EUFORIA CONTENIDA EN EL PP

Artículo de Pablo Sebastián  en “Republica.es” del 05 de octubre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

De lo ocurrido en los últimos días, donde se integran la huelga general, la derrota de Zapatero en las primarias de Madrid, el empeoramiento de la situación económica y financiera de España, el hundimiento del PSOE en las encuestas y el pacto del PNV con el gobierno para los Presupuestos de 2011, el Partido Popular debería sacar al menos tres conclusiones importantes: que el enemigo a batir ya no es Zapatero (en el que centran todas sus críticas) sino el PSOE que podría reaccionar y cambiar de candidato presidencial y de jefe del Gobierno antes incluso de que se celebren las elecciones autonómicas y municipales de 2011; que el PNV no es un socio fiable del Gobierno y puede cambiar de opinión sobre el apoyo a los Presupuestos Generales de 2011 a la vista del hundimiento de Zapatero que contagia y convierte al PNV y Urkullu (el que empieza a exigir a Zapatero que acelere la paz con ETA) en cómplices de la situación; y, en consecuencia de todo ello, que no está claro que se mantenga el actual calendario de citas electorales previsto desde aquí al final de la legislatura.

En el Partido Popular nadan en la abundancia de pronósticos favorables que les cantan las encuestas electorales -14,5 puntos de ventaja sobre el PSOE dice el diario El País- y no paran de recibir regalos de un presidente a la deriva como Zapatero, aunque entre los presentes figure la negra y difícil herencia de un país sumido en una profunda crisis económica, social e institucional. Y esta situación de ventaja del PP y del hundimiento paulatino del adversario les permite a los “populares” presagiar, desde su inmovilismo táctico y autocomplacencia, que tienen el poder al alcance de la mano si las cosas y el suicidio colectivo del PSOE siguen como van camino de una derrota en las elecciones catalanas del mes de noviembre, de un ruidoso fracaso en los comicios municipales y autonómicos de mayo de 2011, y del derrumbe final de los socialistas en las elecciones generales de marzo de 2012.

Pero en medio de la euforia contenida, en la que viven Rajoy, su equipo y sus huestes, aún quedan incógnitas por resolver y entre ellas el problema de España al que el PP no puede ni debe hacer luz de gas porque aún queda un año y medio para la gran cita de las elecciones generales, y el primer partido de la oposición no debería permanecer en la quietista posición de Don Tancredo a la espera de que deterioro general de la nación les entregue la púrpura del poder para gobernar sobre un erial. El discurso de Rajoy sobre los Presupuestos Generales de 2011 que califica de “deprimentes” al tiempo que promete medidas indescifrables para ayudar a los trabajadores autónomos y pequeñas y medianas empresas, debería de ir acompañado del cuadro general de Presupuestos que el PP hubiera llevado al Parlamento en esta ocasión, explicándonos cómo lograría reducir el déficit y los impuestos a la vez que activa el gasto del crecimiento nacional, o como haría su reforma del mercado laboral y garantizaría el sistema de pensiones, etc.

Quizás todo eso sería demasiado pedir a un PP y un Rajoy a los que el silencio y el no desvelar su política y proyecto de gestión pública le ha evitado riesgos, facilitado los errores del gobierno y del Partido Socialista, y los ha situado camino de la victoria y de la mayoría absoluta porque los ciudadanos han entendido que los disparates y el mal gobierno de Zapatero están en el origen de su ruina o decadencia económica, social, familiar, profesional y empresarial. Y este y no otro es el principal argumento de la debacle actual de los socialistas y de su temerario e iluso presidente. Los que no solo hicieron mal su labor de gobierno sino que fueron incapaces de adivinar y prevenir las consecuencias de sus errores como acabamos de ver en Madrid donde Tomás Gómez ha derrotado al presidente y dejado en la evidencia no solo a Trinidad Jiménez sino también a los pretorianos del presidente, Blanco y Rubalcaba, dos que se las daban de astutos y que han caído en la misma trampa de las primarias sin ni siquiera considerar el riesgo de la derrota.

Zapatero y el PSOE están bajo mínimos pero aún tienen el gobierno de la nación, y el calendario político y electoral a su disposición, y una capacidad de maniobra suficiente para cambiar de caballo en la carrera electoral, como ha ocurrido en Madrid donde para bien o para mal de los socialistas han convertido a Tomás Gómez, el  que parecía un “mulo” ignoto de la política, en un notorio y brioso corcel que se ha enfrentado y ha derrotado ni más ni menos que a Zapatero y al núcleo duro de poder del PSOE, lo que le da un nuevo impulso y notoriedad para su cita electoral frente a Esperanza Aguirre.

Como se suele decir en este país, donde se discute desde la nación hasta la fiesta de los toros, “hasta el rabo todo es toro”. Y si alguien piensa en el PP que los del PSOE se han abierto la venas en una bañera de agua caliente a la espera de su plácido final se pueden a equivocar, por más que todo apunta a que los socialistas ha entrado en un camino de no retorno para la pérdida del poder. De ahí que parece llegada la hora de que el PP salga de su letargo y abandere la iniciativa política con un discurso concreto y más positivo, no vaya a ser que el esperado y justo castigo a Zapatero y al PSOE de los ciudadanos se extienda también por los prados de la oposición y que la victoria final la consiga un partido nuevo, latente y con grandes posibilidades de crecer como puede ser el “Partido de la Abstención”.