ZAPATERO SE TIENE QUE MARCHAR

Artículo de Pablo Sebastián  en “Republica.es” del 4-10-10

 

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

El presidente Zapatero se tiene que marchar y cuanto antes mejor para España, para el PSOE y para él mismo. La derrota que Zapatero ha sufrido ayer en Madrid a manos de sus bases que dieron el triunfo a Tomás Gómez frente a la marioneta del presidente que era Trinidad Jiménez es un hecho relevante que se suma en muy pocas horas a las protestas sindicales contra su política, su persona y su gobierno, mostrando la ruptura del presidente con su base social que lo llevó al poder. Y por si algo le faltara en este escenario también ayer, y con intención milimétricamente calculada, el diario El País hacía pública una encuesta preelectoral -tras la jornada de huelga general- donde se confirma la caída en picado del PSOE y una ventaja del Partido Popular de 14,5 puntos sobre el Partido Socialista lo que supone que en caso de celebrarse las elecciones el PP obtendría mayoría absoluta y los socialistas el peor resultado de su historia reciente.

Zapatero es un cadáver político que se resiste a marcharse y que se prepara para llevar al PSOE a una hecatombe electoral en los comicios autonómicos y municipales del mes de mayo de 2011. Un desastre que en cierta manera ha comenzado para él en Madrid, que tendrá continuidad en las elecciones catalanas del próximo mes de noviembre y que barrerá al PSOE en muchas de las comunidades autónomas y ayuntamientos en los que ha gobernado en últimos años, por causa de este desastre nacional que se llama José Luís Rodríguez Zapatero. Al que la gran mayoría de los españoles identifican con razón con la grave crisis económica y del paro que padecemos, por culpa de su pésima y tardía gestión de la crisis, después de haber pasado más de seis meses negando que existiera. Y esto sin contar los daños causados a la cohesión social y en otras políticas de negociación fallida y mentirosa con ETA, de inmigración, energética, hidráulica, militar, diplomática y sobre todo de ruptura de la unidad y solidaridad nacional por culpa del estatuto de Cataluña, luego rectificado en el Tribunal Constitucional, entre otras muchas cosas.

La estrepitosa derrota del PSC-PSOE en Cataluña puede ser la gota que provoque -si es que antes no se produce una “rebelión a bordo” de la nave del PSOE- una dinámica para el cese y sustitución de Zapatero al frente del PSOE y del Gobierno. Una operación en la que podrían estar implicados numerosos barones y dirigentes históricos de este partido liderados por el propio Felipe González, a quien se le ha imputado desde zonas muy próximas a Zapatero el haber maniobrado y apoyado a Gómez frente a Jiménez en Madrid, precisamente para debilitar mas al presidente del Gobierno y para llevarlo al borde del precipicio de la dimisión, evitando el trauma de la destitución. A sabiendas los que están en la idea del relevo de Zapatero -y en favor de Javier Solana- de que semejante operación no será fácil y deberá pasar por un Congreso del PSOE, salvo que una dimisión de urgencia obligue a un relevo por la Ejecutiva Federal del partido.

Una batalla la de sucesión de Zapatero que está abierta y con mayor motivo por causa de su desautorización en Madrid por las bases del partido donde Zapatero ha perdido la autoridad, y donde tenían aspiraciones los ministros Blanco y Rubalcaba que son dos perdedores más del pulso madrileño de Gómez, puesto que ambos se implicaron de lleno a favor de Jiménez. De la misma manera que los dos, Blanco y Rubalcaba, forman parte destacada, en compañía de De la Vega, Salgado y Cháves, del caótico gobierno de Zapatero que el presidente ahora tendrá que remodelar, poco o mucho, aunque solo sea para sustituir al ministro Corbacho que se vuelve a Cataluña cargando sobre sus espaldas con el récord europeo del paro y la huelga general.

¿Cómo y cuándo cesar y sustituir a Zapatero? Esa es la cuestión urgente que tiene este país y no solo por los problemas internos y electorales del PSOE sino por el daño que su presencia está causando a España dentro y fuera de nuestro territorio nacional. Un daño acompasado por una enorme pérdida de prestigio y de credibilidad como la que refleja la última encuesta y que afecta a él y a todo su gobierno. La derrota de ayer de Zapatero en Madrid no fue el resultado de una batalla local entre un David y un Goliat, fue algo más profundo el reflejo, hasta en las bases electorales del PSOE, del hartazgo de Zapatero y la señal clara y contundente de que se tiene que marchar.