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Artículo de Pablo Sebastián  en “Republica.es” del 02 de agosto de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Comienzas las vacaciones y en el combate de la política se para el reloj y cada uno de los contendientes regresa a su rincón y todos ellos con cierto aire de satisfacción. El presidente Zapatero porque cree que hizo lo que tenía que hacer con su rosario de las rectificaciones y su desconcierto sobre lo que ocurre a su alrededor y sobre lo que le espera en el otoño, mientras medita la crisis de su gobierno y en el PSOE viven en el mayor desasosiego por el rumbo que marcan las encuestas electorales. Empezando por las de Cataluña donde se anuncia una clara derrota del PSC de Montilla y de sus socios de gobierno, especialmente ERC donde Carod Rovira se declara encantado con la noticia de que es el político más despreciado de toda España, lo que para él parece un triunfo.

Contento se va de vacaciones Artur Mas porque los sondeos catalanes lo sitúan muy cerca de la Generalitat pero sin la certeza de la mayoría absoluta. Mas cree haber conseguido que Montilla y el PSC carguen con la factura de la sentencia del Estatut, y presume de haber estado al frente de la manifestación de Barcelona a favor de la independencia y de haber liderado en el Parlament y contra España la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. Sin embargo, su deriva radical lo está sacando de lo que a ellos llaman la centralidad y si sigue así pronto lo veremos compitiendo con Carod por el título de político más odiado de España. Eso sí, hasta el momento ha sido el salvador de Zapatero en todas las votaciones determinantes de los últimos meses aunque a partir de ahora, y como está en campaña electoral, asegura que intentará derribar al presidente del gobierno en el debate de los Presupuestos de 2011, lo que no es fácil de creer porque está visto que los nacionalistas siempre tienen un precio.

Lo mismo anda diciendo desde Bilbao, Iñigo Urkullu, amenazando con no ayudar en esa cita de fin de año a Zapatero si el presidente y el PSOE no les garantizan mayor autogobierno y un traslado urgente de transferencias. Y esto dice Urkullu olvidando que la diputaciones forales vascas donde gobierna el PNV necesitan del PSOE para aprobar sus propios presupuestos forales, y que la de Álava podría caer en cualquier momento en manos del PP. Con lo que ya veremos donde quedan sus fanfarronadas en el próximo otoño y no sería la primera vez. Basta recordar la colección de discursos y disparares del derecho y del revés que ha pronunciado Erkoreka, el hombre del PNV en Madrid, en los últimos meses para comprender que los nacionalistas no son de fiar. Y lo mismo se puede decir de Durán Lleida, de CiU, quien tras fustigar a Zapatero se humilla ante él y le regala los votos de CiU cada vez que le ha hecho falta.

El que no da ni agua es Rajoy. Por no dar ni siquiera ha reconocido las rectificaciones que ha hecho Zapatero en los últimos tres meses que aunque no le parezcan suficientes sí son ciertas y constituyen un vuelco radical en la política económica y social de Zapatero. Pero al presidente del PP le ha dicho su asesor Arriola que no conviene hacer ninguna concesión al gobierno porque así les va bien a ellos en las encuestas aunque a España le vaya mal, y en eso está Rajoy. En no decir nada bueno y en no hacer nada bueno. Y se va de vacaciones convencido de que ya la quedan menos meses para llegar a la Moncloa y gobernar. La verdad es que Rajoy sigue siendo un misterio porque no hay manera de que diga como abordaría él los muchos problemas que tiene España, empezando por ejemplo por la reforma del mercado laboral. La del gobierno le parece mala pero la suya sigue siendo un secreto. Como secreto es lo que haría con otras políticas, o incluso lo que piensa hacer en su propio partido, empezando por el caso Camps.

Lo más asombroso de Rajoy consiste en la certeza que le adorna al pronosticar que Zapatero está hundido y que él será indiscutiblemente el presidente del gobierno, sin ni siquiera guardar la menor prudencia ante el hecho irrefutable de que España es un país en el que cualquier cosa puede pasar, y en cualquier momento. Además ¿Quién le asegura a Rajoy de que Zapatero será su adversario como cabeza de cartel del PSOE?

Eso no lo sabe nadie ni siquiera el propio Zapatero que también cree que ya ha pasado lo peor y que a partir de ahora todo será coser y cantar, con algunas dificultades como la huelga general, pero nada que no sea irremediable ni superable por él. Zapatero en realidad no sabe dónde está, ni lo que le espera y ha llegado a la conclusión de que ya no puede estar peor de lo que está y que a partir de ahora solo queda mejorar. Y cree que si mejora algo –como lo anunciaba la encuesta del pasado domingo en El País- a partir de ese momento los problemas empezarán a rondar el débil liderazgo de Rajoy. De este eterno satisfecho cuyo liderazgo no acaba de despegar aunque se hundan todos los adversarios que tiene a su alrededor. Un misterio mas para la dirección del Partido Popular que considera que el liderazgo no es un problema de acción, sino algo mágico con lo que se nace o con lo que no se nace, pero que no influirá en próximas elecciones porque el PSOE y Zapatero están tan mal que Rajoy y el PP serán la única alternativa y la sola posibilidad por la que los españoles podrán apostar.