LABERINTO ELECTORAL CATALÁN

Artículo de Pablo Sebastián  en “Republica.es” del 11 de noviembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

El sueño de Artur Mas es conseguir para CiU la mayoría absoluta en las elecciones catalanas del próximo 28 de noviembre. El del PSOE consiste en que se estrelle Montilla en esos comicios, lo que consideran inevitable, y así dar por liquidado el gobierno tripartito y el pacto soberanista con ERC que tanto daño le han hecho al PSC y al PSOE dentro y fuera de Cataluña, para esta vez ofrecerle a Artur Mas apoyo parlamentario del PSC a cambio de que CiU apoye al PSOE en el Gobierno de España. El deseo del PP es que CiU no obtenga mayoría absoluta y que los votos de los populares den estabilidad a Mas, y CiU apoye al PP en Madrid si Rajoy no saca mayoría absoluta en 2012. Y el deseo de ERC y de otras minorías nacionalistas, es que Mas y CiU no lleguen a la mayoría absoluta y se presten a un pacto de gobierno independentista, algo que temen los dirigentes de CiU porque no consideran madura esa fruta, y previamente quieren poder recuperar algo de lo perdido en el estatuto catalán por la sentencia del Constitucional.

Esta noche comienza oficialmente la campaña electoral de las elecciones autonómicas de Cataluña bajo el síndrome del fracaso y del fin del gobierno tripartito de José Montilla y de las pretensiones soberanistas del estatuto catalán que en sus aspectos más políticos y polémicos fueron desmontadas por el Tribunal Constitucional. Y a no perder de vista el impacto de la crisis económica en esas latitudes como en el resto de España.

Tres premisas que auguran la victoria de CiU en los comicios pero que, a la vista de las últimas encuestas preelectorales, no confirman la posibilidad de que Artur Mas consiga con CiU mayoría absoluta para gobernar en solitario lo que abriría la puerta a distintos escenarios que facilite un gobierno fuerte y estable, tan necesario para afrontar los problemas económicos y sociales que sin duda son prioritarios para los ciudadanos catalanes, por encima de las reivindicaciones nacionalistas, aunque estas últimas inundarán como ya ocurre los debates electorales.

La derrota de Montilla en las elecciones se da por segura por la sencilla razón de que ha fracasado en todo: en sus devaneos soberanistas con los nacionalistas de ERC; en la política económica y social; y en la deriva pro nacionalista del PSC-PSOE que ha defraudado a sus votantes españolistas a los que ahora, tarde, mal y sin credibilidad, Montilla espera recuperar con un discurso pro español y renegando del gobierno tripartito y de ERC.

Sin embargo, la derrota de Montilla en Cataluña y el posible ascenso de Artur Mas a la presidencia de la Generalitat, incluye otra derivada también para el PSOE nacional y especialmente para Zapatero: el fracaso electoral de Zapatero y de su nuevo gobierno liderado por Rubalcaba, lo que podría conducir al actual presidente del Gobierno a anunciar oficialmente que no será el candidato oficial del PSOE en las elecciones generales de 2012, lo que obligaría a un congreso extraordinario del Partido Socialista, y daría a Rubalcaba la posibilidad de hacerse con todo el poder del partido para ser desde ahora el líder y candidato del PSOE.

No en vano la derrota del PSC-PSOE en Cataluña será la puntilla o punto final de este “horribilis” otoño de Zapatero marcado por la huelga general, su derrota en las primarias de Madrid, su entreguismo al PNV para sacar los Presupuestos de 2011 y finalmente cosechando una derrota catalana, una vez que ha entregado todo el poder del Gobierno y del partido al sector felipista del PSOE que lleva Rubalcaba en la cabeza del cartel.

Además Rubalcaba buscará un pacto de gobierno y estabilidad de CiU con el apoyo del PSC –similar al que el PP tiene con el PSOE en la País Vasco- para asegurarse la oportunidad de un pacto CiU-PSOE en Madrid si en las elecciones de 2012 los socialistas consiguen llegar a los 150 escaños lo que les permitiría gobernar con CiU, PNV y las minorías de la izquierda. Todo ello con el argumento de que el PP recurrió el estatuto catalán, y que ello no puede ser olvidado por Artur Mas.

Así pues está el laberinto de la política catalana, especialmente si CiU no logra, como parece, la mayoría absoluta. Un laberinto complejo y difícil de atravesar al menos hasta que las urnas no revelen los resultados lo que está al alcance de la mano, cuando termine la presente campaña electoral.