ETA,
CATALUÑA, DEUDA Y SÁHARA
Artículo de Pablo Sebastián
en “Republica.es”
del 11 de noviembre de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
A ver si va a resultar que las sorprendentes
confesiones de Felipe González sobre
sus responsabilidades en los crímenes del GAL están dirigidas a una
escenificación de un demencial y nuevo “abrazo de Vergara” con Arnaldo
Otegui en el papel del general etarra, en esto que se llama
el “proceso de paz” para erradicar el “conflicto político entre Euskadi y
España”, y no la simple búsqueda del final de una banda terrorista y criminal
que es lo única verdad.
Conocido el nivel de locura y soberbia de González y
el buenismo tontista de Zapatero,
quien en la cumbre del G-20 de Corea se permitió
–desde el país con más paro de la OCDE- darles a todos lecciones verdes y de
corte ecologista para luchar contra el paro (sic), nada se debe descartar en
medio de esta espiral de desgobierno –véase
el caos diplomático sobre el Sáhara- que impera en España y que en
el día de hoy tiene abiertos cuatro frentes decisivos: ETA, Cataluña, la deuda
pública y privada y el Sáhara.
En cuanto a ETA y el juicio de Otegui por el acto de Anoeta calificado por la fiscalía de apología del
terrorismo todo apunta, y la experiencia de la que fue fallida negociación de
Zapatero con ETA lo confirma, que ya está en marcha un nuevo proceso negociador
del Gobierno con ETA y Batasuna para legalizar a su brazo político antes de las
elecciones municipales de 2011 e intentar que ETA anuncie el final de la
violencia a ver si ello mejora las expectativas electorales del PSOE.
El movimiento y excarcelación de presos, las
declaraciones de Zapatero –”no serán en balde” los gestos de Otegui-, sus
ministros y del obstinado negociador Eguiguren –el
que ofreció a ETA en Loyola contrapartidas políticas para dejar las armas-, los
guiños de Otegui –quien aseguró que Zapatero y el PSOE esperaban su discurso de
Anoeta- y los movimientos de los presos etarras
confirman el caldo de cultivo negociador del Gobierno que niega todo sin decir
verdad, mintiendo con el mismo descaro que ya lo hizo en 2006 antes y después de la bomba de ETA
en Barajas que al final suspendió la negociación, que ahora se
reanuda.
Podría incluso darse el caso de que las confesiones de
Felipe González sobre su responsabilidad en los GAL formaran parte de este
escenario de falsa “paz”, o extraño “abrazo de Vergara”, entre los ideólogos de
ETA y el GAL (Otegui en el papel de Maroto y González en el de Espartero-,
según se desprende de las palabras de uno y otro). Aunque ello que merecería
otra escenificación mucho más realista y propicia para Francis Ford
Coppola como lo sería un film titulado “el abrazo de los Prizzi y los Corleone”. Sin duda
un título más cercano a la verdad de ETA y los GAL.
En las elecciones autonómicas de Cataluña, cuya
campaña electoral acaba de comenzar, se debate todo un modelo político
autonómico con claras pretensiones soberanistas que afectan a la cohesión
nacional española y a la solidaridad interregional. Amén de un espacio de
posibles alianzas políticas en Cataluña que podrían tener consecuencias en la gobernabilidad
catalana pero también en la española y nacional, si nadie se alzara en
Barcelona con la mayoría absoluta para gobernar. En esta contienda todo parece
indicar que el Gobierno y el PSOE dejarán caer a José Montilla –como en su día lo hicieron
con Maragall- una vez que lo dan por perdido y que fue causante de los
disparates nacidos del nuevo estatuto catalán que han dañado al PSC en
Cataluña, al PSOE en España y al conjunto de los españoles de manera general.
El PP huye de este
debate, a pesar de ser autor del recurso presentado al TC contra el Estatut, y centra su campaña electoral en cuestiones
radicales de la derecha española como son la inmigración, el terrorismo, las
pensiones y la crisis económica, pero sin desvelar el doble fondo de su
programa tanto político como económico y en espera de tener la llave del
gobierno de CiU, que es lo mismo que desean los nacionalistas radicales de ERC
e incluso el PSC.
Luego están la economía y las finanzas de las que
dependen el paro y el bloqueo de la actividad económica (en el tercer trimestre
del año), amén del creciente riesgo de la deuda de España (y la banca
española). Sin duda estos datos son muy preocupantes y en ellos brilla por su
ausencia un gran pacto nacional PSOE-PP para afrontar la situación, como se
debía de haber hecho hace ya un par de años. Sin embargo la pregunta que se
plantea es si vamos a peor o a mejor, y nadie está en condiciones de
responderla con seguridad y firmeza que requiere el caso lo que de por sí es
una mala señal.
Las noticias sobre el posible salvamento financiero de
Irlanda por parte de la Unión Europea ha marcado la cumbre
del G-20 de Corea donde por otra parte no parece que las grandes
potencias vayan a lograr un acuerdo sobre la guerra monetaria que libran los Estados Unidos, China y Unión Europea en pos de
mejorar sus exportaciones respectivas. Pero el caso irlandés lleva en su
interior un virus contagioso que se acerca a Portugal y que nos deja a los
españoles a las puertas de infierno de la quiebra nacional, que todas las
autoridades españolas y europeas desmienten, por el bajo nivel de la deuda de
nuestro país y los ajustes emprendidos para el recorte del déficit, los que el PP
asegura que son insuficientes. Pero sabido es que los especuladores de los
mercados solo juegan a ganador y pueden haber puesto en España sus ojos para
seguir la estrategia del dominó que se inició en Atenas, se acerca a Dublín,
atisba Lisboa y podría tener su objetivo final en Madrid.
Finalmente tenemos la crisis del Sáhara en la política
exterior, una vez que las citadas territorial, de Interior y económica están
como están. Pero aquí en la diplomacia no hay excepción y el gobierno vuelve a
defraudar dando un bochornoso espectáculo de improvisación y descoordinación,
como en ellos suele ser habitual. Las palabras, desmentidas y viajes de
Moratinos, Jiménez y Jáuregui hablan por sí solos y anuncian que España en la
crisis del Sáhara volverá a claudicar ante Marruecos como suele
ser habitual. Y en aras del talante y de la “diplomacia inteligente” que no
llevará pronto a suspender definitivamente la cumbre mediterránea de Barcelona
que por lo que se ve nunca se debió de convocar.
El Gobierno juega a la gallinita ciega, o las cuatros
esquinas, y Zapatero se pasea con los ojos vendados y la sonrisa boba por la
cumbre del G-20 asido al brazo de su traductora que le hace de lazarillo y
convencido de que esta podría ser su última cumbre y que no tiene nada que
hacer porque está a expensas de lo que hagan otros: ETA, los mercados, los
catalanes y el rey
Mohamed.