aún se viene practicando en la estación de Atocha de Madrid.

Pues bien, entre el rencor que anida en el cuerpo de Más por aquella estafa y el aroma de poder que rezuman las encuestas pre electorales de esa Comunidad en el favor de CiU, anda levitando por las Ramblas de Barcelona el jefe de filas del nacionalismo de los conservadores y cristianos catalanes, convencido Artur Mas de que todos le van a implorar. Está Mas tan ensoberbecido y henchido de locura que ha dicho al presidente Zapatero “que mida bien sus palabras” y “sea extremadamente prudente”, y al PSOE que vaya pensando en cambiar de líder, porque este señor Zapatero no puede ser su interlocutor. Le faltó añadir en su diatriba al presidente de CiU eso de “usted no sabe quién soy yo”, o “con quien está usted hablando”. Un lenguaje impropio de uno que se dice demócrata –aunque la democracia y el nacionalismo son incompatibles, aquí y en cualquier parte del mundo-, y una falta de respeto al presidente del gobierno español. El mismo a quien el enviado de Artur Más en Madrid, Josep Antoni Durán Lleida, ese atildado mercader de votos que presume de sensato, había “llamado cadáver político” poco antes de depositar a sus pies los 10 votos de CiU para sacar adelante el decretazo del ajuste social del déficit. Y Zapatero dirá “ande yo caliente e insúlteme la gente”, y el cadáver político que algunos ya dan por muerto de momento está en el poder y goza de buena salud, mientras que Mas y los suyos están a verlas venir.

Pero ¿de qué comedia se han escapado estos dos dirigentes de CiU a los que persiguen un reguero de escándalos desde los trinques de Santa Coloma hasta el Palau musical del tal Millet, en línea con el 3 por 100 que denunció Maragall a propósito del Carmel, o los escándalos de Estevill, y Casinos, Planasdemunt, otros de Prenafeta, KIO/Ercros, De la Rosa, los santos cursillos de formación de Unió, etcétera? Si mal está de liderazgo el mapa político español, el territorio autonómico catalán está todavía peor y dedicado a estos indecentes chantajes y fuegos de artificio nacionalista en tiempos en los que la crisis de la economía y del paro está causando estragos por toda España, y en Cataluña con especial intensidad. Y como guinda de este ruidoso pastel catalán aparecen, a la desesperada, los de ERC al grito de “Adiós España” que a buen seguro no le va a gustar nada a los hoteleros y los restauradores de la Costa Brava en temporada veraniega, ni a los vendedores de SEAT, Repsol, Gas Natural, La Caixa, Sabadell, Carrefour, Agbar, etcétera, y a tantas y buenas empresas catalanas que dependen del consumo de esos españoles a los que se quiere despedir.

Es verdad que Zapatero y el PSOE tienen al mudo de Rajoy y al PP avanzando sin cesar en las encuestas pre electorales –la última del domingo en El País daba a los populares una ventaja de 11 puntos sobre los socialistas-, y que Zapatero necesita los votos de CiU para aprobar los Presupuestos de 2011 y para aislar al PP con vistas a 2012 (con el regreso del pacto del Tinell, o con una nueva visita del señor Mas al notario), para que en esa fecha a los populares solo les sirva la mayoría absoluta para logar el poder. Y es por eso por lo que José Blanco le ha dicho a Mas que Zapatero es el bueno y el malo es Rajoy que fue quien interpuso el recurso contra el Estatut que había aprobado el PSOE.

Y por todo esto piensa Mas que su mano derecha es, como la de doña Leonor, la que pretenden los señores del PSOE y del PP. Pero olvida el nacionalista que la suya no es la única solución, sino puede que la peor porque lo que hace falta en España no es un pacto con CiU sino la gran coalición PSOE-PP para ofrecer confianza y salir de la crisis. Sin duda una utopía con los actuales actores que habitan el escenario español. Pero si hay algo que nadie puede predecir es el futuro político y económico y si hay algo que puede unir a los dos grandes partidos nacionales por sus bases, a pesar de la distancia que los separa, puede ser precisamente la chulería provinciana y chantajista de unos nacionalistas que, con solo 10 escaños de los 350 del Congreso, se consideran dueños absolutos del gobierno español. Ahora bien si Zapatero se humilla y sigue vendiendo la soberanía nacional en cómodos plazos y pasando el cazo para que los senadores de España hablen en catalán y en euskera en el Senado español, entonces serán una gran mayoría de españoles, sus votantes incluidos, los que le darán la espalda si es que no se la da antes su partido porque el juego de los disparates temerarios hace tiempo que se terminó y el país no está para bromas, por muchas alegrías que ofrezca en Suráfrica la selección del futbol español.