“EL VICTIMISMO”, SEGÚN GIL CALVO

Artículo de Pablo Sebastián  en “Republica.es” del 13 de julio de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Con un breve comentario al final:

SE HUELE MIEDO Y PUTREFACCIÓN, EN LAS ENTRAÑAS DEL ZAPATERISMO

Luis Bouza-Brey, 13-7-2010

La Bolsa no ha subido a pesar de la euforia colectiva por el triunfo del mundial y las predicciones del ministro de Industria, Miguel Sebastián, aunque la marca España si cotiza al alza dentro y fuera de nuestro país salvo en el entorno de ciertos dirigentes catalanes como el presidente Montilla que sigue protestando y haciéndose la víctima por causa de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el estatuto catalán. Ayer mismo el dirigente del PSC dijo con la imprudencia que le caracteriza que la sentencia “les toca las narices” y está llena de “ofensas gratuitas”, dando una idea del respecto que tiene el personaje por la legalidad constitucional que ampara y la institución que regenta (la Generalitat).

Aunque la actitud de Montilla de negar la legalidad democrática y constitucional de este país –como si la Constitución, el Tribunal Constitucional y la soberanía nacional de España no existieran y todo ello dependiera del 35 por 100 del electorado catalán que aprobó el Estatut-, es puro lamento y desconcierto porque no sabe con exactitud quien le ha tomado el pelo, mientras sus pretendidos aliados lo señalan como el culpable de la situación: los nacionalista e independentistas –los que pretendieron “tocarle las narices” y la cara, tras la manifestación del sábado- lo llaman traidor; y sus propios compañeros del PSOE, como lo escribe el columnista de El País, Enrique Gil Calvo (en su edición de 12, 07, 2010) también lo llaman de traidor entre otras muchas lindezas.

Gil Calvo acusa desde El País al PSC y CiU de “haber fabricado un Estatut aberrante, disfrazado bajo la falaz ambigüedad de un presunto federalismo asimétrico que solo pretendía dar gato confederal por liebre federal”. Y añade “un estatuto que venía a traicionar el espíritu federalizante del Estado de la autonomías”. El articulista califica de “engendro” el Estatut, asegura que se mereció el segundo “cepillado” del Tribunal Constitucional” y concluye diciendo: “así se cierra de una vez por todas la falaz deriva confederal en que los socialistas catalanes se embarcaron empujados por los nacionalistas”.

Graves y severas acusaciones las del articulista de El País que habla del Estatut como problema, engendro, aberración, traición al Estado de las autonomías y falaz deriva confederal del PSC al servicio de los nacionalistas. Pero el analista oculta y calla lo más importante: que el promotor, autor y principal responsable del Estatut, del problema, el engendro, la traición y la falacia es el presidente Zapatero. Porque sin su liderazgo en el gobierno y sin sus votos del PSOE este Estatut no habría salido adelante, como no salió en la primera intentona del Estatut de Pascual Maragall de 2005, porque el PSOE y Zapatero se opusieron. Pero esta vez Zapatero, olvidándose de su responsabilidad de principal guardián de la Constitución española, quiso colar el “gato confederal” y una reforma encubierta de la Constitución, la nación española y la soberanía nacional, por la gatera de una ley orgánica para la reforma de un estatuto de autonomía.

Y ¿esto no lo sabe el sociólogo y ensayista Gil Calvo? Culpar al PSC –que solo tiene 25 de los 350 diputados del Congreso de los Diputados- o a CiU –que cuenta con solo 10 diputados- de la autoría del estatuto catalán es una falacia y puede que un engendro con el que el articulista pretende salvar la definitiva responsabilidad de Zapatero. De la misma manera que oculta otra autoría singular que Gil Calvo debería elogiar: la del Partido Popular, porque gracias al PP se ha podido rectificar el disparate confederal.

A no ser que estemos ante un artículo y un discurso de cinismo redomado y de una estrategia maquiavélica de Zapatero que no se atrevió a un segundo cepillado del estatuto de Montilla y Mas y, como daba por seguro el recurso del PP, utilizó su larga mano en el TC para completar su rectificación en lo esencial. Dejando a CiU y PSC desconcertados en su calidad de víctimas del cepillado del estatuto para que culparan al PP y al Constitucional del resultado final. Provocando Zapatero el hundimiento electoral de Montilla -como hizo con Maragall- en los próximos comicios catalanes del otoño, lo que permitirá al presidente pactar con CiU –se lo debe a Mas- la presidencia de la Generalitat a cambio de su apoyo en los Presupuestos Generales de 2011.

De esta manera, los publicistas de la Moncloa, entre los que se encuentra Gil Calvo, se encargan de echar la culpa de todo al PSC, ocultando la responsabilidad de Zapatero, a ver si así consigue permanecer 20 meses más en la presidencia del Gobierno en espera de un milagro que evite en 2012 su más que merecido desalojo del poder.

Breve comentario final:

SE HUELE MIEDO Y PUTREFACCIÓN, EN LAS ENTRAÑAS DEL ZAPATERISMO

Luis Bouza-Brey, 13-7-2010

 

El olor ya rebosa las paredes de la sentina del zapaterismo: huele a miedo y putrefacción. Los medios y editorialistas del período zapatético olfatean la ruina económica y moral en que han caído, y con cinco años de retraso comienzan a buscar explicaciones y chivos expiatorios de su fracaso colectivo. Pero hay un responsable principal de todo el engendro político fabricado durante dos legislaturas, y Zapatero no podrá seguir maniobrando y camuflando su fracaso. Es cierto que Maragall y Montilla han colaborado estúpidamente al derrumbe histórico del país, y han sido ayudados en ello por los editorialistas, columnistas y dirección de periódicos como “El País”, “El Periódico”, o “La Vanguardia”, entre otros. Pero está llegando el momento de exigir responsabilidades políticas, posiblemente económicas, y quizá penales del desastre, por lo que conviene preservar la memoria histórica (esta sí, veraz) y enjuiciar cuáles han sido los errores y quiénes son los responsables de ellos, sin permitir camuflajes interesados o abandonos de penúltima hora del naufragio zapatético.

Porque la situación ya no tiene más remedio que el Pacto de Estado entre los dos grandes partidos sin ZP y la reforma o revisión constitucional, a fin de modificar el modelo de Estado, el sistema electoral, la estructura de los partidos políticos, los controles parlamentarios y judiciales del Ejecutivo, la estructura de los poderes jurisdiccionales y el funcionamiento de todo el sistema político, en general, desde el ámbito local y autonómico al central.

Porque nuestro país no sobrevivirá si no adopta medidas enérgicas y urgentes para salir del caos y las miasmas de la putrefacción, y esas medidas sólo podrán articularse por medio de un Pacto de Estado y una reforma o revisión constitucional impulsadas por el PP y el PSOE. Si continúan intentando ganar tiempo sin hacer lo que hay que hacer, el período de saldo de cuentas quizá tardará más en llegar, pero será más implacable todavía.